miércoles, 26 de noviembre de 2008

Fémina violenta


La violencia contra las mujeres puede ser tan sutil como un perfume. Cosificarse en fetiche. Evaporarse con el batido de unas alas nocturnas, morder cuellos con pólvora y metal.

La publicidad es uno de los verdugos más crueles del ego femenino. No somos más que consumidoras bobas tras la felicidad, adictas al orgasmo que da la tarjeta de crédito.

No hay moral cuando se trata de vender una adicción, de aprovecharse de una debilidad, de lucrar con la celulitis y las arrugas.

Las religiones más poderosas del mundo construyeron sus imperios jugando con prohibiciones, pecados y castigos eternos hechos a la medida del cuerpo femenino. Todos los miedos ante la profundidad de una mujer, convertidos en opresión.

La castidad de una virgen y la entrega de una madre, trampa mortal para la libertad. El sacrificio cosido en cruceta bajo el corsé de una iglesia.

La buena mujer calla, y aguanta, perdona y espera, suplica y llora, ama y confía. El amor es un anzuelo que no perdona, que no soporta egos. Y en nombre de él, se han cometido las más grandes injusticias, se han construido las peores prisiones. Ella de él. Eterna hija de, esposa de, amante de, vida de prótesis sin alas propias.

Una persona sin autoestima acepta golpes, maltratos, insultos. Cree que se lo merece. La cosificación del ser humano no es patrimonio de una clase social, de un país, de una religión, de un partido político. Una mujer no debería ser una propiedad que se compromete, se vende, se transa, se negocia. No debería verse como una mercancía.

Las mujeres no son objeto de decoración, trofeos de caza, estampitas coleccionables o intercambiables. Para evitar la violencia contra las mujeres, no sólo hacen falta campañas. Empiece en su casa, no críe un macho, no críe una hembra.

Críe seres humanos, son más felices y más plenos.


(La Lucha Libre 26 de noviembre publicada en el Periódico de Guatemala)
Foto: Grafitti en Kalmar Suecia, octubre 2008)

martes, 25 de noviembre de 2008

Friíto del Norte


Los dedos están fríos, las orejas insensibles, la piel seca, las nalgas como un congelador. El viento del norte me escupe en la cara el aliento de focas y pingüinos. Frazadas para los pobres, suéteres para los necesitados, limosnas para calentar la conciencia, ponche para Navidad. En el cielo vuela un barrilete, un niño se ciega los ojos con el sol, otro llora, acaba de conocer el verde y ácido color de la envidia.

Noviembre es el mes en que el cielo se viste de gala, saca sus rosados, fucsias y morados, sale a conectar a los pocos cursis que aún ven los cielos en busca de sueños y no de aviones. También es el mes para pensar en los muertos, para limpiarles la tumba, invitarlos al fiambre, cambiarle las flores, decirles: te extraño, te recuerdo, te pienso. Al cielo, a lo alto, se alzan los mensajes que van al más allá. Más Alá.

Se llenan las plazas de festivales, se agota el presupuesto, se lucen las bufandas, los gorros y los guantes. Nos vemos en las salas de cine, desnudos de ideas, llenos de malas palabras, gasolina audiovisual para la autoestima chapina. Las señoras de ayer, de hoy, de mañana juntan los lenes, vitrinean, compran regalos que luego envuelven en papeles no reciclables. Alguien añora sorprenderse con un tamal, envuelto en hoja de plátano.

Algunos niños escriben cartas para un panzón de rojo que vive en el polo norte. Se portan bien y ven para todos lados, no sea que un chismoso le bloquee el regalo tanto tiempo esperado. El empleado espera que su aguinaldo se multiplique y no desaparezca en las necesidades diarias. Los convivios seducen a los bolos, un trago más, sólo uno más, hasta el cansancio, hasta el vómito inerte, apestoso, patético.

