jueves, 31 de julio de 2008

La feria

(Lectura Canela fina, Filgua 2008 en orden: Regina, Andrea, Claudia, Lucha, Patricia y Rosa)

Pocas veces hay en la capirucha, una agenda tan variada de arte y cultura como la que estos días se abre ante nosotros, sin vergüenza. Este mes es para empaparse con la literatura, para que nos salgan alas en la cabeza, humo en los pies, chispas en los ojos. El Parque de la Industria ha dejado su formato gris y aburrido, para abrirse a las letras y a los literatos. Suda conocimiento cada salón. Expide buenas ideas la zona cuatro.

La Feria del libro, FILGUA , ha comenzado y todos los gustos encuentran el stand adecuado a sus necesidades. Nada de excusas por favor. Nada de penas. Los niños y las niñas también tienen un espacio para expandirse, gracias a los cuenta cuentos, titiriteros y talleres que harán lo posible para que los más pequeños no duden en acercarse a la buena literatura. Dejad que todos vengan a mí, dicen los libros. Que derramen babas sobre las hojas, que pregunten, cuestionen, que exploren los dibujitos, que pidan de letra grande, de pasta dura, de colores fuertes.

Es cierto, la situación económica está dura. Quizá no alcance para llenar el morral de libros, quizá apenas podamos salir de ahí, con trifoliares de editoriales, separadores y alguno que otro volumen publicitario. Pero quién dice que no se le puede agarrar el gusto a no comprar. Pensemos lo aburrido que es ir arrastrando libros que no leeremos. Por eso, el dinero nunca puede ser una excusa para no embarrarse de buena literatura. Vean la agenda, no hay manera de perderse, habrá presentaciones de libros, conferencias, talleres, encuentros de escritores y alguna que otra sorpresa. Podrá manosear todo tipo de textos, de los serios y matemáticos hasta los irreverentes y divertidos. Todos tienen algo que enseñarnos.

Y recuerde, por favor, los libros no muerden, solo besan suavecito.

(Lucha Libre publicada el miércoles 30 de julio en el periodico)

martes, 29 de julio de 2008

De idiomas




Veinticuatro diferentes maneras de nombrar y descifrar la vida en este territorio denominado Guatemala. Dos docenas de idiomas, la mayoría mayas, aunque también hay con otras raíces. Casi un millón de k’iche’s que se expresan, escriben y leen en su idioma materno. Los siguen en número los q’eqhi’s cn 726 mil hablantes. Por aparte, apenas 18 habitantes entre Jalapa, Jutiapa y Santa Rosa, aseguran poder comunicarse en el idioma Xinca y la cifra de garífunas apenas suma los 203. Guatemala va perdiendo variedad, algunos idiomas pueden desaparecen para siempre. La tendencia es también mundial. Dicen que cada 15 días desaparece un idioma en el mundo. ¿Con cuántos idiomas nos vamos a quedar? ¿Cinco, seis? ¿Sobrevivirá algún maya? ¿O sólo los de las grandes potencias?
Aunque para muchas personas el tener varios idiomas en un país tan pequeño es un signo de atraso, yo no lo creo así, al contrario. Cada idioma es una manera de ver el mundo y de comprenderlo. Nos hace más humanos la variedad y estar abiertos a diferentes formas de entender la realidad. Los guatemaltecos aún no apreciamos la riqueza de nuestras raíces ancestrales.
Me parece impresionante que los sindicalistas que dicen amar este país no hayan puesto en las prioridades de la agenda de educación el tema de la multiculturalidad, apoyando la educación bilingüe en todos sus niveles académicos. Es importante que todos los niños y niñas de Guatemala aprendan el castellano, pero también es fundamental que no olviden su idioma materno, porque un árbol sin raíces no puede sostenerse en la adversidad.
También sería fundamental que los mestizos pudiéramos tener la opción de aprender en las escuelas, colegios y universidades, alguno de los idiomas mayas. Que en los juzgados, ministerios y entidades del gobierno de toda la República atendieran en el idioma de la región. Así como un candidato a presidente de Guatemala debería saber más de un idioma local para poder competir por el puesto de dirigente en un país tan diverso. Eso le abriría muchas puertas para poder contribuir de mejor manera a la democracia en el país. Ojalá que las nuevas generaciones estén dispuestas a ampliar su cultura incorporando la riqueza maya a sus vidas.

