miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lupe y Concha

Se conocieron en el Hospital General el día que ambas parieron a su primogénito no deseado, cuando aún ninguna de las dos había cumplido 13 años. Guadalupe todavía no entiende bien lo que le sucedió. Antes de que empezaran los cambios en su cuerpo, ya tenía encima a su tío tapándole la boca y tocándola. La abuela dice es su culpa por haber nacido mujer, por provocar a los hombres. Lupe no sabe qué es provocar, a ella solo le han enseñado a servir, a quitarse la comida de la boca para que se alimenten los varones de la casa, a lavar la ropa de los primos, los trastos de los hermanos, a complacer a su padre y a su abuelo, a no cuestionar. Por eso, cuando en las noches recibía la ansiedad dolorosa de su tío, no dijo nada porque sabía que de nada servía quejarse. Nadie hizo nada cuando empezó a engordar, nadie preguntó, nadie le explicó que crecía un niño en su interior. La historia de Concepción es un poco diferente; guapa desde pequeña, siempre fue el blanco perfecto de la lujuria ajena. Su padrastro fue el primero que se fijó en eso y le hacía dar vueltas frente a sus amigos de copas para que vieran cómo iba creciendo de bonita. Fue él quien le compró maquillaje y tangas desde pequeña. Fue él quien sintiéndose el gran Padre, abuso de ella, y la preñó poco después de su primera regla. Ahora Lupe y Concha comparten cuarto de hospital y el mismo destino. Ninguna sabe que es eso de la Inmaculada Concepción. Ambas son madres y vírgenes, pero ninguna espera al hijo de Dios. (Columna de opinión publicada en elPeriódico el miércoles 11 de diciembre del 2013).

martes, 3 de diciembre de 2013

Los niños de las flores

Viven al lado del camino, a lo largo de esa serpiente asfáltica que es la CA-1 en su paso por el altiplano del país. En diciembre salen a la carretera con flores en las manos a decir adiós, quieren que los veamos, que les demos algo. ¿Algo como qué? No es esperanza que no llena la panza. ¿Un regalito, dinero? Esos niños no quieren que les devolvamos el saludo o la sonrisa. No le piden amor a los carros que pasan. Su destino de miseria y pobreza no cambiará porque reciban en Navidad un juguete barato, plástico de poca duración o dulces que piquen sus dientes. Se siente bien jugar a Santa Claus y regalar una ilusión que dura unos minutos. La limosna sigue siendo más cálida que la indiferencia y la frialdad, aunque no cambie realidades. Lo justo sería otra cosa: un estado y gobiernos que tuvieran como absoluta prioridad a esos niños y niñas hambrientos de todo, aburridos y sucios. Pero los padres de la patria solo piensan en embolsarse el préstamo millonario que no pagarán ellos. La deuda creada por tanta corrupción, el costo de la propaganda anticipada y el robo descarado de los gobernantes lo están pagando precisamente esos niños en extrema pobreza y abandono. También lo pagaremos nosotros: en el mejor de los casos en una pesadilla donde nos persigan con sus manos frías. En el peor de los casos no habrá muro ni alambre espigado, ni guardaespaldas que nos libre de ellos. Nos estarán esperando, no con flores, ni con sonrisas fingidas. No estarán esperando con hambre y rabia. ¿Y qué les vamos a dar?
(Esta columna va para mis amigos de VV): -

jueves, 28 de noviembre de 2013

En el parque

Mediodía en el parque de La Antigua Guatemala. De refacción un capuchino y una tostada con frijol y salsa. No hace falta leer el periódico para saber que esta ciudad carece de una cabeza de gobierno. Entre ruinas y un comercio que no descansa, la vida aquí es custodiada por tres hermosos volcanes. Jubilados, desempleados y vendedores ambulantes de artesanía chatarra disfrutan de este inusual espacio de todos. Vuelvo a retar mi suerte con un cachito de la Santa Lucía. Mi curiosidad sigue a dos policías y dos trabajadores de la PGN, que conducen a tres madres pobrísimas con tres hijos igualmente pobrísimos colgados de sus chiches hacia la Municipalidad. Imagino que no es para solucionarles la vida. Este parque es para turistas colorados que andan cámara en mano. Cambio de rumbo para no pasar frente a la banca de los viejos chismosos, escucho el murmullo de un reclamo entre dos cuates; “vos, no chotiés así a las güisas”. Un niño me ofrece un lustre. Un adulto me ofrece un lustre. Un fotógrafo quiere plasmar mi soledad en un retrato. Me pregunto si aún quedan Polaroids. Dos gringas dejan una estela de olor a bronceador y a repelente, dos enamorados se comen a besos, dos amigas aprenden a fumar. Mi prejuicio se aleja de un tipo con cara de ladrón. Yo también me pregunto cómo es la cara de un ladrón. Un perro camina con prisa casi laboral, un burócrata descansa bajo la sombra de un árbol. Tres monjitas sonríen pícaras ante el agua que sale a borbotones de los pechos de cemento de las cuatro mujeres de la fuente central. Escucho la campanita del heladero. Me voy.
Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 27 de noviembre del 2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Silvia, Carmen, Andy y Marbella

El abogado del diablo de nuevo a debate. Gudiel bosteza, cabecea, duerme. Defiende a cuatro hombres acusados de asesinar a dos mujeres y dos niñas. Violaron y estrangularon a la de diez. Nos sentamos del lado de los acusados, su familia, sus hijos, sus mujeres. Detrás de un hombre siempre hay una gran mujer, dicta el refrán machista, detrás de un violador ¿Quién está? Qué sociedad normaliza el hecho de profanar el cuerpo de una niña con vulva infantil (como dicta el informe). Las mujeres que los acompañaban en el juicio, al parecer, entendían lo que habían hecho sus machos y los apoyaban. No se inmutaron mientras el MP narraba los espantosos acontecimientos. Uno de los acusados, el más joven, era el único nervioso, nunca dejó de mover los pies. Los otros tres no mostraban ninguna emoción, los policías que los resguardaban bromeaban y reían. Ella leía un libro de Paulo Coelho. Algo que tenía que ver con once minutos. Pienso en el lazo que la une con los acusados. Puede ser la prima, hermana ¿esposa? Lo quiere, se lo hizo saber, lo leí en sus labios. Cargaba un bebe de plástico, unas pachas de juguete y una mantita. Lo más duro fue escuchar que a Andy la habían violado frente a los ojos de su madre, que a la pequeña de seis la habían, igualmente, golpeado y estrangulado antes que a las adultas. ¿Cuánto dolor habrá escurrido por los ojos de esa madre durante el tiempo que duró la agonía de sus hijas? Seguramente no habrán sido los mismos minutos a los que se refería Coelho. Lucha libre publicada en elPeriódico del miércoles 20 de noviembre del 2013.

martes, 12 de noviembre de 2013

Cristiana resginación

Las palmaditas en la espalda y los abrazos en cámara lentísima no son consuelo. Mi cabeza no para de dar vueltas, recuerdo una y otra vez la peregrinación médica de los últimos tres meses. Cada cita, cada doctor, cada diagnóstico, cada receta está grabada en mi mente. Cuando recuerdo la indiferencia y absoluta dejadez del Dr. Jaime Hernández siento rabia. ¿Cómo puede un “reconocido” neurocirujano abrir una cabeza sin haber agotado pruebas que confirmen un diagnóstico? ¿Cómo puede un doctor salir a mitad de una operación para decir que tiene buenas noticias, que abrió por gusto al enfermo porque no tiene un tumor si no una malformación genética curable con una sesión de radiación? ¿Cómo pudo abrir una cabeza solo para tomar una foto que tardó dos semanas en enviar? ¿Con qué descaro cobró 50 mil quetzales por una biopsia extractiva que no realizó? ¿Cómo pudo tardarse tanto en escribir un informe de operación de diez líneas que además está equivocado? ¿Cómo pudo darle de alta al operado al día siguiente? ¿Cómo pudo abandonarlo y no llamar ni una sola vez para saber cómo seguía? Durante esas dos semanas que el Dr. Jaime Hernández intentaba bajar una foto de su celular, el tumor que “siempre sí” tenía en la cabeza Juan Miguel se duplicó en tamaño de 4 a 8 centímetros produciendo daños irremediables en su salud. Esa operación fallida que arrojó a un diagnóstico erróneo aceleró su muerte. La indiferencia del doctor y un nulo compromiso con sus pacientes fueron el instrumento con que actuó la “divina voluntad” de Dios. No me pidan cristina resignación.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Estimados Amigos de Juanmi y familia:

Primero que nada queremos agradecerles por sus constantes muestras de cariño y solidaridad en estos momentos difíciles que atravesamos. Les contamos que Juan Miguel sigue luchando por sobrevivir, aunque se encuentra muy débil. Gracias a la ayuda de todos ustedes recibe acupuntura, fisioterapia, masajes, reiki, un tratamiento a base de sueros con bicarbonato y vitaminas, y una dieta orgánica acorde a sus necesidades. La buena noticia es que encontramos la clínica que hemos estado buscando para tratar de manera exitosa el tipo de tumor (glioblastoma) que tiene Juan Miguel, y que coincide con el método que él eligió para su curación. La clínica se llama Hope 4 Cáncer y está ubicada en Baja California, México, al sur de San Diego. Gracias a la ayuda económica que todos ustedes nos están brindando esta es una opción real y posible. Por ahora, lo que necesitamos es resolver una visa médica de emergencia y el transporte aéreo, preferiblemente una avioneta-ambulancia o algo así. Les rogamos cualquier contacto que pueda ayudarnos a resolver URGENTEMENTE esta situación, ya que cada minuto cuenta y la vida de Juan Miguel está en juego. Por el mismo estado delicado de salud en que se encuentra Juan Miguel, nos es mucho más fácil si las donaciones pueden hacerlas a la cuenta de Fabiola Hurtado (madre) del Banco Industrial (No. 010-480802-8) o de Lucía Escobar (mamá de los hijos) en Banrural (No. 3156019298). Ambas cuentas van al mismo fondo, a favor de la salud de Juan Miguel Arrivillaga.