Y los hombres y mujeres solos sienten el frío calando en el alma, en los huesos que tiritan de ganas de abrazos, calorcito rico del que calienta el mundo, del que hace que se muevan las montañas, que exploten los corazones, que la rueda gire y gire, que se reproduzcan los sueños.

Noviembre es así, es un mes loco, es un mes frío, que trae ráfagas frescas de ilusiones, que limpia el cielo para que las estrellas se vean brillantes allá arriba.


(Lucha Diaria publicada en elQuetzalteco el 25 de noviembre del 2008)

domingo, 23 de noviembre de 2008

Guatemaltecos en Barcelona

El Juanka e Ivan


París ha pasado de moda. La capital mundial de la cultura se ha corrido al sur en busca de sol. Barcelona seduce cada día a más artistas que llegan a ella en busca de un sueño. Los chapines también se hacen presentes.
Lucía Escobar, especial para Siglo 21

Seis de la tarde en Barcelona. Niños, ancianos y jóvenes de distintas nacionalidades se arremolinan frente al Banco de España, a po-cos metros de la Plaza de Cataluña. La famosa Rambla con sus artistas callejeros comienza en ese punto. Intento hacerme un lugar entre el público para ver de dónde sale ese sonido tan jugoso. Un grupo de siete músicos hace bailar a la concurrencia. El cantante destaca ante mis ojos por sus pantalones típicos de Sololá. Salta como un desquiciado por la acera, corre de un lado a otro, mientras el hombre del staff lo persigue agazapado para desenredarle el micrófono. Algunos bailan relajados, otros sólo ven y escuchan, pero la mayoría sigue el ritmo con los pies o la cabeza, unos menos corean las canciones y una madre intenta jalar a su hijo en vano. “Hasta que termine el concierto”, sentencia rotundamente el pequeño.El chinito que vende los discos compactos no descansa, se los compran como pan caliente. “Guatemaya, quema copal…”, canta el líder de Barrio Candela. En su intervención, Juan Manuel Martínez, nombre oficial del Dr. Sativo, oriundo de Quetzaltenango con raíces cubanas, incita a los asistentes a moverse para dar espacio al nuevo público que se acerca. En una especie de spanglish con algo de catalán, les recuerda que los músicos viven del dinero dejado en la funda abierta de la guitarra y de los discos vendidos.

La cantidad que me da luego el Dr. Sativo cuando nos sentamos a platicar es de 10 mil copias vendidas de Se quema, su segundo dis-co. Esto sólo durante el verano. Quizá hubiera desconfiado de la cifra, pero lo vi con mis propios ojos: venden un promedio de 100 discos por hora tocada, libres de impuestos. El Dr. Sativo se ha secado ya el sudor, ha tomado agua, y tiene algo de energía para contarme que nunca antes ha vivido tan bien de la música como desde que reside en Barcelona, hace tres veranos ya. “Este año conseguimos un permiso municipal para tocar 2 horas diarias, 5 días a la semana. Como ves nosotros hacemos una presentación muy profesional con equipo de amplificación, staff y todo lo necesario, somos 7: 2 guatemaltecos, 2 chilenos, 2 paraguayos y 1 mexicano”. Esto no sólo le permite vivir dignamente de lo que le gusta hacer sino que también es una plataforma para darse a conocer. “No olvidemos que músicos como Manu Chau, Ojos de Brujo, Che Sudaka, Muchachito Bombo Infierno y Made in Barcelona, se foguearon aquí”. La cantidad de gente que camina diariamente por La Rambla la convierte en un escenario perfecto para la exposición pública. De ahí que Sativo sea también parte de la Asociación de Artistas Callejeros de Barcelona. En esas presentaciones de calle, Barrio Candela ha hecho los contactos para giras, conciertos en fes-tivales y fiestas privadas en Francia, Holanda y Alemania.