(Lucha Libre publicada en ElQuetzalteco el martes 28 de julio del 2008)

martes, 22 de julio de 2008

Paquidérmica aflicción


Ayer todos los niños y niñas de Guatemala amanecieron mocosos. No fue el invierno, ni los virus, mucho menos la alergia. Había en sus fosas nasales una tristeza irremediable, un dolor como de muelas pero en el alma. Caían como lágrimas los mocos, todos para ella. La Mocosita no esta hoy más con nosotros.
Ya no nos dará lástima su eterna soledad, exhibida con orgullo en el Zoológico La Aurora. Ya no más pasteles de lechuga y zanahoria para la niña gris. Nunca más baños públicos, trompas juguetonas, colas espanta moscas. Un mito ha muerto en mi corazón, un cuento que nunca le escribí, una huída espectacular que no le organicé. Perdóname Mocosita, debí haber tomado más en serio, tus ojos memoriosos.
Jodoroswsky supo mostrar la muerte de un paquidermo en Santa Sangre, supo hacernos ver cómo morimos un poco cuando muere un gigante. Con ella se fue la memoria. Nada sabemos de su nacimiento en Calcuta, de su niñez dulce con su manada, del terrible día que perdió a su familia, su habitat, sus dulces manías. Nada queda del viaje largo que la trajo hasta aquí, la más inmensa cenicienta.
Según los estudiosos, La Mocosita pudo haber vivido unos treinta años más. Pienso que estaba cansada del peso exhibicionista de su existencia, quizá la memoria le apretaba el corazón, talvez le molestaba estar en un país que no respeta a las hembras. Ella, que venía de un matriarcado, donde la más vieja es la que manda y es la más sabia.
¡Ha muerto una elefanta!. Un niño ha tirado sus lápices de colores y una niña guarda en el cajón la llave de una jaula.
¡Miren! ¡Ahí va su pájaro boyero buscándola entre las celdas!
¿A quién espulgo ahora, corazón?


(Lucha Libre publicada el miércoles 22 de julio en elPeriódico de Guatemala)

Polipensando


(Podrá la Super Pita defendernos)?

La política es el tema que más tocamos quienes ejercemos el periodismo de opinión. Y en Guatemala es tan corrupta, que hablar de política termina siendo la más escatológica de las ocupaciones. Dos minutos después ya estamos madreando a diputados, candidatos y burócratas de poca o mediana monta. Y nuestra moral está por suelos, y pareciera que no hay luz al final del túnel. ¿Cómo ejercer control ciudadano sobre nuestros impuestos? ¿Cómo exigir transparencia en la ejecución presupuestaría? ¿Cómo parar la corrupción? Parecen tareas para el Chapulín Colorado, quizá mejor para Superman. Y tampoco es de quedarnos impávidos, como si no fuera con nosotros el asunto.

Me enferma el poco compromiso comunitario que tienen la mayoría de alcaldes, gobernadores, jueces, oficiales y servidores públicos. Muchos de ellos están enquistados en el poder, y parecen garrapatas imposibles de mover de sus puestos desde los que atrasan las carretas del país. Cuando me meto en esos temas empiezo a ponerme pesimista y siento que la contaminación mental que tenemos los guatemaltecos es imposible de curar. Pero no me dejo vencer por las cosas malas, pues hasta en medio de la porquería florecen hongos capaces de cambiar la percepción de la realidad.

Así que en esta naturaleza muerta, que parecen ser los políticos, quizá también existan elementos valiosos que desde sus tribunas hacen pequeñas cosas por mejorar el país. Así como en la Policía Nacional Civil hay buenos elementos, honrados y dignos, también se salvan algunas diputadas en el Congreso, y uno que otro de ministerios y secretarías. Ojalá que ellos como pequeños duendes mágicos vayan contaminando positivamente a sus compañeros, vayan sentando las bases para un mejor país. Talvez somos pocos los buenos, los que queremos luchar por un país más justo, pero quizá somos más inteligentes, más trabajadores y más astutos y podamos influir de verdad para mejorar la vida de los habitantes de este planeta.

Sigo sin creer en la política partidaria, pero pienso que existir es hacer política y que con nuestra vida diaria podemos ir sentando las bases para cambios sociales que, aunque pequeños, pueden ser positivos.

