miércoles, 11 de enero de 2012

Más de educar


Muchos padres trabajan y viven en función de dar a sus hijos la mejor educación posible. Hacen colas durante la madrugada para lograr inscribirlos en aquel establecimiento (privado o público) que consideran le abrirá a su niño, las puertas de un futuro mejor. Se endeudan, se comprometen y desembolsan en enero el dinero necesario para útiles, uniformes, inscripciones, seguros y colegiatura. El niño adquiere la responsabilidad de no defraudar a los padres, obedecer y adaptarse a la perfección a la sociedad estudiantil. Pero estas historias de sacrificio no siempre dan los resultados esperados. Según datos arrojados por la Primera Encuesta Nacional de la Juventud en Guatemala, solo uno de cada cien estudiantes de los niveles socioeconómicos (NSE) medio bajo y bajo finalizará la universidad. Los demás, deberán enfrentar el competitivo mundo laboral con los conocimientos adquiridos durante sus pocos o muchos años en el sistema educativo nacional. ¿Y qué aprenden los niños durante más de una década entre pupitres y maestros mal pagados? Aprenden a obedecer, a callar, a darles la razón a los adultos, a no cuestionar. La autoestima y confianza que desarrolla cada niño es vista como una dificultad más que como un valor positivo. Se les enseña que su conocimiento y particular proceso de aprendizaje es evaluable por medio de un puntaje. En el centro del sistema educativo debería estar el alumno y no sus conocimientos adquiridos. ¿A qué futuro estamos llevando a los niños y niñas si no revolucionamos la forma en la que aprenden?

3 comentarios:

Beatriz Herrera Corado dijo...

Más allá de la evaluación por puntaje, está la manera en que se considera que los niños aprenden. Aprenden si memorizan y contestan lo que los maestros esperan, cualquier respuesta que esté más allá del entendimiento del maestro puede llegar a ser reprimida.
Luego se quejan de que hay deserción, y que las notas son bajas, cuando muchas veces la manera en que se les enseña a los niños no es la apropiada para ellos, y sucede tanto en institutos privados como públicos.
Una esperanza es la publicación de libros que hizo el gobierno hace unos años en la que se editaron libros de autores nacionales especiales para cada año escolar. Claro, cada niño lee a su ritmo, pero me parece una buena forma de empezar

Anónimo dijo...

Me parecen muy buenos sus articulos, los cuales tienen mucha razon en algunos aspectos y no en otros. Sin embargo, creo que si queremos cambiar el sistema educativo nacional, primero deberiamos empezar por los hogares.

Tal vez seria bueno que los padres enseñaran a los hijos a cuestionarlos. En realidad, cuando un maestro quiere emplear una metodologia mas equilibrada entre el alumno y el maestro, se da cuenta de que ya es dificil, pues los niños ya estan rendidos ante la autoridad que les imponen los padres, pastores, curas, etc.

Creo que seria bueno, que usted señora Lucia, se pusiera en el lugar de los maestros al menos por una semana y se diera cuenta, que el fracaso de este sistema viene desde las mismas casas y familias de los niños.

Saludos.

Jorge Lupitou Ramirez dijo...

Gracias, senora, por sus articulos sobre Educacion en el Periodico.
Es gratificante leerque hay alguien cuya opinion obedece a un analisis serio que no es mainstream Ojala y sus inquietudes lleguen a oidos que puedan marcar diferencia por el bien de toda Guatemala.