A estos mismos países y también a Suecia, Noruega e Irlanda ha llevado su ritmo otro guatemalteco: José Roberto Pérez. Conocido en el ambiente como el Pérez o Rigo Pex, se radicó en Barcelona hace cinco años, “movido por una sed de ver cosas y de experimentar una soledad creativa”. Hoy, junto con el español Raúl Berrueco, forma Meneo, un proyecto audiovisual de música electropical realizado con un par de Gameboys. “Creo que cualquier inmigrante debe pasar por 3 años para empezar a realizarse. Desde conocer el sentido común de los conceptos sociales hasta tener cierta estabilidad económica que te permita seguir tus intereses”. Lo dice Pérez, quien ha trabajado desde repartidor de volantes hasta editor de revistas para ganarse el pan diario. Aparte de su proyecto Meneo, que lo llevará en diciembre a Irlanda y Nueva York, este músico guatemalteco, que fue coproductor del Festival Tripiarte hace ocho años en Correos, ahora trabaja como gestor cultural del Kültur Buró Barcelona. Con esta entidad, Pérez logró recrear Tripiarte, pero en la ciudad españo-la, también en un antiguo edificio de Correos. “Me he encontrado creativamente, ya que aquí hay ciertas garantías y comportamientos sociales que hacen que toda la sociedad se la quiera pasar bien, y, por lo tanto, el grado y velocidad de comunicación son geniales. Acá cada uno hace lo que quiere y punto; eso sí, sin dañar a nadie”.


Próxima estación: también es musical

Bajando por la Rambla es imposible no parar a ver el abanico de estatuas vivientes, futbolistas, acróbatas, solistas, magos, actores y artistas en general que muestran su trabajo a cambio de algunas monedas. Según me cuentan, entre ellos hay también guatemaltecos. Pero mi próxima cita ya no es con artistas de la calle. En La Boqueria, ese mercado impresionante con sabores, olores y productos de todo el mundo, me esperan Juan Carlos Barrios e Iván Lorenzana, mientras descansan un rato de su trabajo creando la banda sonora del largometraje El regreso de Lencho, del novel cineasta guatemalteco Mario Rosales.“En Guatemala soy Juanka, el de Bohemia Suburbana. Aquí soy primero Juanka el inmigrante que debe regularizar su situación, bus-car trabajo, sobrevivir”. Barrios tiene el proyecto Radio Zumbido, con el cual ha sacado ya dos discos compactos. No para de trabajar produciendo, copilando y componiendo música. “Me gusta la realidad que me estoy creando aquí; me nutro con la diversidad. No digo que sea mejor o peor que en Guatemala, sólo que a esta edad (35 años) necesito estar con gente de todos lados que piense variado. Todo eso repercute en tu arte. Aquí la gente tiene técnica y en Guate tenemos calle”.

El día que Juanka fue a inscribirse como músico al consulado guatemalteco en Barcelona, le dieron el contacto de Iván Lorenzana, colega en el sueño musical, quien recientemente había dejado sus datos allí. Se llamaron y comenzaron una buena relación que no se ve afectada por los distintos géneros y estilos que cada uno practica.

Lorenzana es un músico clásico que salió de Guatemala hace ocho años, buscando un espacio. Al principio tocaba en la calle y lue-go repartió currículos por toda Barcelona. Sabía que no podría trabajar en nada más que no fuera hacer música, ni siquiera vendién-dola —duró dos días trabajando en una venta de discos—. Ahora da clases en un par de escuelas, tiene un contrato de trabajo, un seguro, un currículo que va creciendo y, además, la intención de dar a conocer el talento de sus colegas guatemaltecos en Barcelo-na. “Con la finalidad de tener una plataforma para presentar proyectos de chapines, fundamos CREARTE, en 2006, junto con Virgi-nia Samayoa. Nuestra primera actividad fue montar una orquesta de cámara local que interpretara música barroca guatemalteca. Luego, con la incorporación de Lucía Morán y Ximena Chapero, empezó lo del festival de cine (lea Sin subtítulos en Catalán)”. Para Lorenzana, estos éxitos se ven empañados por la nostalgia del terruño guatemalteco. “Estar aquí, lejos de Guatemala, a veces me hace sentir como en un no lugar”.