(Columna Lucha Diaria, publicada en el Quetzalteco el martes 22 de julio del 2008)

martes, 15 de julio de 2008

Con ganas de bailar

Es tan rico como no hablar de política y tan sano como hacer el amor sin complejos. Bailar es algo instintivo, es la expresión más justa de la alegría, del desenfado. Vea usted a los niños pequeños, que se hacen un colocho tratando de seguir el ritmo de algunos sonidos. Ellos no conocen de penas, ni de pasos, ni de vergüenzas, sólo mueven el culito como si sólo de eso se tratara la vida.

No hay viejito que no sienta algo moviéndose adentro cuando escucha alguna melodía de marimba que le trae el olor a cuerpo apretado y acoplado. Y los jóvenes que esperan con ansias que llegue el viernes para encontrar la excusa perfecta que los lleve a los brazos de alguien dispuesto a seguirles el ritmo, en completa libertad.

Hasta las milpas, que son tan serias y tan útiles para no morir de hambre, no resisten el sonido del viento soplándoles al oído coplas de amor, y poco a poquito se van doblando, se van moviendo, bailando despeinadas por quién sabe qué aires.

Bailar no sólo es un deporte, sino una terapia gratis que da vida a los que se atreven a tomarla. Con tan sólo ponerse en sintonía música y cuerpo, se va sintiendo cómo los enojos, las frustraciones y los cánceres malignos se van alejando, en busca de algún cuerpo inerte y silencioso que no conozca de estos gozos.

Así que para las represiones y los complejos más arraigados, recomiendo una buena dosis de baile y sudor. ¡Qué el Parque Central se vuelva una conga! ¡Qué los músicos nos lleven al cielo! ¡Qué el carnaval se nos enrede en el cuerpo!

No importa si es son cubano, rock clásico, tango, cumbia o psyco. Tampoco importa, si se tiene pareja, ritmo o gracia. Sólo se trata de aflojar un poco el espíritu, y dejar que liviano se ponga a bailar.

(Lucha LIbre publicada en elperiòdico el miercoles 17 de julio)

Estos tiempos


No hay duda de que los tiempos son difíciles. No cómo habrá sido la cosa hace doscientos años, ni hace mil. No logro imaginar si todo tiempo pasado fue mejor. Pero me consta que este mundo no es para todos un buen lugar para vivir.

Dicen las estadísticas que se animan a medir lo inmedible, que hoy en el planeta vivimos seis mil millones de habitantes, la cifra se me escapa de la comprensión. Además las proyecciones indican que dentro de tan solo dos años, la cifra sube a siete mil millones de habitantes. Es algo exagerado, como si nos reprodujéramos tal conejos. Algo completamente instintivo, con cero análisis y razonamiento.

Y es que por mucho que los niños sean divinos, y que qué bello que tenga los ojitos del papá, la sonrisa de la madre y el carisma del abuelo, debemos reconocer que el trabajo de hacer crecer feliz y sano a un ser humano cada vez es más difícil en estos tiempos.

Hay crisis alimentaria en el mundo, la energía esta cada vez más cara, las fronteras de los países se van cerrando, las tierras cultivables se acaban, al igual que los bosques y las fuentes de agua.

Así que seguir pariendo por parir no me parece una buena idea. Los países deben difundir reproducirse. La moral y las buenas costumbres se aprenden en casa, es deber de los padres orientar a sus hijos de qué es correcto y que no. Sin embargo, considero que el Estado debe destinar presupuesto y sobre todo ejecutarlo, para crear campañas en idiomas mayas, xinca, garífuna y español. No sólo eso, sino también que los centros de salud y hospitales públicos distribuyan anticonceptivos a precios más económicos.

Pues las consecuencias de la sobrepoblación las vamos a vivir todos, no sólo los pobres, ni sólo algunos países. El agua se acaba para todos, la basura inunda todos los rincones, la delincuencia vulnera a todos por igual.

Y mientras pocos tengan mucho, y muchos no tengan nada, la violencia, la guerra, el robo, seguirán siendo parte de nuestra vida diaria.

Así que ojalá que hombres y mujeres piensen bien antes de meterse a tener hijos, ya que el chiste es traerlos al mundo a gozar y tener una buena vida. Y no a sufrir penas y hambre.