jueves, 31 de octubre de 2013

De artistas

Casi sin darme cuenta entré al ambiente de los artistas. De la mano de mis amigos roqueros, allá en el desaparecido Café Oro, soñábamos con cambiar el rumbo de este país. Me enamoré de un artista y con él empecé una vida llena de arte. He visto a casi todos mis amigos artistas pasar necesidades económicas. He visto como ningunean su trabajo, como se aprovechan de sus necesidades, como creen que el artista vive de aplausos o por amor al arte. Un artista, al igual que un abogado, paga renta, comida, colegio para sus hijos, impuestos y contribuye con su trabajo al bienestar emocional del país. Así como necesitamos comer para que nuestro cuerpo funcione, también necesitamos alimentar nuestro espíritu, eso se logra entrando en contacto con lo sublime que puede venir en forma de música, poesía, pintura, danza, etcétera. Estoy convencida de que el arte es capaz de modificar nuestra conciencia y de volvernos personas más sensibles, más humanas, más buenas. Una prueba de eso la tuve el domingo pasado en el antiguo cine Lux, sentí la fuerza de mi mara, mi generación, mis amigos artistas que siempre son los primeros en apuntarse para ayudar a los demás, los primeros en donar su tiempo y talento en todo tipo de causas benéficas. No solo apoyan a un colega que lo necesita, también lo hacen cuando hay inundaciones; vendiendo hamburguesas por los niños con cáncer; participando en teletones o donando obra para subastas, ellos siempre están ahí con el corazón en la mano, dando, dando, dando. ¡Gracias a todos por enseñarme el valor de lo intangible! Lucha Libre publicada el 30 de octubre del 2013 en elPeriódico.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Fuerza invisible

Los científicos aún discuten el origen de la vida. Lo rastrean en nuestro código genético, buscan la partícula de Dios. ¿De dónde venimos? ¿Seremos polvo extraterrestre? ¿Creación de maíz de los dioses? ¿Capricho o experimento de un ser superior? Mientras filósofos y científicos se fuman explicaciones lógicas para entender la vida –y por qué no la muerte–, la mayoría de personas simplemente sobrevive sin darle muchas vueltas al asunto. Adherirse a una religión suele ser una forma fácil de darle un sentido a la vida, seguir ciertas leyes, cumplir con los sacramentos, dar el diezmo, rezarle a la virgen, ponerse en posición de loto, dan fuerza en los momentos difíciles. Para los que hemos coqueteado con varias religiones pero no logramos ser fiel a ninguna, nos es mucho más difícil enfrentarnos a los golpes o sustos que sin excepción la vida nos regala. Más que atea, me siento politeísta, coqueteando siempre con los dioses y sus ayudantes sin entregarme completamente a ninguno. Quizá ya lo dije alguna vez en esta columna, mis mejores dioses son mis amigos, mi familia e incluso aquellos desconocidos que sin haberme visto en persona, me han escrito, me han llamado y me han regalado esperanza y amor. Y es en el desacreditado y ninguneado amor en quien yo pongo toda mi fe, en esa fuerza invisible que a veces toma el nombre de amistad, cariño, solidaridad o lealtad. No sé si alguna vez sabré si existe un Dios como tal, pero sé que el origen de mi vida está en el amor, ese que siento cada día y que me hace seguir luchando.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Busco doctor

De clínica en clínica en la sala del desespero. No soy paciente. Busco un doctor con una sensibilidad especial, con vocación, ética y valores, un médico con amor a la vida y no al dinero, un especialista que antes de querer operar, se aprenda el nombre del enfermo. Busco un doctor que no caiga en las trampas del sobretratamiento químico, que entienda su profesión no solo como una ciencia, sino también como un arte, un médico que entienda que la compasión, comprensión y la calidez humana pueden curar con más precisión que el mejor bisturí o el químico más potente. Busco un doctor que conozca sus limitaciones y que sepa decir “no puedo” antes de atreverse a tocar un paciente solo por el gusto de ganar dinero. Busco un doctor que sepa la importancia de cada vida humana, que tenga el afecto para tratar a alguien como si fuera su propio hijo, un doctor que investigue, que se apasione por el conocimiento y la vida, que sea capaz de hacer más de lo necesario y que no vea al enfermo como un cliente. Busco un médico que sepa trabajar en equipo, que reconozca que la medicina occidental y la química no son el único camino para curar. Un médico que respete la acupuntura, la energía y las creencias fuera de su círculo. Busco un médico que se involucre con todo su corazón y convicción para que mis hijos puedan volver a jugar fútbol con su papá, para que podamos volver a verlo tocar guitarra, para que de nuevo acampemos juntos en Chicabal. Busco un buen doctor y espero encontrarlo.
(Lucha Libre publicada el 9 de octubre del 2013 en elPeriódico).

miércoles, 2 de octubre de 2013

Niña pinta (fui)

Imagino mi infancia envuelta en una dulce y triste neblina. A pesar de haber sido una niña privilegiada, a la que no le faltó nada material ni espiritual, recuerdo mi niñez como tiempos difíciles emocionalmente. Nacemos desnudos literal y metafóricamente, desnudos de prejuicios, miedos, complejos y conceptos, y en los primeros años el mundo nos va vistiendo. Nos vamos cargando de información, de pensamientos lógicos y prácticos. No se puede volar, no existe la magia, hay que comportarse. ¡Uf! Qué difícil ser niño y llenar las enormes expectativas de los padres. ¿Cómo cargar con esta vida de despertar temprano, peinarse, ir al colegio, hacer deberes, lavarse los dientes, hacer la cama, dormirse temprano? Ese era mi mundo de niña clase mediera. ¿Y si hubiera nacido niña en Chajul…? ¿Habría jugado con muñecas o aprendería a cambiar pañales con mis hermanitos? ¿Habría tenido algún libro para romper y rayar? ¿Me habría preocupado por cosas tan estúpidas como la moda o estar gorda? No lo sé. Sé que nada me cambia tanto el ánimo como una dosis de compañía infantil. Los niños son el mejor bálsamo para el alma: exhalan amor y esperanza, ingenuidad y alegría. Es tan triste ver un niño que piensa como adulto, un niño amargado o preocupado. O ver a una niña mamá, una niña trabajadora, una niña ocupada con su delantal de verdad y no de juego. La infancia es un territorio sagrado, el lugar al que vuelvo cuando tengo miedo. Dentro de mí hay una niña escondida que se niega a crecer, que sigue creyendo en los milagros, en la magia y en el amor. No la quiero matar.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Eyaculadores precoces

Vamos en la carretera Interamericana cuando mi hijo que no sabe nada de política me pregunta que por qué ya hay propaganda electoral si aún faltan tres años para las elecciones. Este niño sin conocer nada de la Ley Electoral pero con una gran lógica, percibe que algo raro sucede. Algo ilegal, diría yo. Las carreteras se encuentran ya pintadas y llenas de carteles de partidos políticos como Creo, Todos y Lider. Algunos tienen el descaro de poner vallas que invitan a no ensuciar el lago de Atitlán, contaminando el paisaje con su propaganda. Mientras tanto el Tribunal Supremo Electoral en lugar de parar de tajo esta situación a todas luces ilegal, parece que lo aprueba pues no ha hecho nada para detener este abuso. Lo que los partidos políticos no saben es que estas acciones precipitadas son contraproducentes para sus deseos de poder. Después de estarles viendo la carota fea durante tres años y viendo cómo desperdician recursos rompiendo la ley, muchos estamos cansados y hartos de ellos. Así solo van a conseguir el desprecio de la población inteligente y pensante. La saturación de propaganda produce rechazo. Estoy segura que no tardarán en aparecer intervenciones y grafitis en las propagandas políticas que nos recuerden que lo que están haciendo es ilegal y que solamente están mostrándose como lo que son; políticos capaces de quebrar la ley con tal de lograr su objetivo, gastadores compulsivos de recursos que solo contaminan visual y espiritualmente nuestras vidas, pinches eyaculadores precoces, egoístas y mañosos. Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 25 de septiembre del 2013.

martes, 17 de septiembre de 2013

Mala guatemalteca

En estos días dan ganas de ser rusa, sueca o uruguaya. Dan ganas de desaparecer los malos inventos como la patria, las fronteras, las banderas, los himnos y sobre todo las bolsitas de plástico que inundaron todas las calles y carreteras de Guatemala como un regalo un tanto siniestro para nuestra patria en su disque cumpleaños. El 15 de septiembre siempre me pone en aprietos ante mis hijos que ingenuos y amorosos me preguntan cuál es mi símbolo patrio favorito. Les digo que el maíz negro y me dicen que ese no existe, les digo que me gusta más el zanate que el quetzal y me ven con cara de loca. Les cuento que no creo en Tecún Uman y veo la decepción en su carita, les da tanta tristeza como si les dijera que el ratón Pérez es un mito. Me piden que les compre una banderita para el carro y yo les pido que mejor organicen una jornada de siembra de árboles o de recoger la basura, si es que tanto amor patrio tienen. Cambian de tema. Tengo claro que no quiero inculcarles a mis hijos un patriotismo de estadio, de hincha, de linchamiento patriótico. Por supuesto que quiero que ellos amen a Guatemala pero con un alto sentido crítico, sin perderse en cursilerías nacionalistas que sólo daño le hacen al país. Esta patria del criollo tal como la conocemos y celebramos hoy me da asco. No me siento representada en un escudo de armas, ni en un himno lleno de palabras violentas y expresiones marciales. No me gusta ver a los jóvenes marchando como soldaditos obedientes a una élite que los desprecia. Así que seguramente soy una mala guatemalteca. ¿Qué le voy a hacer? (Columna Lucha Libre del miércoles 18 de septiembre del 2013 publicada en elPeriódico

