miércoles, 28 de noviembre de 2012

Guatedisney

Sueñan con vivir en un mundo de fantasía. Piensan que sería tan bonito un país donde se patine en hielo y los copos de nieve blanqueen nuestros techos, así como la manzanilla aclara nuestro cabello. Comeremos pavo, agradeciendo a nuestro único Dios que nos dio un día más para comprar y aprovechar las negras ofertas del viernes que harán que nuestro hogar se parezca al que brilla en la pantalla plana. En este mundo ideal es deber censurar a las mujeres desnudas y crucificadas que atentan contra la sagrada religión oficial. ¡Qué de mal gusto ese recordatorio inútil de la violencia nuestra de cada día! La religión oficial se respeta, pero de las creencias de los “otros”, bien vale sacar raja. No me extraña que la cajita feliz, Baktún 13
gane algún premio gerencial. Qué bonito vivir de espaldas a la realidad y gastar más de un millón de quetzales en remodelar la casa de descanso del gobernante, mientras hay familias enteras que pasarán los días más fríos de su vida en refugios o en la calle. Para que el país sea perfecto, haría falta sacar todo el oro y minerales vendibles que hay en las montañas y volcanes del país que solo sirven como paisaje inútil, mientras que explotadas y dinamitadas aplanan nuestro paisaje (mejorando la sagrada libre locomoción) y además dejan comisión. Hablando de comisión, imagino que los diputados que regalaron las frecuencias de televisión y radio, sacaron suficiente dinero para comprarse casa en Miami, y pasar las vacaciones en el sagrado mundo de la fantasía. Porque Guate es demasiado real.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Paradojal y surrealista

Las buenas noticias las encuentro amontonadas en las secciones culturales de los periódicos, muchas veces reducidas a breves notas, apenas comentarios, pincelazos de una realidad fértil y diversa en su expresión. Pero afuera en restaurantes, bares, calles, teatros, centros de estudio, en todos los rincones de Guatemala hay poetas, pintores, cineastas, músicos, artistas que aportan desde sus distintas disciplinas un rico caudal de conocimiento, debate, crítica y propuesta que rebasa los límites de “lo bello y lo estético” para insertarse también en el pensamiento político y en lo cotidiano. En un país donde el presupuesto se va en lo “urgente” queda poco para lo importante, pero estoy convencida de que si nuestros gobernantes no robaran tanto, habría dinero de sobra para apoyar la creación artística como se lo merece. Pienso en Joaquín Orellana, en su año y en el enorme esfuerzo que hacen sus amigos por agasajarlo en vida, convencidos de la suerte que tienen de conocer a un genio tan lúcido y activo. No es suficiente que particulares asuman un papel que debería cumplir el Estado. Ningún gobierno, entidad o empresa ha tenido la lucidez de apoyar seria y continuamente sus proyectos. El legado del compositor rebasa los límites de las fronteras, es universal. Joaquín tiene una plaza que lleva su nombre como Tasso tiene una banca. Pero el mejor compositor de Guatemala no tiene un piano donde hacer música, nunca ha tenido un piano propio, como dice Orellana: “así de paradojal y surrealista es este país”.
Foto cortesía de Morena Joachin Pérez.

jueves, 15 de noviembre de 2012

De ocas silvestres

Nunca me habían dado tantas ganas de vivir en otro país como siendo libre en las calles de Berlín. Muchos años antes que yo, el poeta Otto René Castillo sintió esa magia que plasmó en el poema Todo Berlín está en tus ojos . Regresar a casa sola de madrugada sin miedo a que me descuarticen, dejar mi bolsa en la barra de un bar y bailar sin preocuparme de que me la roben, abrirme al diálogo con personas diferentes son ejemplos ‘light’ de cómo me sentí. En Guatemala se nos olvida que lo normal es no sentir paranoia y no al revés. Berlín es un bastión de la rebeldía, la solidaridad, la cultura, la tolerancia y el punk, manifestar aquí es un deber ineludible. Es una ciudad que entiende que la diversidad es ganancia. En el cielo las ocas silvestres vuelan ordenadas hacia otros países en busca de una vida mejor, pero para los humanos migrar es durísimo, se necesita mucho coraje para dejar atrás los amigos y la familia, y si no que lo diga Nim Alae, el primer exiliado político en tiempos de “paz”. A veces es lo único que queda para no morir asfixiado en la desastrosa realidad que nos mueve al piso y nos vota al suelo cada cierto tiempo, metafórica y literalmente. Es terrible que sea más fácil viajar para las cosas que para las personas. Este año se firmó el Acuerdo de Asociación (un tratado de libre comercio) entre la Unión Europea y Centroamérica, que favorece a los grandes empresarios para que puedan exportar sus productos. Los perdedores como siempre son los pequeños negocios que no pueden competir de igual a igual con los dinosaurios. Quiebras, desempleo y más migración nos espera. Envidio tanto a las ocas silvestres.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Nunca más

A los alemanes les costó mucho aprender que en las guerras nunca hay ganadores y que masacrando pueblos y razas no se llega a nada más que a la vergüenza. Para que nunca más se les olvide llenaron de recordatorios y placas toda Alemania. Ahí donde murió un judío hay un monumento para que no quede duda del horror. Supongo que conscientes de lo terrible de su propia historia, se preocupan cuando ven que en otros países se repite el genocidio o el racismo. La semana pasada organizaron en Frankfurt el simposio Guatemala, nunca más
con el fin de conocer más a profundidad cómo vamos en la construcción de nuestra anhelada paz. El 2,012 les pareció una fecha adecuada porque se cumplen 30 años de la cúspide de la violencia y 20 años de la entrega del Premio Nobel de la Paz a Rigoberta Menchú. Un panel ecléctico en territorio neutro intentó dar luces de la realidad del país y yo fui una de las invitadas que intentó responder: ¿Cuánto hemos avanzado en los Acuerdos de Paz? ¿Estamos construyendo una democracia? ¿Cuál es el camino que nos falta recorrer? Por mucho que debatimos no logramos llegar a una conclusión certera. Para mí fue valioso el encuentro porque en Guate casi no hay espacios de debate. Pareciera que tenemos miedo a recordar, no le hemos encontrado el chiste a la memoria, a la verdad y a la justicia. Palabras que ojalá sigamos oyendo por mucho tiempo para que nunca más se repita la historia, para que nunca más regresemos a la indiferencia o al miedo de luchar por un mejor país. Si algo tengo claro es que solo nos queda seguir avanzando, pasito a pasito.