(Columna Lucha Diaria publicada en elQuetzalteco el martes 15 de julio 2008)

martes, 8 de julio de 2008

Todosantera de corazón


Conozco Todos Santos Cuchumatán desde hace casi diez años, llegué por primera vez con el Mitch y ya nunca pude irme del todo. Vuelvo cada vez que puedo, a ver los cambios que las remesas y la modernidad hacen en ese pueblo mam.

La semana pasada, por ejemplo, demolieron la última casa que quedaba con su techo original de paja. Hoy en día aún pueden verse algunas viviendas de adobe y techo de cuatro aguas en madera o teja, pero lo que mas abunda es el gris del block, el cemento y el vidrio. Va perdiendo mística el pueblo: las montañas verdes e imponentes han perdido su belleza virginal pues lucen ensartadas en sus faldas; dos antenas de telefonía celular que cual falos de la modernidad, ensucian el paisaje con su presencia.

Los borrachos, pintorescos personajes típicos de Todos Santos, han tenido que emigrar hacía otras aldeas. Ahí, la Licorera Nacional y la Cervecería Centroamericana, nada tienen que alegar de libre mercado ante el poder de las iglesias evangélicas que han decretado no grato, cualquier tipo de guaro o bebida embriagante. Las cantinas se han vuelto simples tiendas de ricitos y coca cola y los bolitos son tirados a la pila de agua fría cuando reinciden en su delito de olvidar lo inolvidable.

Los jóvenes, al salir de tercero básico, deben escoger entre la promesa de una vida mejor, del otro lado de la frontera, o la seguridad de una vida dedicada a la siembra o el comercio de granos básicos y telas típicas.

Aún, así, Todos Santos, sigue conservando algunas tradiciones, que enriquecen la vida de sus habitantes. El uso del traje en hombres y mujeres, la reunión en el chuj y la cocina, el olor a pom e incienso, el trueno del mixtamal, las cuatro especies de maíz colgando del techo, el canto de los gallos y chompipes siguen imperturbables en la vida de esta región remota, que se rige por sus propias leyes y costumbres.

(Lucha libre publicada el miercoles 9 de julio del 2008 en elperiodico)

lunes, 7 de julio de 2008

Trabajo de campo

(Juan Luis Font, tràs la charla de periodismo en los departamentos en Casa ATI)

Entre más conozco Guatemala, más me convence la idea de que somos muchas naciones dentro de un solo país. Parajes alejados, ajenos a la realidad de lo que sucede en el pueblo vecino. Pienso en San Juan Sacatepéquez a 25 minutos de Tikal Futura, ciudad consumo construida sobre la antigua Kaminal Juyu. Es distinto como se vive en Todos Santos Cuchumatán con la realidad de Santa Clara Chajul. Nada parecido entre la vida en Panajachel y en San Antonio Chacayá. Cada aldea, cada pueblo tiene sus propios problemas, fortalezas únicas, historias distintas que los hacen percibir el mundo de manera única. Los xincas, los garífunas, los mayas, los mestizos compartimos un mismo territorio pero maneras distintas de concebir el mundo.

Esa diversidad casi nunca se ve representada en los medios de comunicación guatemaltecos que apenas dedican un 3 por ciento de sus páginas para tratar temas que conciernen al 90 por ciento de la población guatemalteca. Y además privilegian la información amarillista, la nota roja, los muertos fáciles y el titular siniestro. Hay poco análisis atrás de hechos aislados.

En un foro realizado el sábado pasado en Panajachel se debatió con periodistas que cubren los temas departamentales sobre la poca oportunidad que tienen de llevar noticias a la portada de los medios nacionales. Y las dificultades para acceder a información municipal para fiscalizar el trabajo de los empleados del pueblo, entre otros problemas que se viven.

Todo esto repercute en que seguimos siendo un país que no se conoce a si mismo. Un país polarizado que ve peligro en la diversidad y que teme a lo distinto. Un país que se va radicalizando negativamente cada vez más. La gente quiere mano dura, quiere ojo por ojo, quiere que se piense de una sola manera. Y eso es sumamente peligroso. A menudo en los pueblos, tan golpeados por la guerra y la pobreza, lo que se ve es desconfianza por el extranjero, miedo a lo desconocido.

Por eso el trabajo de los medios de comunicación es fundamental para la construcción de un país que respete a todos sus habitantes sin importar su color o modo de vida. Y los corresponsales departamentales deben ser valorados y estímulados por las empresas periodísticas de mejor manera.


