martes, 31 de enero de 2012

Ensueños blindados



Con la idea de alimentar mi memoria histórica he vuelto a ver Ensueños Blindados de la trilogía documental de Mikael Wahlforss. Es un retrato muy crudo de la “alta sociedad” guatemalteca en la coyuntura del golpe de Estado de Efraín Ríos Montt en marzo de 1982. Ahí vemos al general, ahora retirado, robando cámara, arrebatado y exaltado, proclamándose amo y señor de Guatemala. Discurso de Cantinflas, bigote hitleriano y Biblia en mano, gran orador forjado en el pastoreo evangélico y en la rudeza militar. Parece una mala pesadilla cuando graznando dice: “Vamos a matar pero no a asesinar”. Nadie diría que es el mismo viejito astuto pero asustado que acapara las portadas de los periódicos. El mismo militar que hablaba del pecado de robar pero que hoy cuenta con la suficiente capacidad económica para poder pagar medio millón de quetzales en efectivo y así irse a dormir tranquilo a su casa. ¿Dormir tranquilo? ¿Qué sentirá cuando transita la película de su vida frente a él? ¿Cómo justifica su indiferencia ante el dolor humano? ¿Qué opina de los testimonios de aquellos niños sobrevivientes a las masacres? ¿Podía el fin de acabar con el comunismo justificar que los medios para lograrlo fueran violar, torturar y masacrar a la población civil? ¿Pasar a la historia como genocida era lo único que podía hacer? Coincido con Juan Luis Font que si Ríos Montt tuviera el valor de hablar, contribuiría como nunca antes en la historia del mundo, a entender uno de los capítulos más terribles de nuestra violenta historia. Pero parece que le comieron la lengua los ratones.


PD:Foto "prestada" de http://www.jorgecabrera.com
PD2: Lucha LIbre publicada en elPeriódico del miércoles 31 de enero del 2012.

miércoles, 25 de enero de 2012

De romper ciclos


La idea de subir un volcán en masa como muestra de repudio por la violencia me parece un lindo gesto, un símbolo colectivo de compromiso con la paz. Una paz, que como a una cima, cuesta llegar y se logra dando pequeños pasos o con infinidad de gestos cotidianos. “Gesto” viene de gestar, y quizá en la mente y en el corazón de los 10 mil excursionistas del fin de semana, se sembró una semilla de participación activa en la construcción de tan ansiada paz. Quiero imaginar que los voluntarios de la cadena humana regresaron con bolsas o costales llenos de basura demostrando que son capaces, más que de gestos simbólicos, de acciones concretas. En ese positivismo hasta soy capaz de creer que el temblor del sábado fue un estremecimiento sincero del volcán de Agua, ante el abrazo entusiasta de los escaladores. O quizá un intento por sacudirse a los helicópteros que lo sobrevolaban. Lástima que los gestos simbólicos sirven de poco para romper los ciclos de violencia tan enraizados en nuestra sufrida Guatemala como la matanza ocurrida esa misma noche en una discoteca en Villa Nueva cuando murieron 9 personas y otras 20 resultaron heridas. O los otros asesinatos del fin de semana, los muertos de ayer, los asesinados de hoy y los que se irán mañana.

Para romper el ciclo hay que eliminar el machismo, el racismo, la corrupción y el egoísmo. Romper el ciclo también es educar, opinar, pagar impuestos, creer y usar los tribunales de justicia. Romper el ciclo es amar más y desear menos. Romper el ciclo nos va a costar más que mil ascensiones al Éverest.

martes, 17 de enero de 2012

Kaibil en baktu’n

Mis traumas de la vida política nacional comenzaron al ver a Vinicio Cerezo, whisky en mano en su yate Odiseo. Estudiaba el último año del colegio cuando Serrano Elías nos obsequió unos días de feriado con el famoso autogolpe. Me impactó la portada y los editoriales en negro del Siglo XXI que por esos días se llamó Siglo XIV. Gran lección de periodismo en tiempos de censura. De Ramiro de León Carpio sólo puedo decir: ¡qué huevos tibios! Para cuando quedó Alvaro Arzú, Tonatiuh, el señor de la piñatización, yo ya votaba. Dios me perdone si lo hice por él, en memoria de Sas Rompich y de Monseñor Gerardi. ¡Y luego Portillo con sus muertos de Chilpancingo a cuestas y la sombra “zopilotosa” de Ríos Montt detrás! De Berger me crispaba su racismo y la deuda en que dejó sumido al país. El disque aj’qij Colom pasará a la historia por ser el primer social demócrata que defendió primero los intereses de las grandes empresas como Tomza o Perenco. El caso Rosenberg y su divorcio presidencial nos dio material novelístico de primera. Será que todos nuestros ex presidentes han sido hipócritas o en el camino se tuercen ¿Es posible no corromperse con el poder? ¿Cómo podemos evitar que cada cuatro años se repita este triste teatro? Entran con guirnaldas y salen abucheados. Presidentes, Vices, ministros y diputados que se abalanzan como pirañas sobre los puestos y las oficinas, cambian chapas y salivan con el poder. ¿Podrá un kaibil en baktu’n luchar contra lo que parece un destino inevitable? Solo el tiempo nos lo dirá. Quizá sea el héroe que necesita esta Guatemalosa.

