miércoles, 31 de agosto de 2011

Dios pisto


Algún día deberíamos de reconocer que el único Dios de este país es el pisto. No seamos hipócritas, es el dinero lo que mueve esta sociedad. La justicia es una utopía a la que no están invitados los pobres. Me tiene conmovida el caso de Iris Marikey Cifuentes, estudiante de cuarto año de magisterio en Retalhuleu. A sus 22 años fue detenida cuando en un picop transportaba productos de contrabando (huevos y arroz), valorados en Q6 mil 86. Como era la segunda vez que lo hacía, un juez la condenó a 9 años de prisión inconmutables. ¿Cuánto es el impuesto por Q6 mil? ¿Cuánto dinero le va a costar al Gobierno mantener en la cárcel a esta mujer durante casi una década? ¿No es un autogol el que se está metiendo el Estado con una sentencia así de incoherente? El mismo día que leí esa noticia, un tribunal de sentencia condenó a 6 años de cárcel al empresario Jorge Alejandro Fischer Torres por defraudación de impuestos por más de Q108 millones (con derecho a pagar una multa). ¿Es esto la justicia? ¿Les parece lógico este tipo de sentencias? A mí me dan ganas de llorar, me dan ganas de protestar, de quemar camionetas y estaciones de policía. Por supuesto, del dicho al hecho hay un gran trecho. No se preocupen, aún no me he radicalizado tanto. Además, inmediatamente lo pienso y me avergüenzo, no sea que piensen que soy de la mara de Joviel Acevedo, al que por cierto podríamos intentar cambiarlo por la chilena Camila Vallejo. ¡Qué manera tan diferente de liderar un movimiento estudiantil!

Volviendo al Dios dinero, yo me pregunto cuándo nos vamos a dar cuenta de que el dinero no se come. Un día de estos va a tronar todo el sistema económico y quienes no sepan sembrar, ni cosechar, no tendrán qué comer. Este sistema social que antepone el dinero a la felicidad humana va a fracasar. Y nosotros nos vamos a quedar sin agua limpia, sin valles, sin montañas, sin naturaleza, sin tierra para sembrar. Y todo ¿por qué? Porque le hemos vendido el alma de este país a Montana Exploradora, a la mina Marlin, a Tomza o al ingenio Chawil Utz’aj. ¡Adoremos pues, a los nuevos becerros de oro!

martes, 23 de agosto de 2011

De culpas, madres y delitos


En ese oscuro engranaje que ha formado la sociedad actual, la figura de la madre termina siendo la que purga todas las culpas. Desde el burdo y popular insulto de “hijo de puta” para referirse a los peores especímenes de la humanidad, pasando por ser las responsables de la proliferación de mareros por la “necedad” de salir a trabajar y dejar al niño abandonado hasta disque ser las que transmiten y reproducen el machismo en nuestra sociedad.
¡Tremendo tanate de culpas el que las madres vamos heredando! Todo por aquella abuela perversa que quiso probar del fruto prohibido, el fruto del conocimiento. Leyenda disfrazada de verdad que entre metáfora y metáfora nos va enseñando que más nos habría servido quedarnos tontitas por toda la eternidad. Monstruosidad que nos transmiten y machacan las iglesias, el patriarcado y la sociedad en general. Mujer que trabaja descuida su hogar, y sus hijos se vuelven delincuentes. Como si un hijo se pudiera procrear únicamente por la madre, como si no se necesitara un padre o un espermatozoide para fecundar el óvulo.
Todo esto sale a propósito del Caso Siekavizza donde de repente, la suegra se volvió la culpable número # 1 de todo el caso. Incluso una lectora (ver carta de lectores en elPeriódico del martes 16/08/2011) dice: “El precio que pagó por sus logros académicos es la falta de valores de su hijo.” Nadie parece recordar al suegro que en todo caso es más ejemplo para el hijo, o al padre de la víctima o la sociedad machista en su totalidad que aplaude que una mujer deje su profesión, sus amigas y su vida entera por intentar ser la “madre ejemplar, mujer ideal, abnegada y fiel” que en silencio y de buen modo debe cumplir su papel de trapo en la sociedad. Aquí todos somos culpables. Hombres y mujeres permitimos y perpetuamos una sociedad machista en la que nosotras siempre salimos perdiendo. Y en éste caso, lo que se perdió fue una vida.

(Columna Lucha Libre publicada el miércoles 23 de agosto en elPeriódico)

lunes, 22 de agosto de 2011

El otro sistema


En estos tiempos de elecciones con nuestra colección bizarra de candidatos a puestos públicos me ha dado por pensar en la Asociación de Alcaldes Comunales de los 48 Cantones de Totonicapán. Me parece un modelo muy eficiente de administración local y comunitaria, digno de imitar y promover. Quizá les parezca sospechoso imitar algo que no viene de Estados Unidos o de otro lugar. ¿Cómo es? ¿Más civilizado? ¿Más avanzado? Pero los nietos de Atanasio Tzul, un pueblo en que el 97.2 por ciento se considera indígena k’iche’, tienen mucho que enseñarnos de la forma en que desde hace siglos administran su territorio que incluye 22 mil hectáreas boscosas de pino blanco y colorado, encino y el casi extinto pinabete, gracias a lo cual se mantienen activos los mil 200 nacimientos de agua que enriquecen el afluente hídrico de los ríos Chixoy, Motagua, Samalá y Nahualate y alimentan toda la cuenca del lago Atitlán.