Ese sentimiento de comunidad, de familia que se vive más en Latinoamérica es lo que ahora añora Leo Carro, argentino de nacimiento que después de casi 15 años en Guatemala se siente tan chapín como cualquiera. Me lo encontré ayudando a montar el sonido en el ciclo de cine guatemalteco, en el Museo Barrier Mueller de Arte Precolombino. “Acá todo es 100% negocios. En Guate tenemos miles de amigos y fans ayudando, gente tratando de que suenes en la radio. Sin un centavo de por medio. Es por la necesidad de agruparse, de pertenecer a algo. Aquí la movida es más individualista. En ese sentido extraño Guate”. Leo Carro también colaboró con la música para el Audiovisual de Creacine 08, sacando tiempo del proyecto que lo llevó a Barcelona. “Vine con Estefani Brolo, cantante guatemal-teca y coautora de nuestro grupo, Tripsounder. Buscaba un lugar que me pudiera dar nuevas influencias, y que me ayudara a encontrar lo que musicalmente estoy buscando”.


Las chapinas superpoderosas

Luego de dar vueltas en círculos y de perderme en las calles del Barrio Gótico, llegué a la presentación de la película Las Cruces Po-blado Próximo, de Rafael Rosal, en el Real Círculo de Artistas de Barcelona. En el proceso me encontré con tres guatemaltecas bajo la lluvia fina, acarreando monitores, pantalla, equipo de sonido, fichas técnicas, pósteres y demás. Virginia Samayoa, Lucía Morán y Ximena Chapero se han sudado toda la producción de este ciclo de cine. Claro, han tenido ayuda de varios voluntarios afines a Gua-temala, que han puesto su granito de arena. También la Asociación Share, formada por guatemaltecos que ayudan a guatemaltecos, ha colaborado con ellas. Lograron una buena convocatoria y las actividades se han llenado. En dos proyecciones se quedó gente afue-ra.Las 3 guatemaltecas llegaron a Barcelona con el afán de ampliar sus conocimientos. Morán se encuentra estudiando un Máster en gestión cultural y comparte un taller de pintura con 6 artistas de otras partes del mundo. Samayoa, que lleva 4 años viviendo en Bar-celona, se dedica a la producción de teatro pedagógico y a la creación de proyectos culturales para la asociación cultural CREARTE.

Chapero llegó en 2006 a estudiar un Máster en Dirección y Diseño de Proyectos Expositivos, en la Elisava (Escuela Superior de Di-seño), y asiste a un programa de dos años de estudios independientes del MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona). Actualmente, combina estas dos actividades con los proyectos que están poniendo en marcha desde CREARTE.“En mi opinión —dice Samayoa— creo que todos los guatemaltecos vinculados con el mundo del arte han escogido esta ciudad como destino, primero, por la facilidad del idioma y porque Barcelona, en la última década, se ha dado a conocer al mundo como una capital cultural donde existen plataformas que dan cabida a propuestas artísticas, al diálogo intercultural y a la experimenta-ción. Ese diálogo intercultural se manifestó en los foros de las presentaciones de las películas guatemaltecas.

A las proyecciones llegaron tanto chapines radicados en el exterior, como gente afín a Centroamérica”. Según Samayoa, en Barcelona conviven per-sonas de 130 nacionalidades diferentes, volviéndola una ciudad cosmopolita que parece no temer a los inmigrantes. Esta es quizá una ventaja en un mundo que teme cada vez más a lo diferente y lo manifiesta mucha veces con discriminación. Un problema que ninguno de los artistas consultados sacó a flote.


