miércoles, 30 de abril de 2008

El infierno ahora


Soy ese cangrejo cociéndose lentamente en el caldo de la vida. Estoy viva, pero muerta de calor. Mi ropa empapada de sudor, el sol quemando mis pupilas, el aire caliente oprimiéndome el pecho. No estoy en el puerto, pero es mediodía y la temperatura es simplemente insoportable. A esta hora, no me importa el capitalismo yankee, daría la vida por una coca cola bien fría, jamás por una pepsi.Podría ser un hielo derritiéndome sobre una piel y encontrar ahí mi verdadera vocación altruista. Viviría entre las aspas de un ventilador y saldría sólo a despeinar hombres de pelo largo y risa fácil.

Tanto calor produce fatamorganas en mi cerebro que quizá con un chapuzón en las aguas frías de mi laguito lindo, se neutralizarían rápidamente.

Pero hoy no puedo, debo mandar esta columna, leer los periódicos atrasados, sentarme frente a la computadora a ver si alguien quiere ser mi amigo en facebook, actualizar mi blog, mandar un artículo atrasado y unas fotos, entrevistar al experto, chatear con los amigos, solicitar una beca, reciclar algunos textos, armar un proyecto, hacer un disfraz de negrito sandía, pensar en las preguntas para Luis, mandar boletines de prensa, conseguir un certificado médico, bañar a la perrita, claro, comprar mi doble trampa (digo mi doble saldo), contarle un cuento a mis hijos y perderme la casaca de los colegas escritores en las Cien Puertas. Y el tiempo se me va acabando, tanto que la luz ha bajado de intensidad, el sopor se fue a chingar a los chinos y el sol comenzó su viaje hacia San Pedro La Locura.

Nada que fume produce en mí, tanto, tanto desequilibrio como saberme un cangrejo en cocimiento en el inmenso caldo de la vida.

Sólo me falta saber, quién se comerá mi sopa…


(Lucha Libre publicada en elPeriodico el miércoles 30 de abril del 2008)

martes, 29 de abril de 2008

¡De papasotes!


Día de...

Para escribir esta columna a menudo me baso en los famosos "Días de" ya que suelen ser una interesante fuente de motivos y temas que casi siempre se me escapan y que si no es por la coyuntura, no los llego a abordar. Así que esta semana me puse a buscar los Días de y descubrí, por ejemplo, que existe el Día del Voceador. ¡Qué bueno! Pues es gracias a tanto madrugador que usted me lee, yo me entero de lo que sucede en el mundo y además son fundamentales para la economía de un medio de comunicación. Felicidades a todos esas personas humildes y trabajadoras que tanto aportan silenciosamente a nuestra vida diaria. Hace poco también se celebró el Día del Libro que para mí tiene un significado especial, ya que fueron esos instrumentos literarios los que han guiado mi vida hasta este momento, son mis compañeros, mis amigos, mis mejores amantes, mis peores enemigos; son los libros los que me han movido toda la vida en busca de nuevas aventuras. Así que, hágame el favor y lea un libro, como dicen por ahí, pare de sufrir.
También este mes se celebró el Día de la Tierra, pobre viejecita mía, tan violada diariamente, tan aguantadora, tan silenciosa en su inmensa labor diaria de cargar en su espalda a humanos tan desagradecidos como nosotros los terrestres. En fin que tanto día dedicado a… me ha puesto a pensar en lo irónico que son algunas de esas celebraciones impuestas por la agenda mediática. Pensemos, pues, en el primero de mayo, Día del Trabajo. ¿No les parece irónico que ese día se homenajee con feriado? ¿No deberíamos trabajar más, en todo caso? O cómo el Día del Diablo, que se le regala fuego a un tipo que vive en el infierno por malo. Es como darle una ofrenda, no un castigo. Y no digamos, pues, el mentado y comercializado Día de la Madre. El colmo de los colmos es que les den feriado a los niños en los colegios. Imagínense a las pobres madres que no tienen feriado volviéndose locas viendo quién les cuida a los niños en dicho feriado o tratando de trabajar con el crío jalando la falda y diciendo; ¡mamá, mamá! ¡Qué tierna manera de recordarnos la maternidad!
En fin, feliz día… de…
(Columna publicada en el Quetzalteco el martes 29 de abril del 2008)