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Duelo Nacional

Septiembre, el mes de la patria, empezó con dos eventos terribles que demuestran lo poco que valen las vidas en Guatemala. Una docena de muertos y otros tantos heridos dejó un ataque armado en San José Nacahuil del municipio de San Pedro Ayampuc. Curiosamente, es una de las comunidades más activas del movimiento de resistencia pacífica de La Puya contra la Mina El Tambor. El episodio de violencia en el que murieron dos niñas, se dio luego de una campaña de amedrentamiento contra los pobladores, en la que participó la Policía Nacional Civil (PNC). En mi mente resuena esa estrofa del Himno Nacional de Guatemala que dice: “Si mañana tu suelo sagrado lo amenaza invasión extranjera…” pero el final me suena más a que moriremos a que venceremos, sobre todo con este gobierno militar que criminaliza la protesta social y vende al mejor postor extranjero nuestros recursos naturales. El otro hecho, nos es tan conocido que parece repetitivo. Para mí es un asesinato colectivo que pudo haberse prevenido porque no es raro que las camionetas vayan más llenas de lo que su capacidad permite; porque todos hemos visto la imprudencia con que manejan los pilotos, sabemos las condiciones terribles del transporte público y el estado en que se encuentran las carreteras del país. Podemos seguir pensando que 43 muertos y 40 heridos en un busazo, es un terrible “accidente” o podemos cambiar nuestro paradigma y verlo como algo que pudo haberse prevenido. Mi corazón y mi tristeza están hoy con la gente de San Martín Jilotepeque y de San José Nacahuil, quienes exigen justicia para sus muertos. (Lucha Libre publicada el miércoles 11 de septiembre del año 2013 en elPeriódico).

martes, 3 de septiembre de 2013

Colores tristes

Cómo duele éste país. Pesa, ahoga, encoge el corazón. Pienso en el suicidio de Mario Francisco Álvarez Baltazar, un niño afro descendiente (les decíamos negros, antes que la corrección política maquillara todo). Imagino cómo habrán sido de infernales los días de Mario en la escuela sufriendo el acoso constante de sus compañeros. Pienso en la indiferencia de sus maestros, de la misma directora que cerró los ojos ante la queja de María Baltazar de que molestaban a su hijo. Pienso en los padres de los compañeros de clase de Mario Francisco, me pregunto si son conscientes de lo que el racismo puede herir a un niño. Me pregunto si esa gente es parte de ese gran porcentaje de creyentes en Dios. Me pregunto en qué tipo de Dios creen. Si es un Dios que discrimina, odia, hace de menos. Me pregunto si en serio creen que Dios es canche y ojos azules. Y si tal razón es suficiente para pensar que un negro, un indio o un chino son menos que un blanco. A veces me da asco éste país con sus banderitas en los carros y el falso patriotismo, la hipocresía, el pecho hinchado en los estadios nacionales cada vez que hay un partido y al mismo tiempo los miles de insultos racistas que caen sobre los jugadores no blancos. Me duele. Y no parece que los guatemaltecos tengamos el sueño común de que un día todos valgamos lo mismo, sin importar nuestro color. Es terrible que un niño se quité la vida por el acoso de otros niños, y que nadie haya querido evitarlo. Hay que ser intolerante con el racismo hasta el punto de negarse a escuchar chistes racistas. El racismo es un delito que mata y entristece. (Lucha Libre publicada el miércoles 4 de septiembre del 2013 en elPeriódico).

miércoles, 28 de agosto de 2013

La élite y la bota

Todo el día escuchando helicópteros en el cielo. Camino en el centro de Antigua Guatemala entre soldados, guardaespaldas y policías. Armas por todos lados, carros de doble tracción y polarizados, escopetas al desnudo. Corbatas, sacos y zapatos lustrados. Hombres armados viéndoles el culo a todas las mujeres que les pasan por delante. A todo pistoludo le caería bien un curso de urbanidad, buenos modales y un intensivo de Derechos Humanos. Leo en las noticias que se trata de una reunión del sector bancario. La “crema y nata” del poder económico en Guatemala son atendidos en persona por el presidente. Claro que los ricos no necesitan parar carreteras ni bloquear tráfico para poder platicar con Tito, ellos tienen sus propias medidas de hecho. Mientras veo todo ese movimiento inusual de pisto y armas, no dejo de pensar en el reportaje de Martín Rodríguez “Los militares y la élite, la alianza que ganó la guerra” publicado recientemente en Plaza Pública. Poco ha cambiado desde los años ochenta, los presidentes siguen siendo los vasallos de la élite económica, no gobiernan nunca para el pueblo que los eligió sino que para quedar bien con los financistas. Un antiguo pacto con el diablo que nos tiene permanentemente entre el limbo y el infierno. En el cielo, otro helicóptero sobrevuela. ¿Qué negocios se cocerán allá arriba? Si en los ochenta, la élite prestaba sus propias avionetas para trasladar militares y lanzar bombas en el área Ixil, ahora ¿qué servicios prestarán para lograr desalojos en sus fincas, contratos millonarios o derechos de explotación de los recursos? Tal vez no quiero saber. (Lucha Libe publicada hoy en en elPeriódico de Guatemala)

miércoles, 21 de agosto de 2013

No les interesa

En la aldea San Juan del Obispo del municipio de Antigua Guatemala, desde hace medio siglo, funciona la Biblioteca Luis de Lión. Es un espacio mínimo, donde ya no caben los libros, ni tampoco los mil niños y niñas que llegan mensualmente desde las aldeas cercanas a estudiar. El local se ha quedado pequeño. Mayarí de León dirige la Casa Museo Luis de Lión y una academia comunitaria de formación artística en marimba, violín, solfeo, teatro, dibujo y pintura. Mayarí y un montón de jovencitos locales gestionaron un espacio más grande para la biblioteca. Tiene los planos, y una promesa de donación de la Fundación Riecken para la construcción del edificio, mobiliario, libros, tecnología y capacitación del personal. Solicitaron un terreno abandonado en San Juan el Obispo a un costado de la escuela primaria. Aun así, el lunes, justamente en el aniversario del nacimiento del escritor Luis de Lión y de la creación de la biblioteca, Mayarí recibió una copia del acta del Concejo Municipal de La Antigua Guatemala donde le dicen, “por el momento no les interesa invertir en el proyecto”. No entiendo. No costará un solo centavo a las arcas municipales (el terreno seguiría siendo municipal) y los beneficios son indiscutibles. Eso, sin mencionar que el Estado guatemalteco reconoció su culpa en la desa-parición del escritor y acordó, entre otras cosas, la construcción de un centro cultural. El Concejo les ha negado incluso una audiencia y con ello violenta el Derecho a la Educación de los niños y niñas. Si a usted también le indigna: ¡Escriba, llame, manifiéstese!

miércoles, 14 de agosto de 2013

Suciedad social

No sé de donde salió el término “limpieza social” pero implica una gran carga inmoral. Se limpia lo que está sucio. ¿Quién es el pulcro e inmaculado que decide quién es el bueno y quién es el malo? Desde luego no es un juez capacitado por medio de un proceso judicial. ¿Y quiénes son los sucios? No son los que roban millones de quetzales al Estado. No son los ladrones de cuello blanco y corbata. No son los que con su voracidad y ambición desvían ríos para sus fincas o fábricas. No son los que evaden impuestos. No son los que pagan salarios de mierda. No son los que imponen cementeras o minas a las comunidades. No son los que se enriquecen a través de la trata de seres humanos, armas o con el narcotráfico. No son los que aprovechan las enfermedades para lucrar inmoralmente con la salud. No. Esa gente ocupa puestos en el congreso, dirige Ministerios, son cabeza de iglesias, “gente bien”. La limpieza social se infringe directamente a los adolescentes de las áreas marginales, jóvenes de escasos recursos sin oportunidades. ¡Matémoslos, prendámosles fuego! parece escucharse por todos lados. Un país religioso trabado en el viejo testamento, en el Dios vengativo e iracundo, un país que se regocija ante la muerte del pinche ladrón de celular y defiende al genocida, celebra el linchamiento y se escandaliza ante la píldora del día siguiente. Un país con el corazón y la mente sucia. Hace falta limpieza pero de nuestros sentimientos. Sacar la mugre de la violencia, el egoísmo, el racismo y la injusticia… para empezar. (LUcha Libre publicada el miércoles 14 de agosto en el 2013 en elPeriódico).

martes, 6 de agosto de 2013

El buen malcriado

Contesté el teléfono y la voz cortada de mi amiga y colega Claudia Navas me dio la triste noticia de que el Bolo Flores había muerto. Pensé en su hija Alejandra, en su nieto Marco Antonio y en él, en su sonrisa. No pensé en sus libros, ni en su poesía, pensé en lo que su sola existencia marcó mi vida y la de tantos más. Como muchos, lo recuerdo de sus talleres de poesía y cuento en la Biblioteca Nacional cuando recién regresaba del exilio. Mi cariño y agradecimiento por él nació cuando balanceó con sus palabras, la arrastrada que me dieron mis compañeros del taller cuando leí mi primer texto en público. Lo recuerdo animándome a seguir escribiendo. Y le agradezco que fue en su Revista Ermita donde vi impreso mi primer relato. Cuando en el año 2006 finalmente le concedieron el Premio Nacional de Literatura, me alegró tanto verlo emberrinchado en no pararse a recibir el premio, en cruzar los brazos y no dar discurso de agradecimiento, y tengo esa imagen grabada: el homenajeado sentado en su silla con el nieto en las piernas, y del cuello del niño, pendiendo la medalla literaria como juguete nuevo. Malcriado como en sus libros, irreverente, crítico y lleno de ternura, lo recuerdo también sentado en el suelo con su nieto, viendo el show de Panchorizo en el zoológico, riendo. Me veo con la Navas y él, almorzando, platicando, llegando a su casa; anonadas en su templo de libros y sabiduría. La última vez que lo entrevisté fue en la FILGUA del 2011, lo noté cansado y aburrido. Se fue el hombre pero vive el escritor. ¡A leerlo pues!