Y más y más gente

“Tu cara me suena conocida”, le dije a quien luego identifiqué como Ethel Barahona Pohl, una salvadoreña que fundó, con su so-cio y esposo, el arquitecto guatemalteco César Reyes Nájera, la editorial dpr_barcelona, que hace énfasis en el trabajo de arqui-tectos emergentes y sus proyectos innovadores. “En nuestro primer libro, piel.skin, publicamos la Biblioteca Villa de los Niños, ubi-cada en la zona 6, diseñada por los arquitectos Solís Colomer. Este libro está únicamente online (http://skinarchitecture.com) y po-see enlaces con Google Maps, para ver cada uno de los emplazamientos de los proyectos publicados. De alguna forma, por me-dio del libro, gente que tiene poco o ningún conocimiento de Guatemala, puede llegar a ella”.Y así como encontré guatemaltecos haciendo cosas, también platiqué con los que apenas están llegando a absorber y aprender.

Entre ellos se encuentra Pablo Valladares, quien luego de estudiar cine en Casa Comal, ahorró para continuar sus estudios en Barcelona. Mientras tanto, ha comenzado a colaborar con Leo Carro en iluminación y asistencia de producción. Tantos guatemaltecos trabajando en Barcelona y dando a conocer su talento, y yo sin fotógrafo.

¿Quién guardará la memoria visual de esos encuentros? Ahora la veo: Sandra Sebastián está estudiando por dos años antropología visual en tierra catalana. “Yo no entro en la categoría de artista”, se atreve a decir quien es capaz de hacer una hermosa foto en medio de la violencia cotidiana de Guatemala. Por su sensibilidad visual como fotorreportera es que ahora se encuentra gozando de una beca Ford en Barcelona, ha logrado mostrar sus fotos en una exposición itinerante internacional y participó en un libro. “Para mí, que soy empírica, esta es una gran oportunidad. Siento la responsabilidad de fijar con mi cámara los cambios que suceden en la sociedad. Por eso también co-mencé a tomar fotos de los guatemaltecos que trabajan y viven aquí”.Si todo va como lo sueña, quizá el año que viene Juan Carlos Barrios tenga listo el café que aspira poner en Barcelona. “Sería un lugar como el Café Oro, un punto de encuentro para los guatemaltecos, el lugar al que a mí me gustaría ir y es que somos la primera cama-da de chapines aquí, somos una fruta exótica, y eso hay que aprovecharlo”. Tal vez ese café tenga las características que Lucía Morán busca para exponer sus próximos cuadros. Ojalá suceda antes del próximo verano.


SIN SUBTÍTULOS EN CATALÁN

Con la idea de dar a conocer el cine Guatemalteco en Barcelona, CREARTE organizó un ciclo de audiovisuales que incluía dos pases de cortometrajes y la proyección de las películas Donde Acaban los Caminos, Las Estrellas de la Línea, El Pájaro Sobreviviente, Lo que Soñó Sebastián, Los Civilizadores Alemanes en Guatemala, Las Cruces Poblado Próximo, VIP La Otra Casa y Qak’aslemal. To-das las actividades se realizaron en diferentes lugares, como el Instituto Goethe, El Real Círculo de Artistas de Barcelona, Casa Amé-rica de Cataluña, Mau mau, Centro Cultural La Valentina, Museo Barbier Mueller de Arte Precolombino y la Sociedad General de Au-tores y Editores (SGAE).Además, las organizadoras, Ximena Chapero, Lucía Morán y Virginia Samayoa, lograron que la agenda se diera a conocer en la ra-dio, la prensa escrita, la televisión y medios electrónicos, llegando no sólo a los guatemaltecos radicados en España, sino también a gente con nexos con Guatemala. Algunos asistentes habían viajado alguna vez a Centroamérica, por motivos laborales o por placer, y sentían una gran curiosidad por conocer el trabajo de los cineastas chapines. La convocatoria dio resultados, con más de 750 partici-pantes en las actividades. Pero sobre todo lograron lo que nunca había conseguido el Cónsul de Guatemala en Barcelona: juntar a tantos guatemaltecos radicados allí en un solo evento. Cabe mencionar que las organizadoras de esta actividad únicamente contaron con el apoyo de voluntarios y 500 euros, donación de la Asociación Share.El ciclo de cine contribuyó a dar un vistazo de lo que es Guatemala, ya que después de cada presentación se llevaba a cabo un foro o conversatorio. Los temas que se tocaron fueron: La discriminación ladina-indígena, las cárceles, las pandillas, el conflicto armado en Guatemala, la prostitución, los prejuicios y la explotación de los recursos naturales. El público se notaba ansioso de saber más, de conocer la situación del país y también se sorprendió con la calidad de la producción audiovisual en Guatemala.

