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Tanto criticar la Navidad tuvo milagrosas consecuencias en mi vida. Recibí varias cartas en desacuerdo con mi opinión sobre la virginidad de la santísima María, llenas de tanta sabiduría que golpearon mi escepticismo religioso. Una grieta se abrió en mi duro corazón. Justo el 25 me encontré, sin haberlo planeado, con la procesión de la Virgen de la Concepción. Caminaba por las calles y me la topaba de frente, no me dejaba pasar, me acosaba. La santa, aparecía y desaparecía ante mí con su milagroso manto. Hasta un torito con cuetes y fuegos artificiales me persiguió durante la noche, tirando luces y chispas de fuego. Pero no me quemaban, no me hacían daño. En un momento sentí tanto calor en el pecho y en todo el cuerpo, que pensé que me desmayaría. En el instante vi todo negro, pero logré escuchar la canción “Plástico”, de Rubén Blades, sonando de fondo mientras que atrás de una luz cegadora vi la más hermosa imagen del universo y escuché una dulce voz que susurraba: “Mujer de poca fe, soy la virgen del Tiempo Principia en Xibalbá, vengo a darte un mensaje para los hombres y mujeres incrédulos. Diles que vendrán tiempos de mano dura y crisis pero deben confiar en las profecías del 2012 y en los cambios que anuncia el calendario maya, pero sin olvidar al antiguo Rey Herodes quien mandó a matar a los niños de Belén insitutuyendo el día de Los Santos Inocentes que como tú, creen en las epifanías religiosas”.
¡Feliz día, y hoy dése el gusto mentir inocentemente!
(Publicada el miércoles 28 de diciembre del 2011 en elPeriódico).