miércoles, 23 de abril de 2008

Con los pies en


Esta de cumpleaños, la madre de todas las grandes, la señorona Tierra. Femenina es por excelencia, redonda como un vientre de mujer embarazada. Los humanos que como piojos y liendres habitamos en ella, mas chingando que ayudando, disimuladamente hacemos como que la homenajeamos. Hoy no tiro basura en la calle, fumo diez cigarros menos, dejo mi carro en casa y me voy en bicicleta, también apago el celular. Otros con más presupuesto, organizan foros, conferencias, estudios para medir el impacto del hombre sobre el planeta que habitamos.
Yo particularmente pienso que la única forma digna de celebrar a la Pachamama, es salir como un niño, dejando en casa las cosas que estorban, con un kit de jardinería en la mano y algunos arbustos en la otra. Alejarse del asfalto, del sol abrasador, caminar un poco más lejos del mundanal ruido. No importa si son semillas de lechuga o de girasol, quizá un ciprés o un cocotal y si es de los que se las llevan de gruesos pues lleve su mata tierna de Cannabis sativa o de Erythroxylum coca.
La idea es dejarse llevar por el instinto animal, buscar en los recuerdos del abuelo mono para buscar el lugar adecuado donde la tierra este fresca y suave, donde sea fácil meter la pala y remover. Lo más importante es que después de un rato, se vea en la satisfactoria necesidad de tirar los instrumentos a un lado y meter las manos en tierra, sin miedo, como si su madre estuviera muy lejos y no lo viera. Dejar que entren en contacto sus dedos con la materia a la que pronto volveremos. Sienta lo rico que es, las uñas sucias, los dedos jugando con las piedritas y la arena, la sensación dulce de la niñez que explora en el campo.
Déjese llevar, quiérala un poco, mímela, mire que madre como ella, solo hay una. Y metáfora no es.

(Columna Lucha Libre del 23 de abril del 2008 publicada en elPeriodico)

martes, 22 de abril de 2008

Cuando todo sube

No se crea que le sucede sólo a usted. Ahí esta su vecina, su suegra y su prima en la misma situación. Ya no alcanza el dinero para las cosas básicas. Se comenta en los cuchubales, en la camioneta y en el mercado. Ya no importa que solo compremos marca Zuli y que hayamos dejado los lujos para momentos especiales. Ha subido tanto la canasta básica, la gasolina, las cosas simples y cotidianas de la vida, que todos hemos tenido que empezar a hacer sacrificios. Eso o inflar la tarjeta de crédito cómo si fuese un globo que nunca volveremos a ver, pero que lamentablemente no es así pues entre mas crece más cuesta pagar la deuda.
La gasolina ha llegado a un precio altísimo, el dólar bajo y nuestros sueldos siguen siendo igual de anoréxicos que hace algunos años. Más de alguna vez, suspiramos pensando en el dinero fácil, en la promesa de comprar y comprar sin sufrir la deuda. Pero es que en esta vida consumista que nos toco vivir no tenemos muchas opciones para evadir el tropel imparable de comprar y comprar para sentirnos que somos alguien que vale la pena.
Y es por eso que viene a mi mente aquella frase que escuche quizá primero en un concierto de Facundo Cabral, y es que: "rico no es el que más tiene si no él que menos necesita". Y eso quiere decir que tenemos que aprender a desear menos entrar a la maquinaria del consumo. No somos más bellas por usar shampoo marca "mataras", tampoco somos mas hombres con el desodorante Axel y tampoco llegaremos a ser grandes seres humanos por llenar nuestras tarjetas de debito y crédito con deudas imparables. ¿Cómo volver a la inocencia del niño que no conoce marcas? ¿Cómo ser felices sin creer en la promesa del poder del dinero?
No es tan difícil, piénselo bien ¿vale la pena el sacrificio que significa tener que aparentar ser, tener y consumir toda la vida? ¿Vale esa blusa, el reloj, el carro, tanto como para sacrificar tiempo con los niños o con esa mujer que ama? ¿Es el dinero el único camino de la felicidad? ¿O tenemos la opción de ser diferentes y fijarnos en el interior, en la alegría o en la profundidad de una mirada?
Piénselo bien y vera como la carga del consumismo va desapareciendo.

