miércoles, 17 de noviembre de 2010

Icareando


Cuando la fuerza no me alcanza ni para levantar un libro y sumergirme en él, está el cine. No recuerdo cuál fue la primera película que vi. Es triste que mi memoria no la haya retenido. Pero sí recuerdo la primera vez que mis ojos se pusieron atrás de una cámara y sentí el poder inmenso de fijar realidades. Los cineastas son los grandes mentirosos por excelencia. Hacer cine es reinventar el mundo. Y cuando la política me asquea, las relaciones humanas me agobian y la adultez me golpea con su carga de monotonía y problemas, siempre puedo encontrar a la mano, una película que me lleve a otro mundo.


Que en un país como Guatemala se haga cine es un milagro, es una fiesta, es un camino hacia la verdadera esperanza hacia la apuesta al trabajo en conjunto, a nuevas realidades. Hacer cine es creer en la magia, en la alquimia y es tener el poder de concretar sueños. Estoy segura que si hay algo rescatable en este año 2010 en la historia de los guatemaltecos, es el esfuerzo de cientos, si no miles de artistas, técnicos, profesionales y entusiastas que han contribuido en producir más de una docena de largometrajes de ficción y cientos de cortos y documentales.


En Guatemala se hace cine, así como en Quetzaltenango, en Sololá, en Cobán y en Centroamérica. El Festival ÍCARO, producto del esfuerzo extraordinario de Casa Comal es la plataforma más esperada del año para poder conocer estos trabajos. Pero es el público, el cinéfilo, el que se sienta frente a la pantalla y cree, el verdadero Dios y Diablo de esta historia. En él se encuentra el poder de creer, de cambiar, de ser tierra fértil para nuevas realidades. Si no abarrota las salas de cine, si no compra las películas (en su versión pirata o legal), si no comenta, critica, recomienda, nada de esto tiene sentido.


¡Vamos pues al cine!


(Columna Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 17 de noviembre del 2010).

martes, 9 de noviembre de 2010

En sí mismo

(Fotaza de Carla Molina)

Llegará el día que se me olvidarán todos los passwords. Se mezclarán los años con los meses y los días; los nombres de mi gente serán una maraña compuesta de sonidos con dulce gusto a nostalgia. Será cuando la neolengua de la que hablaba George Orwell haya reducido mi capacidad de pensamiento y dé igual estar solo que sólo. La tilde como vestigio de lo que antes se acentuaba. La RAE jugando al dadá.
Pero parafraseando a Sabina, aún no ha nacido el pino del que estará hecha mi caja.
No es 1984 ni un Mundo Feliz, es la Guatemala que se precipita a un 2012 demasiado publicitado y poco comprendido. Un país polarizado más que nunca en sus desigualdades, tremendamente violento y temeroso de un Dios y una justicia que se lleva mejor con los pudientes que con los descalzos.
Pueblos y barrios que se vuelven trincheras, jaulas de oro, condominios como cárceles, hombres que a falta de trabajo y en la paranoia del miedo, se arman, se esconden en el anonimato colectivo y se erigen guardianes cavernícolas de la moral y las buenas costumbres. Mujeres que se visten de miedo y trabajo para no pensar. Y en el macro, los pronósticos pre electorales vienen ya chorreando sangre, oliendo a tranza consumada y a pueblo vencido. Me cuesta creer que exista un proyecto político que dé un giro positivo a este sistema corrupto y maleado.
Pero por otro lado, he visto el milagro atrás de ciertos espíritus libres y enteros, rebeldes eternos que cuando no mueren o son encarcelados contagian como poseídos de polvo de hada con su luz y energía. Como la ola cuando crece y cae con fuerza chocando en la arena, su presencia es capaz de crear ese caldo de cultivo universal de donde nace la vida. Que si es propia se ve mejor con mayúscula. La Vida como fin en sí mismo.

(La Lucha libre publicada en el Periódico el miércoles 10 de noviembre del 2010)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Propuesta 19


Vanguardista parecía la idea de que ayer los californianos decidieran en referéndum, si autorizaba el cultivo, la venta y el consumo de la cannabis sativa. De ganar el sí, esto sería una revolución cultural de repercusiones internacionales que sin duda afectaría la manera en que Estados Unidos combate las drogas en el mundo y también la vida de los consumidores de dicha planta, considera sagrada por muchos seguidores.

Ya desde 1996 en California está despenalizado el uso de la marihuana para fines médicos. Y este pequeño negocio deja ganancias de nada menos que mil millones de dólares al año. Clifford Schaffer, editor de MarijuanaBusinessNews.com asegura que "La marihuana es el oro del futuro en California” una motivación económica para aquellos que aman el pisto. Según cálculos de la DEA, Estados Unidos pierde más dentreinta mil millones de dólares al año al dejar en manos ilegales este negocio. Por ser California, hogar de antiguos hippies que consideran la marihuana un producto curativo y mágico, símbolo de la libertad individual, el cultivo doméstico de marihuana y su consumo privado y público no ha cesado nunca. La mitad de los 37 millones de californianos han confesado en las encuestas que han probado “un puro” al menos alguna vez en su vida.

El reto conflictivo consiste en qué hacer con los tratados internacionales. No sería lógico por ejemplo que vender y consumir marihuana en San Diego fuera legal mientras del otro lado de la frontera en Tijuana, se mate y asesine en nombre de la represión y la lucha contra el narcotráfico.

Habrá que ver qué pasa, mientras tanto di no al narcotráfico, planta tu mota.


(Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 3 de noviembre del 2010)