miércoles, 31 de julio de 2013

Yolanda

Pasó a recogernos a las cinco de la mañana en punto. Ni un minuto antes, ni uno después. Fuimos en su carrito a presentar la cuarta edición de su libro Mujeres en la Alborada. La última vez que Yolanda Colom estuvo en Cobán yo no había nacido aún. A simple vista podríamos decir que de los años setenta para acá han cambiado muchas cosas en esa ciudad: ahora hay semáforos peatonales, pasos a desnivel y centros comerciales, la selva y los árboles frondosos ya no abundan. Pero en otros aspectos todo parece ir peor; a la orilla de la carretera niños, niñas, ancianos y adultos cargan el mundo en su mecapal. Caminos de tierra, polvo, pobreza y desnutrición contrastan con los carros de lujo y la pujanza de los monocultivos de caña de azúcar y palma africana. Yolanda es una excelente oradora que además tiene a su favor: experiencia, coherencia y mucha sensibilidad. Siento un nudo en la garganta al escucharla: tiene intactos sus ideales y sus sueños, como intactos están los problemas del país, desde aquellos lejanos tiempos en que toda una generación vio como una única salida para mejorar el país, la lucha armada. Hoy lo que Yolanda tiene que dar son palabras que como balas de paz penetran en quienes la escuchamos, provocando un estallido de conciencia en nuestros corazones. Yolanda recomienda leer, estudiar y analizar para entender los problemas del país. Así llegó a la conclusión de que la violencia en este país comienza con la negación de la educación, la cultura, la vivienda, el trabajo, la salud y la recreación. Me pregunto ¿Es posible una revolución pacífica en Guatemala? (La Lucha Libre pubicada el miércoles 31 de julio del 2013 en elPeriódico).

miércoles, 24 de julio de 2013

Armarse no, amarse sí

Dicen que las armas no matan, mata el humano que las usa. Las armas son inocentes, bellas piezas de ingeniería que protegen, disuaden al criminal, previenen. Para mí, las armas dañan vidas, las acaban. Arma en mano, hasta el más cobarde se siente gallito. Con un movimiento de dedo puede volarle los sesos a un ladrón o a un violador. Pero ese mismo poder también puede convertirlo en el ladrón o el violador. Las armas dan el poder de matar y ser matado. Cualquier película de vaqueros muestra lo fácil que es quitarle una pistola a alguien. Las noticias cuentan que pronto habrá 45 mil 396 nuevas pistolas en manos de policías guatemaltecos. Trago saliva. Sin educación ni entrenamiento, y con un sueldo de broma, no quiero preguntarme dentro de un año, ¿dónde van a estar esas armas o en qué estado? ¿Cuántas habrán sido vendidas y cuántas robadas? Ese negocio millonario o “gran inversión” en armamento, ¿contribuirá a la paz y seguridad o provocara más muerte y violencia? Cuesta amar un país donde la juventud se mata entre sí por tener o defender un celular, donde es más aceptado cargar un arma que andar en patineta, con medios de comunicación alineados y violentos; y una sociedad que valora y enaltece a quienes logran con el mínimo esfuerzo tener más pisto, más mujeres, más carros, la mejor droga o la pistola más grande. Me niego a creer que armarse es el único camino que tenemos para vivir en Guatemala. Aunque suene ingenuo o jipi, sigo pensando que es mejor amarse más, siempre un poco más. (Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 24 de julio del 2013)

martes, 16 de julio de 2013

Eco país

Cuando pienso en un país del primer mundo, me imagino algo industrializado, gris, lleno de concreto y contaminación. Pero no siempre es así, me di una grata sorpresa al recorrer parte de Alemania, viajando de Bonn a Berlín. El medio de transporte lo conseguí en http://www.mitfahren.de/ una página de Internet para quienes desean viajar en carro y compartir gastos de gasolina, cada quien pone sus condiciones y busca socios de viaje. Acompañada de dos desconocidos y un conocido recorrimos (ayudados de un GPS) media Alemania en cinco horas. Mis ojos estuvieron en contacto con el verde todo el tiempo, bosques enormes produciendo oxígeno, paneles solares en casi todas las casas de los pueblitos que atravesamos (20% de la energía limpia viene de pequeños productores) y muchas granjas eólicas aprovechando la fuerza del viento. En toda la carretera no vi una sola valla publicitaria contaminando el paisaje que comparado con nuestra exuberancia tropical no es la gran cosa. Aun así, es lindo ver tanto verde sin distracciones consumistas, sin vinil, ni lámina. La conciencia de separar la basura, reutilizar, reciclar y reducir está extendida entre los alemanes que en su mayoría llevan bolsas de tela para las compras y se inclinan por el consumo responsable. Es mucha la gente que devuelve sus envases plásticos, de vidrio y aluminio y a cambio recibe dinero. Para que esto suceda y funcione, legisladores y pueblo se dieron cuenta de la importancia que tiene cuidar el medio ambiente para la salud de los habitantes y para la economía del país. ¿Cuándo empezaremos en Guate?
(Lucha Libre publicada el miércoles 17 de julio en elPeriódico de Guatemala)

miércoles, 10 de julio de 2013

Museo de la vergüenza

En la puerta de entrada al campo de concentración de Sachsenhausen, en las afueras de Berlín, se encuentra un rótulo que dice: el trabajo te hace libre. Parece una mala broma, cuando pensamos en los treinta mil prisioneros de los nazis asesinados ahí cruelmente, después de servir como mano de obra gratuita. No dejo de pensar en los paralelismos con Guatemala: indígenas obligados a trabajar en las fincas de café por sueldos míseros y que luego son descartables; seres humanos asesinados por el aparato del estado que utiliza las leyes en contra de los que considera sus enemigos. Todo esto, bajo la mirada cómplice de los ciudadanos. Y aunque visitar estos museos del horror puede parecer amarillismo o turismo del morbo, y no deja de tener algo de cierto, lo importante es lavar los trapos sucios. Enseñar al mundo nuestra mierda y errores es un ejemplo de humildad y sobre todo es un compromiso con el futuro, con los niños que deben aprender en las escuelas, que torturar y asesinar al prójimo no es bueno bajo ningún pretexto; ni porque son comunistas, rebeldes, judíos, negros o mujeres. No hay razón para la maldad. Como todavía es gratis soñar, quiero imaginar en un futuro no un museo del genocidio en Guatemala, sino muchos, en cada lugar donde los indígenas fueron matados como moscas: Comalapa, Panzós, Rabinal, Nebaj, Cotzal, Dos Erres y así. Cada base militar convertida en un memorial del horror; fotos de los desaparecidos, archivos militares, instrumentos de tortura, ropa encontrada en las fosas comunes, armas y los testimonios de las víctimas que nos recuerdan: ¡Si hubo genocidio!.

miércoles, 3 de julio de 2013

Saborcito

Llevo dos semanas en Alemania sin saber más que tres palabras en alemán. Cada día o noche me he topado con un latinoamericano que me salva de alguna manera del laberinto de Babel. Pienso en la peruana que limpia mi cuarto de hotel y la dominicana que me traduce los ingredientes en la cocina de la Deutsche Welle y que canta y ríe a un volumen un tanto escandaloso para los germanos. No olvido el saludo cordial y la sonrisa del boliviano que recoge las bandejas de comida. Escucho La Bamba tres veces al día en voz de los músicos que recorren el subterráneo buscando unos euros que les alivianen la vida en el exilio. Me tintinea el corazón con el digestivo que nos regala el mesero ecuatoriano al reconocernos latinoamericanos como él. En la cultura alemana, los hispanos han conquistado poco a poco un espacio con su trabajo en los oficios más pesados; limpieza, preparación de comida y otros servicios que muchos quizá desprecien. Van permeando el imaginario, dejando referencias en la música, los graffitis, la cultura y la gastronomía local. La vida germana no solo se alimenta y engrandece con el sabor latino, sino también con otros migrantes que debido a la guerra en sus países, la represión y el hambre (literal y metafóricamente) dejan su vida y empiezan de nuevo en éste país que mantiene una política abierta al otro. Cada día me alimento con la gastronomía turca o árabe, únicos que mantienen abierto las 24 horas del día sus locales y que tienen comida a un precio más que razonable. Así que ¡Benditos los migrantes que enriquecen con su cultura a los países desabridos!

miércoles, 26 de junio de 2013

Vandana Shiva

A veces pensamos que los sabios son aquellos que acumulan estudios, diplomas o doctorados. O que es cosa de eruditos que hablan con palabras largas de difícil pronunciación. La civilización ha recorrido un gran camino en busca de un supuesto desarrollo y especialización pero lo único que ha logrado es alejarse de la verdadera sabiduría. La sabiduría tiene que ver con el sentido común, sentir en comunidad, sentir en solidaridad. Pienso todo esto mientras escucho las palabras de la activista hindú Vandana Shiva. Ella no habla de cosas sofisticadas, habla de las mujeres, de buena comida, evoca una vieja y nueva forma de relacionarnos. Aunque no entiendo todo lo que dice porque el idioma nos separa, puedo sentir la fuerza de sus palabras, puedo sentir el arrastre de su pasión, de una vida entera dedicada a promover cosas tan sencillas y tan importantes como la búsqueda del bien común, de lo justo. Ella dice que cada vez que tomamos algo que no necesitamos estamos robando. Bajo esa sentencia, pienso en la cantidad de veces que he robado, la cantidad de veces que he dejado comida en mi plato, que me he servido más de lo que mi cuerpo necesita. Sé que nunca seré una Ghandi, una Teresa de Calcuta, quizá ni siquiera lograré ser una mujer medianamente coherente con lo que piensa. Pero las palabras de Vandana golpean mi corazón e iluminan mi ser mujer. Hay un instinto adentro de cada uno que nos dicta con infinita sabiduría lo que debemos hacer pero muchas veces es difícil escucharlo, es que hay tanta bulla a nuestro alrededor, demasiado ruido. Quizá un poco de silencio nos caiga bien.