(Publicado en el Quetzalteco el martes 9 de julio del 2008)

miércoles, 2 de julio de 2008

Guatepienso


Pensar en Guatemala requiere, de mi cerebrito, una función extra que posiblemente no tengo instalada. Mi país es lo más abstracto que conozco, su significado se me escapa como una mariposa a un niño torpe. Hablar de identidad, es siempre a partir de la negación, de lo que no soy. No me gusta ser ladina, criolla o mestiza, se me figura un plato de sobras recalentadas. Me siento guatemalteca de las más puras y auténticas, aunque apenas balbuceo dos o tres palabras de uno de los veintitantos idiomas mayas que podría haber aprendido si, en alguno de los colegios que pasé, hubieran tenido una idea más integrada de lo que es este terruño. Soy chapina, aunque no uso corte, apenas mis viejos pantalones gastados de Todos Santos; y con güipil puesto, siempre me siento en el chiste aquel del traje indígena, usado por ladinas para parecer gringas. Me encanta internarme en las montañas y selvas de mi país para conocer la variedad de tradiciones y fiestas de colores, olores y sabores que se cuecen por ahí. Y me molesta, que no me crean que soy tan guatemalteca como la tortilla negra o el frijol, o que la lancha me la cobren a precio de extranjera aunque blandee con orgullo departamental mi cédula G-7 ante los lancheros incrédulos y tercos.Mi país me da tanto orgullo como asco, tanta vergüenza como alegría. Tengo con esta Guate una relación de amor odio, que me duele pero me gusta. Y entre más conozco este país, más se radicaliza mi opinión sobre los terribles contrastes que veo. Cada día siento más la necesidad de seguir esta lucha utópica por no ser una come mierda que solo ve sus intereses, su necesidad de compra y figuración. Quiero ser una guatemalteca tan crítica de su país, que no pueda asentar su culito tranquilo sin sentir el cosquilleo inmediato de levantarse y hacer alguna revolución. ¿Me acompañan?
(La Lucha libre del 3 de julio del 2008 publicada en elPeriodico)

martes, 1 de julio de 2008

Testamento

He visto la película que el cineasta alemán Uli Stelzner realizó sobre la vida de Alfonso Bauer Paíz (1918) y he sentido dentro de mi corazón nacer una esperanza; sobre todo, luego de escucharlo hablar con pasión adolescente sobre los ideales y las revoluciones que le faltan por realizar. Estoy convencida que este señor de nueve décadas tiene el corazón más joven e ideas más frescas que muchos colegiales. Basta verlo caminar con paso urgido hacía el futuro, así también era Monteforte Toledo, un caballero inagotable galopando el siglo.
El documental Testamento, filmado hace siete años, no es complaciente con la figura del líder social. Poncho, como lo conocen sus amigos, no sale del todo bien parado en esta cinta, sobre todo en su vida familiar. “Descubrí que fui candil de la calle, oscuridad de mi casa”, confiesa quien ha sufrido duramente las consecuencias de querer cumplir el sueño utópico de añorar un mundo donde todos seamos tratados con igual dignidad.
Es irónico que el luchador social más importante del Siglo XX en Guatemala lleve dos de los apellidos que más representan a la oligarquía despótica que gobierna nuestro país. Él mismo reconoce que nació en cuna de oro, pero es por eso mismo que se sintió comprometido en constante deuda por lo que tuvo. “Yo no hice nada para merecer nacer en sábanas de seda, es por ello que ahora debo dedicar mi vida a recompensar ese hecho”.
Más de una hora paseando por los sucesos más importantes que vivió Bauer Paíz, nos hacen ver que, efectivamente, ha dedicado todo su esfuerzo para lograr que Guate sea un mejor lugar. Aunque eso le haya significado dos exilios, cuatro hijos muertos tempranamente y muchos atentados contra su persona. Su trabajo es minucioso y cotidiano, como las fichas en las que clasifica cada nueva ley o disposición publicada en el Diario de Centroamérica que le sirven como base legal para lograr cambios sociales que favorezcan a los más pobres y necesitados del país.
El lente de Stelzner logra captar desde la cotidianidad de su vida diaria, la simpleza y valentía de un hombre que atravesó el Siglo XX con paso decidido y firme hacía sus ideales de un mundo mejor. Un quijote chapín al que le aplaudo hoy.

(La Lucha Diaria del 1 de julio del 2008 publicada en el Quetzalteco)