miércoles, 28 de enero de 2009

Por no estar (pornostar)

Existe todo un rubro del cine nacional francamente desatendido: nos faltan directores de porno. Este vacío ha provocado algunos intentos amateurs como aquel video de sexo en las ruinas de la Antigua, el “threesome” de Jutiapa, y más atrás en los noventa, el famoso dúo de élite: Bauer-Giordani.

Es una lástima, que en Guatemala, nadie siga su verdadera vocación, nos evitaríamos muchos malentendidos. ¿Cuántos talentos desperdiciados? Quizá el afán de vestir tacuche y comprar un carro a plazos, reprima cualquier aptitud artística innata. Vemos el caso de Fredy Antonio Constanza Soberanis, trabajador de la Unidad de Niñez de la Procuraduría General de la Nación (PGN) y catedrático de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Imagino, su vida aburrida y gris, tratando de salvar a niños y niñas de la miseria, el hambre y la explotación sexual y laboral (digamos que le doy el beneficio de la duda).

Ahí está, Fredy cabizbajo en su computadora, cansado de ver y comprar películas porno en la sexta avenida, o de bajar imágenes de japonesas o suecas en paños menores. El quería producto nacional (carne). Fredy sintió que algo crecía en su interior y quiso entrar de lleno en la filmación, producción y distribución de sus propios videos pornográficos. Para todo lo demás: youtube. Pero se le olvidó pedirles permiso a las damas para lanzarlas al estrellato. ¡Eso no se hace, Fredy!

Menos mal, existen juezas, como Patricia Gámez, dispuestas a poner las cosas en su lugar. Así, tal vez, los machistas, se den cuenta que la Ley de Feminicidio si puede ser vinculante con la vida real.

La próxima vez que Fredy se sienta tentado a mostrar sus talentos sexuales en público, tal vez lo piense dos veces. O quién quita y comienza la gran industria del porno chapín.

¿Y el tribunal de honor del Colegio de Abogados qué piensa al respecto?

(Lucha Libre publicada el 28 de enero del 2009 en el periódico de Guatemala)

Brutalidad

¿Por qué insistir en volver al pasado? ¿Cuál es la necesidad de profundizar en las heridas que duelen? Eso se preguntan algunas personas cuando ven que, casi 30 años después, el tema de la quema de la Embajada Española aún sigue vigente en la sociedad guatemalteca.
Aunque han pasado varios años de ese lamentable hecho, aún los guatemaltecos comunes y corrientes no sabemos, no tenemos una respuesta oficial, más bien, una disculpa oficial para ese bochornoso y terrible caso de barbarie cometido. Y, entonces, crecemos entre supuestas mentiras o verdades a medias.
He escuchado a jóvenes decir que ese 31 de enero de 1980 se hizo justicia, cuando quemaron vivos a campesinos, líderes magisteriales y gente del cuerpo diplomático. La respuesta oficial, la historia que se escribe en los libros, aún se encuentra polarizada, aún vemos la vida en un plano horizontal, bueno o malo, negro o blanco, infierno o paraíso, izquierda o derecha.
La estrechez de conceptos para entender nuestro país nos limita en todo sentido y no nos deja avanzar. Las cosas parecen no cambiar. Hace menos de una semana asesinaron a Santiago Pérez Domingo y María de las Mercedes Ordóñez Méndez, ambos del cantón Chucup, municipio de San Ildelfonso Ixtaguacán, Huehuetenango, miembros activos del Movimiento de Jóvenes Mayas –Mojomayas.
Con el asesinato de ellos se confirma, una vez más, que en Guatemala no han cambiado las condiciones para los defensores de los Derechos Humanos y de los Derechos Colectivos de los pueblos indígenas.
Desde la plataforma de esa asociación, los jóvenes estaban por lanzar la investigación "Violación del derecho al territorio de los pueblos indígenas: Situación de la explotación minera en el municipio de San Ildelfonso Ixtahuacán, Huehuetenango".
No es difícil seguir el rastro y tratar de encontrar a las personas que se verían beneficiadas al eliminar a los activistas. Todo esto que sucede sólo es consecuencia de no haber buscado la justicia antes, de que no hemos sabido exigir la verdad. Para que no regrese de nuevo, dolorosa sobre nosotros. Parece que el tiempo y el dolor pasaron en vano.