miércoles, 19 de junio de 2013

Chomsky

Una vez al año se realiza el Foro Global de Medios en Bonn, Alemania. Es una oportunidad para conocer y cuestionar la manera en que se maneja el periodismo y la comunicación en función de las problemáticas que compartimos en el planeta. En ese contexto conocí y escuché las enfadadas y acertadas palabras de Noam Chomsky, uno de los periodistas más abiertos del mundo. Muchas de las causas de las crisis mundiales, como la pobreza y la injusticia social las intuimos. Es emocionante y satisfactorio escuchar a alguien enumerarlas con elocuencia y autoridad. Pero, ¿cuál es la lección que nos queda a quienes estamos involucrados con la formación de la opinión pública? Si bien Chomsky nos ofreció un recorrido histórico que culmina con las desacertadas acciones de Barack Obama en función de una paz ficticia que únicamente protege los intereses y preceptos de las más importantes –y perversas– instituciones financieras, el reto sería sembrar tales criterios en los periodistas y ejecutivos de los medios de comunicación. Pienso: no es válida la responsabilidad social empresarial de una corporación noticiosa, si no se parte de las cosas esenciales para el colectivo (guste o no, la humanidad es un conjunto, una colectividad con problemas e intereses comunes); amor, solidaridad, calzar los zapatos ajenos y reconocer las injusticias, aun cuando lo implican a una misma. Para concluir, tomo las palabras de un activista que cuestionó en dicho foro: “¿Cuándo reconocerán los medios de comunicación su responsabilidad sobre las fatalidades del mundo, sobre las crisis y la alteración de los valores naturales de respeto para la sobrevivencia?”

miércoles, 12 de junio de 2013

Moralina

Moralina se siente protegida entre frases apolilladas y dogmas de hace siglos, le encanta señalar con el dedo y escandalizarse ante la vida ajena. Moralina es la primera en manifestarse en contra del aborto: ¡bajo ninguna circunstancia, por ningún motivo, imposible! Organiza cada año el día del “Niño no nacido”, mientras los ya nacidos no le llaman la atención por sucios y piojosos, mocosos desobedientes que dicen la verdad sin asco. Su mente tan dura como una piedra es incapaz de ver al ser humano enterrado entre leyes absurdas. Para ella, el aborto terapéutico es tan aberrante como la pasión entre dos hombres o dos mujeres. Moralina está siempre a favor del odio antes que a favor del amor. Le aterra lo diferente, le indigna la libertad ajena. Todos deberían pensar como Moralina, todos deben creer en su dios maligno, vengativo, celoso del placer ajeno, de la felicidad del otro y del libre albedrío. Moralina apoya el uso de todo tipo de armas, de la violencia y la represión como método de control social. Moralina suspira por los tiempos de antes, por los militares genocidas, por los tribunales de fuero especial y la Panel Blanca. Por supuesto, Moralina está en contra de cualquier tipo de despenalización, sobre todo de la marihuana, que la fuman los peludos, los artistas, los jipis y de plano también los defensores de los derechos humanos, la mayor aberración social, que, según ella, ha inventando occidente. De las drogas, solamente aprueba las que le receta el médico. Moralina cuenta tres de ellas, traga, cierra los ojos, suspira.
(La Lucha Libre 12 junio de 2013 publicada en elPeriódico).

miércoles, 5 de junio de 2013

Lugar que no existe

Están cumpliendo casi medio siglo de vida en pareja. Y aunque ustedes no lo crean, a él todavía le brillan los ojos cuando la toma de la mano. Viven entre gestos cotidianos de amor y ternura. Estoy segura que su relación no ha sido siempre como en los cuentos de hadas, donde con un simple “vivieron felices para siempre” se resumen cinco décadas de negociación diaria. Negociación no es una palabra bonita para hablar del amor pero es útil. El éxito de un proyecto entre dos o más tiene que ver con la capacidad de dar, ceder, empujar o retroceder. Pienso en el tremendo ejercicio de comunicación y tolerancia que significa vivir con alguien en “democracia” tanto tiempo. Las familias pueden ser micro muestras o espejos de nuestra realidad nacional. Gobernantes y pueblo unidos en un proyecto de vida. ¿Qué pasa si en la relación prevalece el autoritarismo, la mentira y el egoísmo? ¿Y si a uno de los dos involucrados se le exige ser sumiso y obediente? No imagino a un buen esposo (o gobernante) vendiendo a escondidas los pulmones de su mujer (pueblo) o robando el dinero de la educación de los hijos para ir a emborracharse. Y así ejemplos cada día. Pocos se atreven a dedicar toda una vida a construir un buen amor, una buena familia o una buena gestión. Por eso, admiro la constancia y determinación con la que mis padres han luchado por construir su propia utopía, cada día, durante 47 años. En las buenas y en las malas. Son un ejemplo de que la revolución empieza en casa, va del núcleo a la periferia, de adentro hacia afuera, del nido hacia el universo. Y siempre, siempre se hace con amor. (Lucha Libre publicada el miércoles 5 de junio del 2013 en elPeriódico):

miércoles, 29 de mayo de 2013

Mayo

Los niños están con la novedad de mayo. Buscan zompopos, los bañan en limón y sal para tostarlos al comal o la plancha. Boquitas en peligro de extinción. El continuo chipichipi mantiene la ropa húmeda en el lazo esperando un rayito de sol. Lagunas en las calles, ríos en las avenidas, deslaves, y la esperanza de que la lluvia acabe con los incendios forestales (si esperamos que sean los humanos quienes los detengan, nos quedaremos sin bosque). Este mes de mayo, además, pasará a la historia porque un ex Jefe de Estado fue condenando por genocidio, un Día de la Madre, en honor a las mujeres ixiles que lanzaron al universo su voz. El General en su laberinto judicial despertó la compasión de aquellos que se solidarizan con la extinción de los dinosaurios. Los mismos que seguramente también se indignan ante la posibilidad de que otro exmandatario enfrente la justicia internacional. ¡Pobre Portillo, el Robin Hood de los pobres! ¡Otro chivo expiatorio! De pronto, nos hemos vuelto defensores del debido proceso, de los derechos humanos del criminal de cuello blanco. ¿Cuántos de los que hoy se rasgan las vestiduras por Ríos Montt y por Portillo han sentido compasión, o al menos curiosidad por los procesos que se llevan en contra de los defensores de derechos humanos, de los activistas, de los ambientalistas? ¿Cuántos han alzado su voz en contra del racismo estructural que nos atraviesa? Comienza de nuevo a llover y pienso en las goteras en mi techo, al menos soy de las que tienen uno. Mis pensamientos se hunden en el verde intenso de las montañas recién bañadas. Se acaba mayo, se va chorreando... http://elperiodico.com.gt/es/20130529/lacolumna/228931/

miércoles, 22 de mayo de 2013

En la vecindad

Nada tan efectivo para amargarme el desayuno como un plato de noticias recién salidas del mismísimo Xibalbá. Intento que no me afecte la anulación del juicio por genocidio a Ríos Montt. Ya sabía que esto pasaría. Ni que no viviéramos en una fincona o en la vecindad del Chavo del Ocho. ¿Vieron el berrinche de Kiko, digo del CACIF? No tardó en salir Doña Florinda (CC) a cachetearnos por relamidos, por creer que la justicia puede tocar a los poderosos. Todo esto ha servido para vernos sin ropa, hemos desnudado nuestros miedos. Ahora somos capaces de reconocer a los columnistas y disque “periodistas” alineados con el mismo discurso: la terrible injerencia de los extranjeros en nuestros asuntos. Como si fuéramos tontos y no supiéramos que si de verdad les importara la soberanía del país, estarían manifestándose contra Canadá y sus mineras que promueven, ellos sí, la división y el conflicto social. Ya sabíamos que esto pasaría, es deber de la élite defender a su ejército, a sus empleados. A mí no me afecta, no tengo ganas de llorar, no tengo un nudo en la garganta, no pienso en las mujeres ixiles y lo que están sintiendo. Mejor me alineo en la lógica de los ganadores; todos eran fetos comunistas, bebes comunistas, abuelos y abuelas comunistas, se lo merecen por votar por Ríos Montt, por querer mano dura, por tomarse la justicia con sus propias manos, como Rosenberg, como los Valdés Paiz, como Sperisen. ¡Ah!…¡no! ¿De quién hablaba? Creo que ya me dió la chiripiorca… Lucha libre publicada en elPeriódico un 21 de mayo del 2013.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Prefiero

Sale una del país y le toca ir de embajadora de Guatebala. ¿Qué se contesta ante la situación política que vivimos? Que el juicio se anuló, que hay Estado de Sitio, que militarizaron el país, que vendemos el alma a los mineros. Y una tratando de decir que en realidad Guate es bien bonita, que viera usted qué lindo el volcán de Pacaya cuando hace erupción, pero que no sepan que asaltan por ahí; que La Antigua es preciosa aunque está a punto de perder su estatus de Patrimonio de la Humanidad; que tan chulos los ríos y los lagos (pero que son nuestros basureros); que somos bien multiculturales, pero que los indígenas valen menos que la inversión extranjera. ¡Vengan a visitar el país, vieran que somos un paraíso (fiscal)! A veces quisiera tener la sangre fría de empezar una nueva vida en un lugar tranquilo como Costa Rica, donde los periodistas se aburren y es primera plana la tendencia de los jóvenes a acosar en Facebook. Pero resulta que soy medio masoquista y mi ombligo actúa como un hilo dorado que me ata al fusil y al frijol, no me suelta, no me deja ir lejos mucho tiempo. Entre más difícil y terrible es la situación, más siento que Guatemala necesita de gente que no escape, que no pierda la fe ni la esperanza de que algún día vamos a ser más humanos, más amables, más solidarios. Sí, soy ingenua a veces, pero no me resigno a que el miedo y la opresión sean nuestro único destino. No pierdo la fe en los guatemaltecos que ya están reventando su burbujita de comodidad. Yo prefiero que me maten por mi necedad de luchar por un mejor país, que trabajar en Disney y comer perdiz. (Lucha Libre publicada el miércoles 9 de mayo del 2013 en elPeriódico).