(Lucha Diaria publicada en elQUetzalteco el martes 22 de abril del 2008)

miércoles, 16 de abril de 2008

La doméstica

Nació desnuda con el grito de libertad atravesado en su garganta. Tomó aire y expulsó de sus pulmones la sobreprotectora presencia de su madre. Los primeros años de su vida, no soportaba la ropa en el cuerpo, era solo piel sintiéndolo todo. Comerse los mocos, tener las uñas sucias, el pelo eternamente alborotado por el viento del norte, reír a carcajadas sin ninguna razón aparente, abrazar al perro y quedarse horas enteras bajo la enorme mesa viendo las várices de la abuela apretadas por las medias.

La Tierra siguió danzando sobre su eje, y el camino de la vida la llevó a la escuela donde a fuerza de castigos y amenazas lograron que pidiera la palabra, que cruzara las piernas al sentarse, que ahogara la risa fácil y el deseo de saltar por los aires, cada vez que la felicidad tintineaba en su corazón.

Aprendió a domesticar su cabello salvaje, a no gritar, ni reír tan recio, a no tocarse sus partecitas, ni enseñar los pechitos, y sobre todo a matar de un tajo los impulsos e instintos que la hacían parecer un animalito inconsciente.

Creció y descubrió que los ojos de los hombres tenían un abismo irresistible, una cárcel para ella. Le dieron un anillo, garantía de posesión, una luna de miel, el calor de un hogar, la seguridad de amamantar a las crías. Ella de él. Él de ella. Propiedad privada para el deseo, una jaula estable lejos de los ruidos de la selva, orgasmos a volumen moderado, nada de arañazos en la piel, ni gritos que asusten a los niños que sueñan con los angelitos.

A veces, a través del viento, le llegan los cantos de los pájaros. Cierra los ojos e imagina el color de sus plumas, la forma del pico, los trazos de sus alas en el cielo, el viento marcándole el camino. Respira profundo, ahoga el grito en su alma y fantasea con esa libertad prohibida para un animal domesticado como es ella.

(La Lucha Libre, publicada el miércoles 16 de abril del 2008 en elPeriodico).