(Lucha Diaria publicada en el Quetzalteco el 27 de enero del 2009)

martes, 20 de enero de 2009

Metus Causa*

Ese primer grito que di al nacer, no fue para llenar mis pulmones de aire, sino que fue un grito de angustia. Tenía terror de salir y dejar mi tranquila y plácida vida amniótica. Pero nadie me pidió mi opinión. Como Eva, también fui expulsada del paraíso, desnuda y hambrienta. Mi madre me abrazó y sentí su miedo a tenerme, a perderme, a cuidarme. Intuí que estaba rodeada de un miedo ancestral y lejano, con olor a Dinosaurio y Amargasaurio.

Crecí con mil terrores bajo la manga: a caerme, a perder el año, a hacerme pipí en la clase, a no saber deletrear, a que no me quisieran, a la ridiculez, a las paredes que oían todo, al qué dirán. Con la adolescencia a cuestas, sentía pánico de existir, miedo a la pobreza, a no gustarle a los hombres, a las espinillas, a la gordura, a ser estúpida y mediocre. Sobreviví a la adolescencia y fui Diosa.

Durante algunos años, ese sentimiento desagradable desapareció, me sentía una kamikaze, valiente, invencible, gigante. Corría riesgos, retaba todo. La vida castigó mi osadía con el cruel beso de la muerte. Descubrí que vivía en el país donde los miedos se hacen realidad. Me encogí como un cochinito, volví a dormir en posición fetal. Y ya nunca más olvidé ese sentimiento amargo y triste que es el miedo a perder lo que se ama.

Ahora que soy madre, finjo que soy fuerte, disimulo, me hago la cabrona. Pero ¿saben? En las noches, cuando todas las luces se apagaron ya, y el latido de mi corazón me parece demasiado fuerte, puedo sentir la emboscada de todos mis miedos juntos.

Y sé que el más terrible de todos, es el único real e ineludible, ya que tarde o temprano me convertiré en nada, dejaré de escribir, de respirar, de existir.

Y quizá entonces, finalmente deje de tener tanto miedo.

(La Lucha libre publicada miércoles 21 de enero del 2009 en el periódico)

* a causa del miedo

Caminito de la escuela


Mis hijos han comenzado a preguntar cuándo es hora de regresar a la escuela. Tienen ya listas sus mochilas, imaginadas las refacciones y saboreados los recreos. Sólo piensan en forrar los útiles escolares y apilarlos en la mesa para comenzar a aprender.

Joaquín espera este año poder descifrar el mundo de la escritura y la lectura. Nicolás pide que la maestra sepa cantar y bailar y anhela que lo haga con una guitarra.

Mientras tanto, nuestra casa es el reino de su desorden y la víctima de sus ansias por abrazar el mundo. Aún ellos no entienden muy bien de fechas y atrasos, de huelgas y negociaciones magisteriales

Ambos, son niños de preprimaria aún, son parte de la población que supuestamente debería tener prioridad en el país pero que no la tiene a la hora de hablar de presupuestos. Por ejemplo, lo que gasta un diputado en teléfono al mes, alcanzaría para cubrir útiles escolares para pueblos enteros durante todo el año escolar.

Medio enero se nos fue ya, mientras los niños siguen de vacaciones. Veo que cada año, son más y más alumnos inscritos en las escuelas pero las maestras son las mismas, las aulas no crecen, ni se ventilan, ni los escritorios reciben algún tratamiento o remozo. Más de cuatro millones de guatemaltecos empezarán un nuevo ciclo escolar que les abrirá las puertas del conocimiento. Al menos eso es lo que esperamos los padres. Pero sin dinero para jardineros, para extracción de basura, para niñeras, para maestros de computación o deportes, la educación sigue siendo deficiente. Y muchos padres, con tal de darle lo mejor a sus hijos, prefieren hacer grandes sacrificios y meterlos a colegios privados, donde lamentablemente tampoco les dan calidad en educación.

Muchos niños y niñas de las aldeas más alejadas y olvidadas del país deberán caminar kilómetros enteros para llegar a la escuela más cercana, a veces con el estómago vacío y los pies descalzos. Y otros, todavía menos afortunados no conocerán las aulas porque deben quedarse ayudando a sus padres en las labores domésticas o las faenas agrícolas.