sábado, 22 de noviembre de 2008

el Patíbulo


Me duelen los huevos que no tengo
me pela la verga que no me cuelga
me cago en la madre de los idiotas
y que putas!!!!

miércoles, 19 de noviembre de 2008

De inframundos

Acabo de terminar de leer el documento "Los demonios del Estado de visita en casa: crónica de un allanamiento", escrito por José Rubén Zamora, presidente y fundador de elPeriódico. Estoy estupefacta. Me he quedado sin palabras, sin razonamientos, sin nada qué decir. Me siento como una niña que acaba de toparse de frente con el abismo.

Es cierto, mucho de lo que dice ahí es harto conocido por todos. No vivimos en Suecia. Estamos en un país en guerra solapada. No sabemos aún quién es el enemigo. O peor aún, el enemigo ha copado al Estado. Se encuentra en todas las instituciones como agente invisible, silencioso, mortal. Lo hemos dejado entrar y allanar sin escrúpulos en cada rincón de nuestro país. Le pagamos para que nos maltrate, para que nos humille para que nos robe. Somos ciudadanos inertes, continuamente anestesiados por cualquier sedante que nos den: el fútbol, la onda de Peña, las promiscuidades de Paris, el divorcio de Madonna.

Somos completamente indiferentes al dolor ajeno. Mientras no toquen a nuestra familia, a nuestro banco, a nuestra tierra, no actuamos, no nos solidarizamos.

Pero he visto una esperanza, una pequeña rama de olivo en el pico de un ave. Hay hombres y mujeres que luchan toda la vida, que no bajan la mirada, que prefieren morir torturados en manos del enemigo, antes que vivir como zombis sin corazón, sin sueño, sin ilusiones. Zamora es uno de ellos. Lo digo sin mamonerías, mi sueldo, mi espacio no dependen de lambisconeadas.

Y existen también muchas personas más, pienso en Gregorio, luchando en Chajul; en Nineth en la cueva de Alí Babá; en Claudia en su juzgado de Mixco; en los H.I.J.O.S con su protesta; en cada hombre y mujer de este país que no baja la cabeza, que tiene la dignidad y el coraje suficiente para no irse corriendo de aquí, para soñar y trabajar por un país mejor.

A todos ellos, mis respetos y también mi lucha.

(La Lucha Libre publicada el miércoles 19 de noviembre del 2008 en el Periódico)

martes, 18 de noviembre de 2008

La edad de Cristo

(Aqui en mis treinta hace tres años ya... con el Mik Peraza de fondo cantando el happy b-day)