Un promedio de mil personas al año asumen en sus comunidades distintos puestos en una red que cubre, mejor que el mismo Estado, las necesidades de la población y que, además, actúa sin presupuesto de este. Lo más increíble de estas elecciones es que el proselitismo dura solo 3 minutos, lo necesario para decir el nombre, de qué familia proviene el candidato y los servicios que ha hecho por la comunidad. Debe haber consenso en la votación. Las personas electas trabajan voluntariamente durante un año para resolver desde casos sencillos de violencia intrafamiliar o robos hasta concretar proyectos de salud y de educación. Y, además, son responsables de que Totonicapán sea el único departamento de Guatemala donde el agua es negocio comunitario, ya que es entubada y distribuida por ellos mismos y les asegura un abastecimiento de líquido vital limpio para al menos 50 mil familias en la región. Un caso único de descentralización y autonomía local que admiro mucho.

martes, 9 de agosto de 2011

Voto por ella




En vista de que es imposible que cancelemos las elecciones y en su lugar hagamos un mega rave o un super festival, tendré que tomar una decisión electoral. Difícil no remitirme a la canción aquella de: “Yo tenía diez perritos… y no me queda más que uno, uno, uno, uno, uno.” Lástima que la vida real no sea una ronda infantil donde todos nos tomemos de las manos y juguemos a ser felices. Todo lo contrario. Se están rifando el futuro del país. Ahí en las vallas que inundan la ciudad, vemos los rostros de aquellos capaces de vender su alma y empeñar la nuestra al mismísimo demonio. Millones de quetzales que podrían acabar con el hambre en Guatemala convertidos en basura electoral. No creemos en filántropos generosos. Son inversiones que el próximo presidente deberá retribuir con todo y sus respectivos intereses e inflaciones. La moneda es variada: contratos, extensiones, leyes, favores, viajes, embajadas, ministerios, etc. ¡Están empeñando nuestra fe! Somos tan tristes en la desesperanza que olvidamos cómo divertirnos sanamente. ¿Qué tipo de alegría convierte la celebración en destrucción? Es cierto que nos fomentan el resentimiento, la desconfianza hacia el otro, la rabia y el rencor. Somos un pueblo de soldados pobres, que vive por y para la guerra. Nadie nos ofrece cambiar pistolas por libros, cuchillos por cuadernos, represión por trabajo, la bota en la cara por una mano amiga, los centros comerciales por academias, escuelas, etcétera. Somos un país con mayoría joven. Esto debería verse como una oportunidad y no como un problema. Más que la política partidaria, me interesan los compromisos de la juventud para vivir en armonía y democracia. Sé que a través del arte puede lograrse un país mejor. Lo tengo claro. ¡Yo voto por la paz!

Vea más en: http://yovotoporlapaz.com/

lunes, 8 de agosto de 2011

Del micro al macro



No puedo seguir haciéndome la loca con el tema de las elecciones. El público pide sangre. Tendremos que emitir sufragio con nuestra sandrofobia a cuestas, y aceptar que este país tendrá como presidente a un genocida o un narcotraficante. De los candidatos a alcalde, tampoco se salva ni uno. Y con el tema de los diputados, dan ganas de salir corriendo. Nepotismo, corrupción y crimen organizado. Todo mal en el panorama electoral. Más suerte tendríamos jugando a la lotería o al zapatito cochinito. Menos mal, que de política no vivimos, ni construimos nuestros sueños.
Afuera del basural de las elecciones, todos tenemos una vida que vamos llevando con lo que podemos o tenemos. Ya sean recursos económicos, intelectuales, sociales o académicos. Nos vamos haciendo la vida, alejándonos o acercándonos a lo que siempre quisimos ser. Y en ese camino, no hay presidente que nos tienda una mano ni diputado que nos allane el camino. Lo mejor que podemos hacer es intentar no reproducir en nuestro territorio íntimo, toda la corrupción y barbarie de esta sociedad. Con eso ya tenemos suficiente trabajo para mantenernos ocupados unos cuatro años más.
La única forma real que tenemos de modificar nuestro entorno y este país es cambiando nosotros de adentro para afuera, de lo íntimo a lo público. ¿Cuánto de lo que odiamos en los candidatos reproducimos en nuestra familia, trabajo o con los amigos? ¡Hagan la cuenta! ¡Asusta! Yo, mientras tanto, seguiré tratando de hacer bien lo que me gusta. ¡Quien quita y un día reencarno en un poema de Bukoswki o en una película de Woody Allen!