(Lucha Diaria publicada en el Quetzalteco el 20 de enero del 2009)

martes, 13 de enero de 2009

Hacer el amor y no la guerra

A propósito de manifestaciones contra la violencia, me acordé de aquel día, hace ya cuatro años y piquito. Fue en agosto, la marcha convocada por la PDH y las iglesias católica y evangélica. Nos fuimos a la Plaza de la Constitución que parecía un hormiguero lleno de cabecitas de colores.
Yo no quería hacer carteles, ni vestirme de blanco, no quería prender el encendedor, mucho menos orar. Yo solo quería hacer el amor y no la guerra. Así que se lo propuse y lo convencí. El Calaca nos prestó la carpa, y el Feo hizo de seguridad.
Pusimos nuestro campamento, justo en medio de la plaza central, bajo la bandera de Guatemala. Ya adentro, hacía un calor infernal, así que la ropa salió rápido y nos quedamos como Dios nos trajo al mundo.
Pero no fue tan fácil cómo imaginé.
El audio, era terrible, ahí estaba la voz de Quezada Toruño hablando de la paz, luego los gritos del secretario de la Alianza Evangélica. Y niños que pedían el cese a la violencia. No era precisamente un momento romántico.
Y nosotros dos, dentro de una carpa tratando de hacer el amor y no la guerra. Alrededor todo eran sombras y ruidos extraños, urbanos, públicos.
Claro que no fue nuestra primera vez, ni tampoco la más ardiente. Pero con dedicación y concentración logramos lo que parecía una cruzada difícil. Hicimos el amor, ahí en nuestra propia isla, que era y no era, el corazón de la city. Afuera, miles de personas con cartelitos, candelas y flores haciendo lo suyo.
Salimos exhaustos y felices, con el cometido bien cumplido. Dimos nuestra mejor ofrenda para el mantra universal.
Nueve meses después nació Nicolás.
Y ahí está; llenando de amor, poesía y algo de guerra, nuestra vida.



(Lucha Libre del miércoles 14 de enero del 2009 en elPeriódico).

lunes, 12 de enero de 2009

De abuelos


(Foto: Lucha E. Nicolás con los abuelos en San Juan La Laguna)

Son los olvidados de la sociedad, los maltratados por el sistema, los que ya fueron exprimidos, los que dieron todo y sólo esperan terminar sus días con dignidad.
Son los abuelos y abuelas, los ancianos, viejitos, cascaritas. Están aquí para recordarnos el ciclo de la vida, la naturaleza de nuestro cuerpo, el destino al que anhelamos llegar, si antes no nos matan de un balazo o un busazo.
En la cultura maya, los abuelos representan a todos los antepasados y son vistos como gente sabia. Ellos y ellas con sus pelos blancos, y su piel surcada por las arrugas, son como las raíces que nos aferran fuerte a la Tierra. Representan nuestra historia, la semilla de la cual salimos, la esencia de lo que seremos algún día.
La forma en que tratamos a nuestros abuelos, refleja lo que somos, lo que nos espera. Como sociedad, no se puede hablar bien de la manera en que la gente de la tercera edad sobrevive su vejez. Es sobrecogedor ver a muchos mendigando en los semáforos, esperando la muerte bajo los portales, olvidados en los asilos. Pero lo que más rabia me da, son las míseras pensiones que el Estado les otorga por años y años de trabajo y esfuerzo. Hay personas que reciben menos de trescientos quetzales mensuales y que deben intentar pagar renta, comer y curarse con esa pequeña cantidad. Mientras tanto, los burócratas siguen robando y robando.
Encima de eso, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS no tiene una política que dignifique la vejez, sino todo lo contrario. Muchos ancianos mueren en los pasillos de los hospitales nacionales esperando sus medicinas, una operación o una receta que les alivie la existencia. Las empresas o instituciones privadas tampoco tienen consideraciones con los mayores como darles descuento en los servicios, evitarles hacer largas colas o facilitarles los trámites complicados y engorrosos.
Que sabio sería volver a ver los ancianos, tratar de aprender de su experiencia y sabiduría, ser humildes, respetuosos y compresivos con ellos. Porque al fin y al cabo, todos vamos hacia ahí.
Así que nuestras políticas pro vejez tarde o temprano nos incumbirán.