Estoy convencida que la edad es relativa, se lleva en el corazón como un reloj que corre muy deprisa o que va muy despacio.
He cumplido ya 33 años de vida en este planeta Tierra. Soy una vieja para mis sobrinos, una niña para mis padres. Aún no he expulsado a los mercaderes del templo, no me han crucificado, apenas un par de milagros multiplicando el vino.
Estoy convencida que la edad es relativa, se lleva en el corazón como un reloj que corre muy deprisa o que va muy despacio. Hay días que me siento agotada como una ancianita que ha vivido mucho, pero hay noches que tengo la energía y la fuerza de una adolescente dispuesta a tragarse la noche y escupir vida en cada segundo. También hay momentos en que no soy ni joven ni vieja, no tengo edad, el tiempo deja de ser un concepto para barajar.
Para ser sincera, nunca he creído que la edad sea importante. No me molesto en ocultar cuántos años tengo, no me avergüenzo de mis canas (aunque al Tavo claro que le desagradan) , ni estoy ahorrando para el Botox, ni para la liposucción.
Si, hubo un tiempo en que me sumaba años pero más bien era una treta para poder entrar a las discotecas que me llamaban como el lobo a Caperucita Roja. Y el día que empiece a quitarme años seguramente será para copiarle al Alzehimer su lucha por arrebatarme los recuerdos. Mientras tanto procuro disfrutar de la vida, sin etiquetarme mucho, pues luego pesan los cartelitos que te obligan a ser o pensar de determinada manera.
Con 33 años no puedo asegurar que estoy a la mitad de mi vida, porque creo firmemente en las sorpresas que nos depara el destino, y sé que sólo la muerte es segura. Puede que suceda mañana y que todos mis sueños e ilusiones quepan entonces en la caja donde vaya mi cuerpo tieso también. Así que ahora procuro disfrutar cada momento como si fuese el último. Ya no soy aquella adolescente que pasaba días enteros encerrada en su cuarto, tratando de sacarle la verdad al espejito, espejito. Hoy, soy una hija agradecida, una madre culpable de todo anticipadamente y trato de ser una buena mujer y una excelente amiga.
Cuando muera, cuando mi cumpleaños sea un término obsoleto, entonces sí, este cuento se habrá acabado.
Y al lado de mi nombre, habrá dos fechas.

La Lucha Diaria publicada en el Quetzalteco el martes 18 de noviembre del 2008)

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Distopía Universal


(Expo de J. G. Ballard en el Maccba de Barcelona, alucinada y super bien montada)

Vivimos momentos extremos, emocionantes y perversos. La máquina que busca el tiempo ha comenzado a funcionar. El Gran Colisionador de Hadrones comprueba en cualquier momento si el Big Bang es cierto o pura fantasía, va buscando la partícula de Dios rezando por no encontrar sólo un agujero negro. J.G Ballard truena los dedos en algún lugar. Se escucha el Crash. El Papá negro se sienta cómodo en el trono mediático, el calendario maya camina inexorable hacia un 2012, banalmente publicitado.


Los polos se derriten, gritan histéricas las focas frente a las cámaras imperturbables de CNN. Las fronteras se cierran para los humanos y se abren de piernas al mercado. Piensa en inglés. Come en mandarín. Ningún ser humano es ilegal. Dame tu dinero y no te doy ni las gracias, parece ser la única ley que nos gobierna. Tanta información nos está matando. No dejamos tiempo para perder. La esquizofrenia social presiona mi cabeza como un embudo gigante sobre mí. Trabaja, gasta, compra, paga, luce.


Me cuesta digerir, entre tantos tontos datos, me pierdo en el Aleph. Infinito multiplicado dólar, dividido euro es igual a ni un quetzal. Le tengo miedo al microondas. Quisiera que los extraterrestres vinieran ya, que vinieran bailando el chachachá.


Mi casa es la mejor metáfora de mi vida. Las cosas útiles y esenciales se pierden entre el exceso de baratijas. El desorden rige sobre el orden. El rey caos me arrastra a su cama, hacemos el amor en la Vía Láctea. Tendría que aprender a reciclar. Ni una compra más. A la tumba no me llevaré ni una foto descolorida.