miércoles, 1 de mayo de 2013

Trabajo y expresión

El Primero de Mayo es una fecha emblemática para los movimientos sociales en todo el mundo. Es un día en que las personas inconformes, que aún sueñan con que la realidad puede y debe cambiarse, se manifiestan. Desde hace más de un siglo las marchas, huelgas y protestas se repiten y se multiplican en muchas partes del mundo. Es un día que aglutina a sectores diferentes para reflexionar, criticar y proponer mejores formas de relacionarnos como jefe/empleado, contratante/contratado. Gracias a las marchas del Día Internacional del Trabajo es que ahora gozamos de jornadas laborales de ocho horas diarias. Y gracias a los obreros que se atrevieron a desafiar lo establecido es que hoy en Guatemala existe un Código de Trabajo, vacaciones pagadas, indemnización y otros bonos que disfrutan los empleados, pequeñas victorias que han permeado el duro corazón del empleador. Lejos estamos de la perfección laboral, aún se violan muchos derechos de los trabajadores, las mujeres embarazadas aún son despedidas injustamente y cada vez más abundan los que trabajan por día, faena, contrato o con factura, y que están afuera de cualquier beneficio laboral. Por eso sigue siendo un día importante, que bien vale la pena poner en agenda. Lo mismo pienso del Día Mundial de la Libertad de Expresión que se celebra el 3 de mayo y que intenta visibilizar la importancia del trabajo periodístico y de los periodistas que arriesgan su vida por dar a conocer lo que sucede en sus países. El periodista es un obrero de la verdad, que muchas veces no sabe de horarios, de jornadas ni de peligros. Y su papel en esta sociedad es esencial para mantener una democracia. Así que feliz día, obreros y periodistas. (Lucha LIbre publicada en elPeriódico el miércoles 1 de mayo del 2013)

martes, 23 de abril de 2013

Victoria Ixil

El jueves pasado fue Tijax en el calendario sagrado maya Cholq’ij. Y representa el rayo que parte, la piedra de obsidiana con su doble filo. Ese jueves negro fue un machetazo en la herida de las víctimas ixiles que testimoniaron en el juicio que se llevaba a cabo contra dos militares. Miles de guatemaltecos lamentamos haber perdido, una vez más, la esperanza en el sistema de justicia. Pero ¿qué importa? Ya deberíamos estar acostumbrados a las transas, a las presiones políticas, a saber quién manda aquí. Ya deberíamos de saber que estamos lejos de ser un país civilizado con independencia de poderes. En medio de la decepción, de la “bajada de moto”, quedan los testimonios, las palabras, imposibles de borrar y grabadas en la memoria colectiva. Por mucho que se anule el juicio, por mucho que Ríos Montt y Rodríguez Sánchez duerman el resto de su vida en su cama, por mucho que la Fundación contra el Terrorismo se sienta victoriosa, nunca podrán hacernos olvidar lo que escuchamos. Nunca olvidaremos las mujeres violadas, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez veces por los soldados. No olvidaremos la osamenta del niño que aún guardaba en el bolsillo de su pantalón las canicas, ni al que huyó en la llanta de un camión y sobrevivió para contarlo. No olvidaremos las casas quemadas, los gritos, el susto, los animales muertos, la huída a la montaña, el destierro, el frío, el hambre. No olvidaremos la máquina aplastando cuerpos en la fosa común, los fetos colgados de los árboles. Esas verdades del pueblo Ixil, resonando hasta el fin de los días en nuestros corazones, son ya de por sí una gran victoria. (Lucha Libre publicada el miércoles 24 de abril de 2013 en elPeriódico).

martes, 16 de abril de 2013

¿Qué paz?

¿Peligra la paz en Guatemala por el juicio que se lleva contra los militares? ¿Qué paz? Si aquí seguimos muriendo de hambre y de balas ¿Qué paz hay en Guatemala cuando hay muertos que aún no descansan en tumbas que lleven su nombre? ¿Qué paz hay para las comunidades del triángulo Ixil? ¿Qué paz hay para los que siguen luchando contra el sistema opresor? ¿Qué paz hay para los que piensan diferente? ¿Qué paz hay en las panzas de los niños desnutridos? Aquí ni siquiera los que viven en Condado Concepción o en Carretera a El Salvador conocen de paz, siempre con miedo a que un muerto de hambre se les aparezca en el camino y les arrebate su celular, o que alguna manifestación de campesinos atente contra su sagrado derecho a la locomoción. Aquí nadie tiene paz, todos tenemos una guerra interna que no nos deja avanzar. La paz, viene de la mano de la justicia, la justicia viene de la mano de la verdad, y la verdad la vamos a ir conociendo poco a poco a través de los testimonios de la gente que se atreve a hablar, de esa gente que ha esperado treinta años para tener la oportunidad de contar lo que vivió. Yo no quiero una paz de mentiritas, una paz de a quetzal, una paz hipócrita, una paz privatizada. Me gustaría pensar en un país en paz en donde dejemos de vernos como personas de diferentes categorías, donde los que tienen dinero valen más que los que no tienen nada. Y si para lograr la paz es necesario volver a quitar las vendas, abrir la herida y echarle alcohol, pues hagámoslo, aunque nos arda, aunque cueste pisto y tiempo, aunque amenace la tranquilidad de los dinosaurios. Es necesario.

miércoles, 10 de abril de 2013

Testigos

Estoy tan entretenida con el juicio por genocidio contra Ríos Montt y su secuaz que me puse a ver en Internet los Juicios de Núremberg contra los nazis. ¡Increíble los paralelismos! Mismas excusas de los victimarios: “no sabíamos nada”, “es un juicio político”, “el tribunal es imparcial”, “la sentencia está escrita”. Claro hay diferencias: los nazis hablaron ante el estrado e intentaron justificar sus acciones, los militares guatemaltecos guardan silencio, y cuando hablan por ellos sus abogansters, solo los inculpan más. Un bonito ejemplo sucedió el 4 de abril cuando Marta Elena Casaus, perita propuesta para el peritaje sobre racismo y genocidio, puso los puntos sobre las ies. Cada pregunta de los “defensores” le daba oportunidad de explicar más claramente los nueve puntos de intencionalidad que prueban que sí hubo genocidio en Guatemala. Ante la última y tonta pregunta de Danilo Rodríguez ¿Considera su peritaje una verdad absoluta? Ella contesta: “Mire señor letrado, a estas alturas de la vida, creo que no hay verdades absolutas, no existen. Desde esa perspectiva todos nos acercamos a la verdad en función de los hechos, de los datos, y sobre todo en función de una cosa muy importante que está pasando en este tribunal, en función de los testimonios de las personas que sufrieron esta situación”. Escucharlos es lo que intento hacer siguiendo el juicio, un juicio que en mi opinión no nos debería dividir. Al contrario. A mí personalmente me ha unido más que nunca con el pueblo Ixil, con las viudas, con los hijos de los desaparecidos y con los que aún creen en la justicia para todos los guatemaltecos. @liberalucha

martes, 2 de abril de 2013

La moral del General

Pedro Cobo en el juicio por genocidio que se lleva contra Efraín Ríos Montt y José Mauricio Rodríguez nos recuerda que hoy se cumplen 31 años de la masacre en Chel. “Hoy estoy sin papá, sin mamá, sin mis hermanitos” declara. Busco Chel, en el tomo IV de Guatemala Nunca Más, la lista de víctimas no cabe en una hoja, paso a la siguiente, cuento los muertos en esa aldea de Chajul en Quiché. Son más de ciento cincuenta, encuentro mi nombre entre las víctimas, una homónima que no vivió para contarlo. La mayoría de los nombres de mujeres tienen una información extra, y es la fecha de la violación. No puedo imaginar lo que es pasar treinta años con el asco en la piel, con la frustración y el sentimiento de injusticia ante eventos tan perversos. Un ejército de soldados violadores no defienden la patria, no saben de honor. No existe ninguna justificación para utilizar el cuerpo de las mujeres ixiles de esa manera tan salvaje y violenta, tan inhumana. Los responsables, aunque hayan pasado tres décadas, deben saber que lo que hicieron es incorrecto. Nadie está pidiendo ojo por ojo. Ni siquiera eso. Se pide un mínimo de justicia, se pide saber la verdad, que el horror se conozca, que se nos caiga la cara de vergüenza, que se haga lo posible para que nunca más vuelva a suceder. Me resuena en la cabeza el descaro del abogado defensor de Ríos Montt, García Gudiel cuando asegura que “el único pecado de mi defendido fue infundir moral”. ¿Qué clase de moral vuelve política de estado violar sistemáticamente mujeres y niñas?