martes, 15 de abril de 2008

Ciento ochenta

Los campesinos marchan, la gasolina sube de precio otra vez, la desnutrición se come lentamente a nuestros niños, Colom va tarde en sus mandados, Ríos Montt no se inmuta, y los guatemaltecos anhelan un país unido y desarrollado. Así describe la prensa nacional lo que sucede en nuestro terruño. Yo, mientras tanto, me debato entre mis propios problemas y pierdo la conciencia demasiado rápido ante el olor a tierra mojada que estos días invade mis sentidos. La época de lluvia se nos viene encima demasiado rápido y ya tendremos que ver cómo solucionamos los problemas que trae tanta agua y tan poca prevención. Mientras tanto, los días van pasando rápidamente, y los sueños que teníamos de niños se llenan de lodo y se secan para siempre. A veces siento que me cuesta demasiado lograr balancear mi vida interior, mis sueños y anhelos con las posibilidades de lograrlos que tengo en un país como mi Guatemaya. Es como querer volar con unas alas inmensas y tener una ventana del tamaño de un maní para salir al infinito. Así me siento cada día que tengo que aprender a vivir con un niño moribundo en mi banqueta, con un viejito abandonado en mi conciencia, con los ojos de agua de la niña en el semáforo, con el hambre en forma de lombriz, comiéndose el futuro. Me siento sola en mis luchas, ridícula en mis anhelos y abandonada por el Estado en mis deseos de ser parte de la respuesta y no del problema. A veces me cuesta ver una salida, una solución para la cantidad de problemas que parecen aquejar a mis conciudadanos. El racismo, la discriminación, el egoísmo, la falta de identidad, están muy arraigados en todos los guatemaltecos, y como los borrachos que niegan su problema, nosotros enterramos nuestros trapos sucios en justificaciones ilógicas. ¿Seremos seres capaces de luchar por un lugar digno para vivir? ¿A que rumbo queremos llevar el país? ¿Tenemos un sueño común? En fin, lo único que podemos hacer es luchar en nuestra vida diaria por no reproducir la maldad que nos rodea, ni el egoísmo ni el consumismo que nos come la vida interior como un cáncer moderno. Ser el cambio de 180 grados.

(Columna Lucha Diaria publicada en elQuetzalteco, martes 15 de abril).

lunes, 14 de abril de 2008

Otro textito de (Canela Fina)

(Foto: La felicidad de ser perra sin complejos ni pretextos)

Pájaros en los oídos
Siempre me acuesto contigo pero inevitablemente a veces amanezco con otros.
Miento un poco y juego a ser la puta. Aquí no hay arrepentimientos, yo no pido compasión, ni compresión. Solo es que a veces me canso de ser la señorita que esconde sus ganas de revolcarse en muchas camas.
Pero amor, no te agobies por los otros pájaros que cantan en mis oídos, por las manos y los cuerpos, el sudor, los besos y los versos. Porque hay algo que yo no soportaría: perder tu son enredado en mis caderas. Sería como atravesarme alma con la amargura cargada de estos versos baratos.

martes, 8 de abril de 2008

Gatear en Guatemala

(En la foto: Joaquín, Ariana y el Nico, recién nacido 2005)

Cómo sería hoy ver el mundo desde los ojos de esa niña que fui, cuando todo era inocencia, risas y gritos en el reino del desorden, los dulces y las travesuras. Tengo pocos recuerdos concretos de mi primera infancia pero casi todas son sensaciones placenteras en pasajes salpicados de bruma en mi memoria. Fui una niña privilegiada, nada de desnutrición crónica en mis regordetes cachetes. Lo más que llegué a sufrir fueron las torturas sicológicas de mis hermanas grandes, que seguramente envidiaban mi privilegiado lugar de eterna hija chiquita.
Ahora que el tiempo ha pasado, disfruto mucho del mundo mágico en que viven mis dos niños. Con respeto y un poco de temor, intento cada día que las cicatrices que hacen fuerte el carácter de los chiquitos, no sean de golpes, ni gritos, ni violencia, si no sólo pequeños frenos a los excesos propios de la vanidad y el egoísmo de todo ser humano. Disfrúto de ver como reinterpretan las palabras, construyen conceptos y miran hacía el futuro con esa visión tan mágica que sólo viene del alma de los chiquitos.
Vienen a mi mente estas reflexiones pensando en tantos niños y niñas que no pueden volver su memoria al lugar cálido que debería ser el reino de la primera infancia. Y deseo con toda la fuerza de mi lucha una Guatemala más humana, que no olvide a los que viven en orfanatos, las que duermen en las banquetas, los que cargan leña, las que cuidan a sus hermanitos, los que venden en la calle, los que recogen basura, los que trabajan con pólvora, las abusadas, los explotados, los que lloran y no tienen quién los consuela, los que quieren amar y solo reciben verga.
Todo mi amor, mi esperanza y mi respeto para los duendes de este país.


