martes, 3 de enero de 2012
Y en el principio
Es difícil ser positiva cuando se vive en el fin del mundo. Sí, Guatemala es el país donde acaban los caminos, el de la eterna tiranía, el de las grandes injusticias, pero también es un país hermosísimo, lleno de esperanzas y de tierra fértil. Empieza un nuevo año publicitado apocalíptico. Pero yo quiero pensar en el fin del mundo como lo conocemos; grosero, consumista, egoísta. Y me emociona imaginarme un mundo nuevo, un mundo con valores distintos, donde la solidaridad, el amor, la libertad y la paz sean lo anhelado y lo deseado. Sé que buscando y poniendo atención, puedo sentirme feliz y privilegiada de vivir aquí, puedo tener esperanza y soñar con un año diferente, donde algunos cambios sucedan. Pensar en un país donde los semáforos no sean un desfile de nuestras desgracias, donde los niños cargando leña en su espalda solo salgan en las películas del recuerdo, donde los políticos no roben, sino trabajen por el pueblo. La verdad es que no me cuesta ver buenos ejemplos alrededor, el voluntariado en Guatemala es extenso, son muchas, muchas las personas que desde sus cooperativas, sus asociaciones, sus familias trabajan por los demás, madrugan y se desvelan por hacer el bien, por construir un mejor país, por curar a los enfermos, por darle felicidad a los tristes. Hoy voy a proponerme pensar bien y bonito del futuro, voy a darle el beneficio de la duda a este año que se estrena (no diré virgen para no herir susceptibilidades) y que nos muestra sus hojas en blanco, listas para que las llenemos de pura buena vibra. Todo fin trae implícito un nuevo comienzo. Y qué este sea espectacular.
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