Días Santos

Caminar en la playa, llenarse los pies de arena, buscar tesoros y encontrar solo tapitas de plástico de colores no es razón suficiente para dejar de amar al mar. Dan ganas de hacer un atrapa sueños con todo ese plástico lamido por las olas, dan ganas de ser guajera y recoger botellas, bolsas y empaques de shampoo. Dan ganas de regresar el tiempo atrás cuando el mar escupía conchas de colores a mis pies y no basura. El mar sigue siendo hermoso y hondo, peligroso y suave. Sigue transmitiendo misterio y fuerza, alegría y temor. Del océano salen peces, conchas y camarones que ya no se pueden comer con confianza porque ahora se alimentan ellos también de mierda. Y de basura nos alimentamos todos un poco porque todo ha cambiado y en la búsqueda de una vida mejor, pensamos que entre más procesado y empacado más rico. No nos importa el daño que causamos, y el montón de desperdicio que dejamos atrás. Cuesta tomarse el tiempo de acostarse en la playa y ver el cielo estrellado para sentirnos chiquitos y diminutos, para ubicarnos en nuestra justa dimensión. Cuesta dejar a un lado el teléfono y la computadora para medir el tiempo que aguantamos estar solos con nosotros mismos. Cuesta no querer escribir del juicio, o de los asesinatos que siguen enlutando al país. Cuesta no querer linchar a los racistas, no ser odio corriendo por las venas. No cuesta concentrarse en la tranquilidad de la playa, en las gaviotas y su hermosa armonía, en el viento que despeina y juega con nosotros. Dan ganas de cambiar de vida y regresar a lo simple. Dan ganas de apostarle al amor y a la alegría. ¡Dan ganas...!

jueves, 21 de marzo de 2013

La hora

El juicio es un murmullo en mi computadora. No entiendo mucho el lenguaje de los abogados, pero entiendo que hacen lo posible por evitar que el genocida enfrente los cargos que se le imputan. La voz de la juez es fuerte, una mujer valiente atrás de ese nombre de flor. Pienso en la importancia de los gestos pequeños, la preponderancia de lo cotidiano, lo que casi no se ve. Pienso en las mujeres ixiles que siguen el juicio, que se sientan hasta atrás, silenciosas y ensimismadas. No me cuesta imaginar a dónde vuelan sus pensamientos, quizá regresan a un tiempo antes de la guerra, antes que la violencia les partiera la vida, antes de la casa quemada, antes de la persecución, antes de la violación, antes de la muerte, antes del miedo, antes de que el general, hoy sordo, viejo y acabado, diera la orden de exterminar al pueblo Ixil. Veo las fotos de la audiencia, y en primera fila está la hija del genocida y el hijo del ministro de Gobernación de la época, impecables, serios, preocupados. Ahí también esta doña Rigoberta Menchú con toda su dignidad a cuestas, dignidad que les duele a los cobardes que se esconden para no enfrentar el pasado. Yo no veo dos bandos, no veo a los buenos y a los malos. Veo el peso de la historia cayendo sobre nosotros. Entiendo que los crímenes contra la humanidad no se perdonan. Veo una oportunidad única para los guatemaltecos de ir construyendo la paz, amparada en la justicia. No sé si la justicia es ese murmullo inteligible que sale de mi computadora. Pero sé que escuchar los relatos de las víctimas puede sensibilizarnos más que mil campañas ProGuate.

miércoles, 13 de marzo de 2013

No viajar

Pasar por una oficina de migración o una frontera me inquieta. Me siento como una criminal con algo que ocultar. Son tantas las historias de terror que he escuchado en los viajes que no puedo evitar sentir miedo en esa línea de “fuego” tan sensible como las fronteras. Sudo. Me encuentro ya en otro país. Lo sé por el sello en mi pasaporte, porque por fuera todo luce igual. Mismas franquicias de comida chatarra, mismas ofertas de 2 x 1, mismo monopolio de comunicación. Más de la mitad de los anuncios que leo están en inglés, los modelos son todos blancos y rubios, altos y flacos, la moneda que se usa es el dólar. No estoy en Estados Unidos se nota por el desorden en la carretera, por los baches en las calles, por la pobreza en los semáforos, por el físico de las personas afuera. Llego a un higiénico e impersonal hotel. Me dan una tarjeta en vez de una llave. La comida es internacional para que nos guste a todos. No hay ni siquiera pupusas internacionales. Subo a mi cuarto a ver una televisión que no cabría en mi casa. Los mismos 99 canales de pura basura alienante. Paso dos horas cambiando de canal. No me detengo en nada. Al día siguiente bajo a desayunar y hojeo el periódico local. Al igual que en mi país, los lunes la mitad del periódico viene lleno de futbolistas. Veo políticos abrazando ancianos, cargando niños. No conozco sus nombres pero me suenan sus mañas. Las noticias hablan de proselitismo anticipado, de corrupción, de la conveniencia o no del vaso de leche, de la muerte de Chávez, del cónclave para elegir al nuevo Papa, de la racha de incendios forestales. ¿Viajo o estoy soñando?

sábado, 9 de marzo de 2013

TRANS 2.0: Este amor callejero no es como el de los abuelos

Este amor callejero no es como el de los abuelos, el áspero mineral contagiado a nuestras manos con cierto lenguaje obsceno y despiadado con que te cantan ahora las bocinas, nena, la fuerza asfáltica donde colisionan a veces nuestros cuerpos, algunas balas ineptas por innecesarias y unos descarados besos que encienden las esquinas por la noche cuando nos observan desde lejos las ventanas acusadoras pensando en cuán bajo hemos caído al amarnos rudos, animales, sucios a la vista de todos. Porque los abuelos no lo hacían así. Uno lo ve en las películas a blanco y negro, ellos se colaban al granero y se acariciaban entre tanta ropa. Por eso quema ahora el castigo de la inmoralidad, porque los abuelos, nena, ellos supieron no dejar sus apellidos en las seis mujeres que parieron los cuarenta y cinco tíos nuestros, aquello es imposible de alcanzar a nuestros reguetoneros deseos y al sueño de tener un día, muñeca, una hermosa niña a quien le pondremos tu nombre. Volver al índice de TRANS 2.0

miércoles, 6 de marzo de 2013

Voltear la tortilla

El caso del niño sicario vuelve a despertar al monstruo de las reformas constitucionales. La Vicepresidenta, diputados y las masas piden endurecer las leyes contra los más vulnerables. ¡Qué se les juzgue como adultos! Es increíble la forma que tienen los Caradura de voltear la tortilla. Guatemala ostenta las peores cifras de maltrato a la niñez. La Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, ODHAG, contabiliza en enero de este año 120 menores de 18 años asesinados con armas de fuego o blancas. Según el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva –OSAR- 120 niñas y adolescentes quedan embarazadas diariamente, la mayoría de casos por agresión y violencia sexual de forma cotidiana. Si hablamos de maltrato infantil, CONACMI reveló que en el 2010 se reportaron siete mil casos de violencia intrafamiliar y monitoreó en la red hospitalaria once mil casos de violencia y agresión sexual a menores de edad. Y eso que hay un subregistro ya que la infancia tiene menos acceso a la justicia, sobre todo si ésta se ejerce desde sus casas. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se calcula que el 20 por ciento del PIB es producido por menores de 14 años. Casi un millón de niños y adolescentes realiza alguna actividad económica peligrosa como recolección de basura, reciclaje, manipulación de pólvora, minería de piedrín y cal, lanza fuegos, agro industrias, servidumbre, pornografía, drogas y sicariato. Detrás de estos niños, hay millones de adultos que se benefician. ¡Adultos que ahora quieren mano dura contra los niños! Lucha Libre publicada el miércoles 7 de marzo del 2013 en elPeriódico.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Rex

La imagen de un niño de diez años con una pistola en la mano dispuesto a asesinar sin piedad me traslada a Ciudad de Dios, filme brasileño que retrata la vida en las favelas. Pero esto no es un guión de una película, pasa aquí nomás en los linderos de nuestra zona de confort. Tengo un hijo de esa misma edad, que es pura dulzura, corazón y bondad, un niño que piensa que es más fácil y barato acabar con los ladrones dándoles trabajo que metiéndolos a la cárcel. Siempre he pensado que los niños nacen sabios y que somos los adultos quienes nos vamos “cagando” poco a poco en su lógica y sabiduría. La sociedad, la familia y la escuela también hacen lo suyo. Me pregunto si el niño sicario tendría posibilidad de haber jugado con mi hijo o si de encontrarse habría de ser uno como víctima, el otro como verdugo. ¿Debería enseñarle a mi chiquito a defenderse de los otros con armas o golpes? ¡No! Prefiero tener un hijo al que le roban su refacción en el colegio, a criar un ser humano que con tal de defender su propiedad privada será capaz de prenderle fuego a alguien. No sé qué quieren los otros guatemaltecos con quienes comparto territorio. No sé si están felices linchando motoladrones en la plaza. Yo no quiero un hijo asesino, como tampoco quiero un hijo asesinado. Volviendo al niño sicario, me pregunto si ha comido alguna vez panqueques con miel. Y si también le pide a su mamá que lo arrope por las noches. ¿Habrá escuchado alguna vez un cuento antes de dormir? ¿Habrá botado ya todas sus muelas? ¿Creerá en el Ratón Pérez? ¿Será el Tiranosaurio Rex su dinosaurio favorito? ¿Tendrá miedo en las noches? (La Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 27 de febrero del 2013).

martes, 19 de febrero de 2013

¿Yo, racista?

La Prensa del domingo cuenta que hay “brotes” de racismo en el deporte nacional. A los futbolistas de apellidos indígenas y a los garífunas los insultan o los comparan con monos. Según el reportaje es algo común en los partidos. Los agredidos coinciden en que esto hiere sus sentimientos y ofende su dignidad. Los árbitros no hacen nada aunque constituye un delito punible. A algunos con solo modificar su nombre, les cambia la suerte como al famoso Pin Plata, que podría llamarle a su autobiografía “Siendo Plata me fue mejor, la vida de Juan Carlos Puac, antes de la fama”. O el increíble caso del destacado atleta Doroteo Guamuch Flores que cuenta que cuando ganó la maratón de Boston en 1952, tuvo que cambiarse el nombre “para comodidad de los cronistas que no podían pronunciarlo”, y así pasó a llamarse Mateo Flores, nombre que hoy lleva el Estadio Nacional. ¡Qué vergüenza ese racismo de Estado! En Guatemala no hay brotes de racismo, hay un racismo completamente enraizado en la cultura, los chistes, el deporte, la sociedad, en el día a día del guatemalteco, en las aspiraciones de blanquear la piel, de aclarar el pelo, de hablar en inglés dentro de Guate, de estirarse de la nariz, de buscar en el árbol genealógico al abuelo español, en la vergüenza del apellido indígena, en la pena de la mancha mongólica, en el abuso de poder ante el otro, en el genocidio negado, en el “se te sale el indio”, en el “cuando era chiquita era canchita, en el “hay que mejorar la raza ”. Aquí, no solo hay racismo, sino clasismo, esnobismo y negación. Todos somos racistas (menos yo, por supuesto). Columna publicada el miércoles 20 de febrero en elPeriódico de Guatemala.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Alto