(Lucha Libre del 9 de abril del 2008 publicada en www.elperiodico.com.gt).

lunes, 7 de abril de 2008

Dar la talla

He olvidado ya su nombre pero su historia me persigue sin cesar. ¿Cuántas veces lo he visto y me he topado de frente con la impotencia? Solo su figura menuda y triste es un golpe a cualquier corazón. Dice que tiene diez años, parece de cinco y ha de tener unos doce. Es un niño adulto que lleva amarrado a su frágil espalda durante más de diez horas diarias a su hermanito que tendrá unos 3 años pero parece de uno. Juntos como duendecitos de una tristeza absoluta suben y bajan la Avenida Santander en Panajachel ofreciendo muñequitos típicos irónicamente destinados a pegarse en refrigeradoras llenas de comida que estos dos niños nunca disfrutarán. Porque en sus tripas solo caben las tortillas tiesas que le da de vez en cuando su madre (si es que lo hace), los ricitos a los que algún alma caritativa los invita, o las sobras que alguien les regala.
Cada vez que los veo, me siento completamente inútil en este mundo. ¿Qué puedo hacer? ¿Demandar a los padres por abandono y explotación laboral infantil? ¿Pedir que los trasladen a un orfanato para que sean violados y torturados por otras personas? ¿Demandar al Estado de Guatemala por indiferencia ante la muerte lenta que vive la niñez en este país? ¿Entrar a robar las latas que se pudren en los lujosos chaletes del lago? ¿Volverme Lucha Hood y robar a los ricos para dar a los pobres? Nada de eso puedo hacer, mis capacidades no llegan a tanto. Solo puedo escribir su historia y eso no me da ningún tipo de consuelo.
Lo más triste es que él es sólo un niño más del vergonzante millón de infantes con desnutrición crónica que como fantasmas viven en Guatemala. Todos ellos tienen un destino común marcado por el deterioro intelectual y biológico que viven sus cuerpos frágiles.
Lo que mas cólera me da, es que la desnutrición podría curarse rápidamente. Guatemala es un país inmensamente rico, se ve al darse una vuelta por la Cañada, por la zona 10, 15 por Carretera a El Salvador. ¿Cuánto dinero desperdiciado en moda, en lujo en apantallar? ¿Cuánto egoísmo hemos cosechado que sólo nos deja ver nuestras necesidades? ¿Es que nadie ve que este millón de niños desnutridos es un boomerang que tarde o temprano nos caerá de regreso en nuestras nutridas caras?

(Lucha Diaria publicada en el quetzalteco el martes 7 de abril del 2008)

viernes, 4 de abril de 2008

Para los que se lo perdieron (va un cuento)

Zucaritas y Camarones
o
El último año del colegio

Habían nacido perfectas, hermosas. Venían de familias poderosas, hijas de hombres importantes, de mujeres agraciadas a fuerza del bisturí y cosméticos finos; eran la crema y nata de la burguesía. Les decían las Zucaritas por riiiiiiiiiiicas (con exceso de is) y eran las más populares del colegio. Ellas sólo salían con “los camarones” que por supuesto eran guapos, ricos y bronceados, aunque torpes con las analogías. (pienso pues en el hilito de mierda que corona dicho crustáceo).

Yo ni era Zucarita, ni salía con camarones. Aunque una vez estuve cerca.

Fue un día, mientras arreglaba mi looker, cuando la Ale Gutiérrez, la mas simpática de todas las Zucaritas, se acerco a mi y entre paja y paja, me pidió "que porfis" le consiguiera algo de hierba, pues ella sabía que yo tenía contactos.

No lo podía creer; La capitana de las cheerleaders, haciéndome ojitos, sonrisitas y pidiéndome un "favorcito". Por supuesto que no iba a ser tan idiota de darle a la primera mi poca hierba –que vaya si me había costado conseguir-.

Esta era una oportunidad para aprovechar. Así que le solté un grandísimo discurso, sobre el peligro de las drogas, lo difícil y lejano que era conseguirlas y el costo económico que representaba hacerlo.