miércoles, 11 de enero de 2012

Más de educar


Muchos padres trabajan y viven en función de dar a sus hijos la mejor educación posible. Hacen colas durante la madrugada para lograr inscribirlos en aquel establecimiento (privado o público) que consideran le abrirá a su niño, las puertas de un futuro mejor. Se endeudan, se comprometen y desembolsan en enero el dinero necesario para útiles, uniformes, inscripciones, seguros y colegiatura. El niño adquiere la responsabilidad de no defraudar a los padres, obedecer y adaptarse a la perfección a la sociedad estudiantil. Pero estas historias de sacrificio no siempre dan los resultados esperados. Según datos arrojados por la Primera Encuesta Nacional de la Juventud en Guatemala, solo uno de cada cien estudiantes de los niveles socioeconómicos (NSE) medio bajo y bajo finalizará la universidad. Los demás, deberán enfrentar el competitivo mundo laboral con los conocimientos adquiridos durante sus pocos o muchos años en el sistema educativo nacional. ¿Y qué aprenden los niños durante más de una década entre pupitres y maestros mal pagados? Aprenden a obedecer, a callar, a darles la razón a los adultos, a no cuestionar. La autoestima y confianza que desarrolla cada niño es vista como una dificultad más que como un valor positivo. Se les enseña que su conocimiento y particular proceso de aprendizaje es evaluable por medio de un puntaje. En el centro del sistema educativo debería estar el alumno y no sus conocimientos adquiridos. ¿A qué futuro estamos llevando a los niños y niñas si no revolucionamos la forma en la que aprenden?

miércoles, 4 de enero de 2012

Mala educación buena


Todo niño tiene derecho a la educación y todo padre o madre a procurar que sea la mejor. Si se es millonario no hay problema, se compra la educación más exclusiva y completa. Que sepa inglés, francés, kaqchikel o que aprenda jugando en un sistema Waldorf o Montessori. Si se tiene vocación y tiempo, hasta se puede decidir hacer la escuela en casa y evitar así que los vistan de “inditos” para jugar a mercado o que les enseñen que el rosado es de mujeres y el azul de hombres. Si se es pobre no hay opción, la escuela pública más cercana y que le agradezcan a Dios por la oportunidad. Si se es clase media, empieza el peregrinaje en búsqueda de un colegio que se pueda pagar y que brinde al menos lo mínimo para que los niños vayan adquiriendo conocimientos. Pero no solo es de llegar e inscribirlos, el niño debe hacer un examen de admisión y dependiendo de los resultados el colegio resolverá si lo admite o no. Como madre, yo quisiera que mis hijos fueran los que calificaran a los maestros y no al revés, ya que ellos son los clientes y quienes cargarán el resto de sus vidas con lo que ahí aprendan. Confío más en el criterio de selección de mis chiquitos que en un director que desde su pedestal de sabelotodo juzgará el saber de mis niños. Lástima que la vida no es como yo creo que debería ser. Durante años, he procurado la alegría y el crecimiento intelectual de mis hijos, más que engrandecer sus posesiones materiales. Hoy me toca encomendarlos a “cualquier colegio” y soñar con que la educación que reciban afuera no los marcará tanto como la que reciben en casa. No vaya a ser que me los deseduquen mucho.

(Columna publicada en elPeriódico el miércoles 4 de enero del 2012)

martes, 3 de enero de 2012

Y en el principio

Es difícil ser positiva cuando se vive en el fin del mundo. Sí, Guatemala es el país donde acaban los caminos, el de la eterna tiranía, el de las grandes injusticias, pero también es un país hermosísimo, lleno de esperanzas y de tierra fértil. Empieza un nuevo año publicitado apocalíptico. Pero yo quiero pensar en el fin del mundo como lo conocemos; grosero, consumista, egoísta. Y me emociona imaginarme un mundo nuevo, un mundo con valores distintos, donde la solidaridad, el amor, la libertad y la paz sean lo anhelado y lo deseado. Sé que buscando y poniendo atención, puedo sentirme feliz y privilegiada de vivir aquí, puedo tener esperanza y soñar con un año diferente, donde algunos cambios sucedan. Pensar en un país donde los semáforos no sean un desfile de nuestras desgracias, donde los niños cargando leña en su espalda solo salgan en las películas del recuerdo, donde los políticos no roben, sino trabajen por el pueblo. La verdad es que no me cuesta ver buenos ejemplos alrededor, el voluntariado en Guatemala es extenso, son muchas, muchas las personas que desde sus cooperativas, sus asociaciones, sus familias trabajan por los demás, madrugan y se desvelan por hacer el bien, por construir un mejor país, por curar a los enfermos, por darle felicidad a los tristes. Hoy voy a proponerme pensar bien y bonito del futuro, voy a darle el beneficio de la duda a este año que se estrena (no diré virgen para no herir susceptibilidades) y que nos muestra sus hojas en blanco, listas para que las llenemos de pura buena vibra. Todo fin trae implícito un nuevo comienzo. Y qué este sea espectacular.