Ciudad de Guatemala. Semáforo en rojo. Un pequeño ejército de trabajadores informales toma la calle por cuarenta segundos. Dos niños k’iches con un bote de agua enjabonada y un limpia vidrios cada uno, llenan el cristal de jabón y restriegan el polvo acumulado, no me da tiempo de asentir o negar con la mirada. El conductor del carro de al lado pide una tarjeta telefónica y el copiloto negocia el precio de bananos empacados en celofán. Mi hijo Joaquín pregunta por qué no compramos una raqueta para electrocutar bichos. Me ofrecen los diarios. Nicolás me pide que les dé dinero a las niñas malabaristas de enfrente, que lograron tirar y recoger con una sola mano tres naranjas al aire, en una acrobacia simple pero hermosa. ¿Será que allí cerca está el viejo(a) cabrón que les quita cada centavo que ganan? Entre el breve espacio de los carros, se escucha la llegada de una moto. Dos tipos con escopetas y medio uniformados de seguridad privada se cuelan entre los carros hasta llegar al frente de la fila. Los siguen dos motos de comida rápida. En varios carros los vidrios se suben automáticamente. Una energía tensa aletea en el ambiente. Una señora quemadísima por el sol me ofrece 3 chicles a quetzal. Un joven en proceso de rehabilitación con carnet al cuello, nos invita a comprar chocolates. Aparece un viejito sin piernas, la silla de ruedas la empuja una niña con miedo. Van con un palito con un trapo al final, pidiendo dinero, como en las misas. El moderno semáforo frente a mí cuenta en reversa 3, 2, 1. Verde. ¡Nos vamos! (Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 13 de febrero del 2013).

jueves, 7 de febrero de 2013

Cáncer

La sola mención de la enfermedad da escalofríos. Nadie quiere ser diagnosticado con cáncer, nadie quiere tener familiares con cáncer. Pero casi toda la gente que conozco, tiene un ser amado con esa enfermedad o que murió debido a ella. El cáncer trabaja durante meses, días y años en silencio, hasta que un día se hace evidente, un día que generalmente es demasiado tarde para tratarlo. Cada año 10 mil guatemaltecos se suman a la lista de enfermos con cáncer. ¿Cuántos de ellos podrán ser tratados adecuadamente por el sistema de salud nacional? ¿Cuántos morirán por no tener acceso a la salud gratuita? Solo quien tiene un familiar con esta enfermedad, sabe lo terrible que es en el seno de una familia una noticia de esta naturaleza. Nadie es inmune al cáncer. Ricos, pobres, viciosos o sanos. Se puede dejar de fumar, de beber, de comer chatarra, pero eso no es vacuna contra la enfermedad. La enfermedad simplemente llega para cambiarlo todo. En mi familia, el cáncer llegó de un día para otro a instalarse en nuestras conversaciones, comidas y pensamientos. Está latente en mi sangre y en la de mi familia. Se encuentra en el centro de mi vida. No hay manera de mantenerlo alejado. Pero aun así, el cáncer me ha puesto los pies en la tierra, me ha abofeteado y me ha dado la oportunidad de saber que la vida es un milagro y que hay que luchar por ella. Cada día de vida de una persona con cáncer es ganancia, es felicidad, es para agradecer. No hay cura para el cáncer, pero el amor sí que puede ayudar a una persona con esta enfermedad a hacer de su vida algo más placentero. Una persona que se sienta amada luchará con más fuerza por la vida. Es lo único que puedo decir al respecto.

miércoles, 30 de enero de 2013

Genocidio Ixil

(Obra del artista sanpedrano, Benvenuto Chavajay).
Me niego a que me tilden de izquierdista o guerrillera por sentirme esperanzada ante el juicio por genocidio y delitos de lesa humanidad que le espera al general Efraín Ríos Montt y algunos de sus subalternos. Esa estrategia de intentar polarizar a la población es de mentes ancladas en la guerra. Buscamos paz, reconciliación, una memoria compartida, analizar la historia, entender qué fue lo qué nos sucedió. ¿Qué nos llevó al desborde de la violencia? ¿Cómo podemos girar la historia hacia otro rumbo? ¿Por qué repetimos los mismos errores? ¿Por qué seguimos tan mal? Quizá encontremos la respuesta de las violaciones en la Roosevelt en los testimonios de las mujeres de Sepur-Zarco. Tal vez la masacre de Totonicapán se entienda mejor a la luz de las estrategias militares de los años ochenta. Quizá logre entender por qué un tipo mesiánico, histriónico, elocuente y cruel ha sido el personaje político más importante del último medio siglo en Guatemala. ¿Por qué no enterrar el pasado? Porque todos deberíamos saber qué sucedió en Santa María Nebaj, San Gaspar Chajul y San Juan Cotzal. Porque no queremos más Operación Victoria 82, Operación Firmeza 83 u Operación Sofía. Porque los Frijoles y los fusiles son una aberración tan estúpida como la escopetarra. Porque No robar, no mentir y no matar deberían ser realidades y no simples slogans. Por la violación, tortura y masacre de 1771 ixiles, por las 29 mil familias desplazadas del triángulo Ixil, por las 1465 menores de edad violadas. Porque Ríos Montt dijo “Vamos a matar pero no asesinar”. Porque la paz no se construye sin justicia. Porque los tiempos cambian.

miércoles, 23 de enero de 2013

Mentiras

Me da la impresión de que nada cambia en este país. Parece una pesadilla recurrente donde los malos siempre ganan y los buenos no se ven. En mi cabeza suena Manu Chau, escupiendo su verdad: Todo es mentira en este mundo. Todo es mentira la verdad. Todo es mentira yo me digo. Todo es mentira ¿Por qué será? La velocidad de Lance Armostrong, el cuerpo de las Misses, el doble saldo de las telefónicas, los informes ambientales de la Goldcorp, los sueldos de los asesores, la inocencia de Ríos Montt, la imparcialidad de la justicia, la ideología de los congresistas, la inocencia de los financistas, la lucha contra la corrupción, el discurso del empresario, el cambio de era, la firma de la paz, la solidaridad, la mano dura contra la delincuencia, la historia de los tres reyes magos, la sonrisa del político, la promesa de campaña, la oferta del supermercado, la ayuda desinteresada, la felicidad de los guatemaltecos, la idealización del indígena, la prosperidad del cemento, la pureza del agua, el traje nuevo del emperador, la responsabilidad social empresarial del CACIF, las mesas de diálogo, el combate a la pobreza, las transferencias condicionadas, el sueño americano, las tasas bajas de intereses, las enmiendas a las leyes, el discurso del ministro, el uniforme del policía, la vocación del maestro, la cuota única del colegio, lo que los niños aprenden en la escuela, el amor de la vida. Mentira la mentira. Mentira la verdad. Mentira lo que cuece bajo la oscuridad...

miércoles, 16 de enero de 2013

Demo... pajas

Me ha dado por la democracia y he preguntado a mis amigos sobre el tema que les gustaría que tocara en este espacio. A los pocos minutos ya tenía algunas sugerencias. Primero me recomendaron que criticara el informe del Gobierno. Pero qué puedo decir de un montón de promesas incumplidas, casacas y cifras abstractas. Luego me pidieron que criticara la mojigatería de la iglesia. Pero desde que ya no está entre nosotros Monseñor Quezada Toruño para sugerirme que me tire al Puente del Incienso por creerme dueña de mi cuerpo, ya ni ganas me dan de hablar de anticonceptivos. Mejor les cuento de los sí concebidos, lo que me recuerda otro de los temas sugeridos… que cuente cómo fue mi parto en casa y que hable de la importancia de una escuela para comadronas, pero ese tema da para un manual completo y no para una columnita de opinión. Que critique a la SAT y la forma en que nos asaltan diaria, mensual y anualmente. Pienso que lo malo no es pagar impuestos, lo malo es que se los roben o que los desperdicien en gastos superfluos. Las otras recomendaciones fueron las de los optimistas, que piden que escriba sobre las cosas buenas de Guate, de cómo se extrañan los paches cuando se está lejos y de lo lindas que son las cataratas. De eso también he escrito mucho y más que escribir, lo que hay que hacer es visitar esos lugares. En total fueron tantos temas sugeridos que sirvió de poco mi encuesta. Al final se me fue esta columna en burocracia y en el puro ejercicio de sistematizar las respuestas. No llegué al fondo, no resolví, pero salió una columna bien democrática. ¿No creen?

miércoles, 9 de enero de 2013

13.0.0.0.0.0

Me gustaría pensar en este año como en una hoja en blanco, una hermosa y enigmática interrogante, una respuesta desconocida. Me ilusiono como una niña ante la idea de las sorpresas que nos depara este nuevo ciclo, este baktún del cambio y de la luz. Busco señales positivas para soñar con un mundo mejor. Evito pensar en la tragedia, la tristeza y el dolor. Evado los periódicos. Huyo de los noticieros. Me enfoco en la dulce sonrisa de mis hijos, en las nubes blancas corriendo en el cielo, en el almanaque y su promesa de colores. Pero no quiero ni puedo vivir en mi burbuja. Mi burbuja explota ante el aliento del viento. Aterrizo en un país absurdamente hermoso, bello y terrible, triste e injusto. Veo a mi alrededor y busco la sonrisa en los ojos de la gente que deambula en las calles. Pero en la calles la gente va siempre de prisa, va corriendo, va apurada. Casi no tenemos tiempo para reír ni pensar. Filosofar y meditar son conceptos que chocan en un país donde el hambre es absurdamente real. Las lombrices engordan felices en las panzas de los niños. Niños que no tienen fuerza para emprender el largo camino que los llevará a escuelas grises y sucias donde les enseñarán conceptos obsoletos que poco les servirán para enfrentarse al futuro. Un futuro que no es una hermosa hoja en blanco, un futuro como fardo de carbón. A menos que… a menos que no estemos dispuestos a aceptarlo y decidamos luchar ingenuamente por un mundo mejor. A menos que creamos en la esperanza, en el poder de la gente y en el amor, esa abstracta y dulce utopía.