Me dijo que por supuesto ella pagaría todo lo necesario y podía además prestarme un carro con chofer y todo incluido para ir a traerla a cualquier lugar.

Yo le dije, que bueno, pero que no estaba dispuesta a irme con un guardaespaldas o un chofer a hacer ese tramite, que lo haría pero si me acompañaba su novio. Paul no era el más guapo de la promoción pero tenía las mejores piernas y se movía tras la pelota como un jaguar tras su víctima.

Así que sin mucho esfuerzo, me encontré montaba en un Porche, no recién salido de la agencia, pero al menos de modelo reciente. Y encima iba acompañada por Paul.

Ya montada en el vehículo me di cuenta que no tenía la mas mínima idea de a donde iríamos, yo nunca había comprado mota en mi vida. Siempre había fumado a costa de mis amigos y de regalado. Pero todo había sido tan rápido y tan fácil que sin darme cuenta había dicho que sí a algo que para mi eran tan imposible de conseguir como para las Zucaritas.

Lo que hice ese primer día de búsqueda fue aprovechar el chofer y la compañía para ir de visita a casa de algunos viejos amigos que llevaba tiempo de no ver. Y como Paul me esperaba en el carro, yo bajaba a platicar, hacía algo de vida social, y luego salía diciendo que no había conseguido nada, pero que me habían dado otro contacto y que quizá ahí, si encontraríamos algo. Así pasamos ese primer día de búsqueda.

Al día siguiente optamos mejor por dejar su Porche estacionado en mi casa y salir en mi Nissan viejo que no causaba problemas de estacionamiento, ni topaba en cada hoyo, ni túmulo de la ciudad. Mi Nissan se quedaba abierto y nadie osaba voltearlo a ver.

Pasamos otro par de días paseando por la ciudad, Paul era una caja de sorpresas; amable, bastante ingenuo, un buen chavo que había pasado encerrado en una jaula de cristal casi toda su vida. Conocía la libertad que Miami podía darle y punto.

Esos días almorzamos garnachas en el mercado central, refaccionamos shucos del Liceo, nos escapamos a conocer el Cerrito del Carmen, visitamos la feria de Jocotenango y encima nos metimos a ver una película pornográfica a los Capitol.
Fue ahí cuando nos besamos apasionadamente por primera vez en una oscura y maloliente sala de cine. Salimos agarrados de la mano, enamorados y calientes.

Desde hacía un par de días ya no hablábamos de la mota, ni de la Ale, ni del colegio, éramos solo dos jóvenes conociéndose y amándose. Pero eso no podía durar para siempre. No había sido mi intención agarrarme al Paul, ni mucho menos empezar una relación. Lo nuestro era imposible, el noviazgo de ellos era de esos de toda la vida, con padres involucrados, empresas esperando fusionarse cuando se firmará la boda, boda planeada desde hacía tiempo para hacerse un año después de la graduación del colegio, etc, etc.

Así que antes de que pasará a mas, decidí por fin deshacerme de mi único mozote de marihuana y regalárselo a Paul y a la Ale.

Esa mañana cuando entré al colegio, llegue directo al looker de la Ale. Ahí estaba ella perfecta, vestida de palo rosa, ordenando sus cuadernos por colores.

- Toma, es lo que conseguí. No es mucho pero te va a pegar y te puede gustar.

- Ala... que linda, gracias ¿cuánto le debo?

-
No, no es nada, al final me la regalaron. Disfrútensela...

- Bueno, es que ahora no se con quién fumarla. Paul cortó conmigo ayer y no me atrevo con nadie mas. Siento que mi vida no vale nada.

- Si quieres fumamos juntas después del colegio.

No se ni porque dije eso, fue espontáneo, me sentí mal, me dio lastima ella, tan perfecta, tan linda y tan estúpidamente sola y vulnerable.