(La Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 12 de noviembre del 2008)

martes, 11 de noviembre de 2008

Risa de crisis

(Grafitti de Stockolm en octubre 2008, cerca de Christiania, el bastión jipi)

La crisis de la que hablan los periódicos del planeta Tierra me parece tan surrealista, como el gusto del llamado primer mundo por los príncipes y las princesas. Surrealista pero no poético. Los dadaístas hipotecan, inyectan y quiebran mundos con más elegancia que los corredores de Bolsa. La especulación es un poema sin palabras. La crisis es una histeria colectiva que nunca termina de llegar del todo, es como el mañana.Y por mucho que los medios de comunicación hablen de recesiones y vacas flacas, las tiendas de ropa fina y joyas siguen abarrotadas en la Unión Europea. Muchos encuentran en el consumismo la panacea para su vacío interior. Vaya que les dará miedo quedarse desnudos de marcas y encontrar que bajo tantos trapos caros, no existe un corazón cálido. Hay crisis, alegan quienes antes de vender el Porsche o quitarse el anillo de oro, prefieren despedir a algunos peones o evadir más impuestos. ¿Qué es más patético? ¿Un pueblo desordenado, sucio pero cálido, o una ciudad ordenada y limpia, pero tan fría que sus jóvenes se suicidan en la misma proporción que los niños latinoamericanos se mueren de hambre? Yo no lo sé.En estos tiempos, llamados críticos, agradezco no tener nada que perder, no me verán saltando de un penthouse, no me cortaré las venas en una bañera de I. No dejaré de comer salmón, ni queso camembert con tristeza absoluta. Seguiré comprando ropa de paca, regateando en el mercado y disfrutando las tortillas con frijoles. Viajar continuará siendo una sorpresa linda que me regala la vida, que por supuesto anhelo, pero no me quita el sueño.Y la crisis, cuando venga de verdad, la confrontaré con risa.

(La Lucha Libre publicada el 5 de noviembre del 2008 en el periódico de Guatemala)

Adelantos comerciales

Es en la época de vacaciones y Navidad cuando suben las cifras de accidentes automovilísticos.
Aún tenemos atascado el fiambre en la memoria, cuando ya el plan policial Navidad Segura nos va poniendo en el contexto verde y rojo. Y eso que rehuimos los centros comerciales. A veces me siento como un contenedor al que suben y bajan de los trenes sin anunciar tan solo cuál es la próxima estación, que nunca es esperanza.
En un fin de semana de operar, los policías de tránsito han multado a más de cien unidades de transporte extraurbano que operan sin licencia, sin los requisitos mínimos de seguridad para los usuarios y sin seguros contra accidentes.
¿Por qué seguimos arriesgándonos a morir en la próxima curva? ¿Cómo podemos aceptar ese trato de animales? Se preguntarán quienes, desde su carro, ven desvariar a los pilotos en el asfalto. Pero qué otra cosa nos queda si queremos desplazarnos de un pueblo a la ciudad, de la ciudad al pueblo, y no contamos con nuestra propia máquina de la muerte.
Es en la época de vacaciones y Navidad cuando suben las cifras de accidentes automovilísticos. Si al desenfreno de fin de año le sumamos copas y copas de alegres convivios, noches de desvelo y cervezas sin fin, veremos que la combinación es fatal. Me pregunto si las unidades de transporte multadas seguirán como si nada estos días, si en algo sirve ese despliegue de policías regañones que no parecen solucionar en absoluto la crisis del transporte en Guatemala. Y siento que los meses pasan, los años siguen su camino hacia el infinito, y los problemas siguen siendo los mismos en el país. Puedo abrir un periódico de hace 50 años y encontrar la misma noticia, la chatarra humana fundiéndose con los hierros, con la carne, con los sueños, con la indiferencia de las autoridades. Subsidiar el transporte público en Guatemala es como subsidiar al narcotraficante más sangriento.
La mafia y la corrupción son las cartas de presentación de los pilotos y los dueños de los buses que transitan las arterias cansadas de este país. Este fin de año, ojalá nos llenemos de prudencia, que nos salgan ojos en las manos, frenos en las ansias y que la responsabilidad se sientan en los caminos. Que las autoridades actúen con lógica y sentido común.

(Lucha libre publicada el martes 11 de noviembre del 2008)