Así que después del colegio nos fuimos juntas a la terraza del Teatro Nacional. Subimos de día, entre laberintos de azulejo. Ya arriba prendimos el puro y nos pusimos realmente estúpidas, yo tampoco era experta, así que me puse idiota. Nos reímos durante horas enteras de puras pendejadas, la Ale ya no pudo aguantar y se orinó de la risa en sus pantaloncitos rosa. Bajamos tambaleando por todo el teatro, encontramos una puertita abierta y nos metimos a los camerinos, por pasajes cerrados y puertas misteriosas, jugamos, nos escondimos, la pasamos bien.

Luego ella se cambio de ropa en el carro (siempre llevaba una mudada extra) y nos fuimos a un barcito bohemio a terminar de pasar la pedera. Comimos algo, tomamos un par de cervezas y platicamos muchísimo. Le presente a unos amigos artistas, barbudos, interesantes y la Ale, derrochaba simpatía, hasta parecía saber algo de arte y encima se mostraba sensual y provocativa con ellos. Yo estaba cansadísima y me despedí, ella me dijo que se quedaría un rato más con Alvaro, un artista conceptual. No supe más de ella.

La rutina regresó a mi vida, casi no me topaba con Paul y la Ale en el colegio, todos estábamos en la onda de los exámenes finales, de preparar la graduación y la nueva vida que nos esperaba.

Por fin llego la noche que todos habíamos anhelado durante un año entero: nuestra fiesta de graduación en un hotel de lujo.

Las Zucaritas iban todas divinas con trajes de noche finísimos, peinado de salón y maquillaje profesional. Los camarones, entre ellos Paul, por supuesto de impecable frack.

Hubo un discurso de despedida, y la entrega de los premios a los mas deahuevo de la clase.

El de la pareja del año, fue para Paul y la Ale, que lucían regios como una pareja de artistas de cine.

Yo me emborraché con tequila, vomité durante toda la noche y luego me fuí con mis verdaderos amigos a esperar el amanecer a un mirador, y a probar por primera vez en mi vida, la cocaína.

Lucía Escobar

martes, 1 de abril de 2008

Canela fina


Si fuera José -sólo José- no tendría ese pene atrofiado, ni escribiría al respecto con esa pasión. Regina Galindo, es de todas, sin duda la más incomprendida. Yo misma la he hecho picadillo por no entender la manera en que utiliza su cuerpo para dar a conocer su arte. Tiene poemas pequeños como balazos y escribe también cuentos, igual que Alejandra Flores, otra escritora que usa la pasión como catarsis para crear, trabajar y vivir. En su intento por derrotar la ternura, la Ale trasparenta el mal.

De Jessica Masaya, la mujer que no se aburre, me gustan sus cuentos cortos porque ha menudo me veo reflejada en alguno de sus personajes urbanos perdidos en cócteles y fiestas. De Andrea Aragón, podría decir que la conozco más por sus fotografías que por sus textos y que esta lectura será excelente para internarse en sus letras, que si las teje como las imágenes, seguro serán impactantes.

Claudia Navas tiene una locura que no es nada ordinaria y que a menudo se refleja en sus columnas de opinión o en aquellos poemas que escribe en sus noches gatunas y que se alimentan de lecturas oscuras y corrosivas. Y Rosa Chávez, promotora de esta reunión de “canelas finas”, puedo decir que es una poeta con raíces potentes en la mística maya y ramas que intentan cruzar los cielos y llenar las casas más vacías. Así que ya saben: Lectura de cuentos cortos y poesía con Andrea Aragón, Jessica Masaya, Claudia Navas, Alejandra Flores, Rosa Chavéz, Regina Galindo y yo, que intentaré ponerme cuentera sin amisharme.

Así que los esperamos, juntas y -por qué no- revueltas en el Observatorio Cultural La Banqueta (2ª. Avenida 11 Zona 1, Ciudad de Guatemala) mañana a las 20:00 horas.

(Lucha libre del miércoles 3 de abril del 2008 en elPeriòdico).