(Lucha Diaria publicada en el Quetzalteco el 13 de enero del 2009)

miércoles, 7 de enero de 2009

Enero

(Foto; mía. Un auténtico Panaperro)

¿Qué significado real puede tener cambiarle las hojas al calendario? Si todas lucen igual. Detrás del martes siempre viene el miércoles ¿Es posible percibir una diferencia entre el 2008 y el 2009? A veces siento que la esperanza no cabe en mi país.

Primero de enero. Me golpea la noticia de otro niño que pierde a su padre en un accidente de tránsito. Otra muerte que quedará impune vagando en los pasillos de los juzgados.

Dos de enero. Una bala encuentra la cabeza de ella y se instala en sus días de hospital. La violencia urbana se ríe a carcajadas de mis deseos de paz. El “columnista” continúa su eterna propaganda pro armas, pro violencia, pro muerte.El cielo tampoco cambia, sigue igual de azul e intenso sobre mi sombra. Los lancheros de Atitlán no llevan salvavidas en las embarcaciones, no importan los ahogados del 2008. Las laderas se deshacen en un llanto de lodo y muerte. Nadie recuerda las tragedias pasadas.Nada cambia, todo cambia, nada es igual, todo es igual. No soy la misma, sigo siendo la misma. Un poco más vieja, menos sabia, más miedosa, menos sincera. Me acuesto tan tranquila, sin saber que quizá ya salió del arma el plomo que va siguiéndome en silencio, listo el putazo que terminará con mi vida… un día de estos.

Dios es cruel como un gato que aruña y no arrulla. Se ha olvidado de la gente de mi planeta. Sólo quiere jugar Nintendo en palestino.

Aún así, enero me gusta, es mi mes del amor, me trae olores de esperanza, besos de canela y mango dulce. Es un mes para ver el orgasmo de colores en el cielo, el cambio de mando entre el día y la noche.

Enero también es para celebrar la vida. Y para darle sonrisas a Julián


(Lucha Libre publicada el 7 de enero en el periódico)

lunes, 5 de enero de 2009

Mis uvas chivas

1. Que queden atrás los resentimientos , que si ese es ladino, que el otro puro indio, que aquella es hija de gringos, que no le hables a los huecos. Por dentro todos los seres humanos somos iguales; todos lloramos, amamos y reímos.
2. Que parte del Centro Histórico de Xela se convierta en peatonal, que se recupere la Placita del Marimbista y el gusto por caminar y disfrutar de los negocios de antaño y los locales de siempre.
3. Que sea considerado un deshonor, estar sano, vivir en Quetzaltenango, y no haber subido alguna vez al volcán y laguna Chicabal.
4. Que paren un poco de hacer Centros Comerciales y mejor construyan Universidades, Escuelas Técnicas, Teatros, Parques verdes o lugares de relajación y ocio.
5. Que la Municipalidad invierta en arte y cultura, que no dude en planificar conciertos, en promover clases de pintura al aire libre, y que deje trabajar a los artistas en los parques y las plazas públicas.
6. Que Salcajá se recupere del abandono en que parece estar. Que salga adelante con su venta de bebidas espirituosas y sus tejidos ancestrales. Que aprovechen que ya no pasan esos ríos de carros para recuperar la calle, las caminatas, la belleza de su pueblo.
7. Que las montañas no pierdan sus hermosos y legendarios bosques, que los ríos no continúen contaminándose, que la deforestación no continúe, y que se asuman programas de reciclaje y mejor aprovechamiento de los recursos naturales.
8. Que se fomente el turismo comunitario y los cultivos orgánicos y ecológicos.
8. Que todos los niños y las niñas puedan ir a clases sin tener que renunciar por ello a su idioma materno y a su identidad cultural.
9. Que los jóvenes no tengan que irse a Estados Unidos para conseguir un trabajo sino que puedan desenvolverse en su región y tener éxito en sus comunidades.
10. Que disminuyan los secuestros, robos y asesinatos y que se respeten las sentencias de las autoridades indígenas que promueven la paz y justicia.
11. Que no se linche a nadie.
12. Que a nadie le falte un techo, ni un abrazo, ni algo caliente para cenar.
(Lucha Diaria publicada en elQuetzlateco el 6 de enero del 2009)

domingo, 4 de enero de 2009

La paz a las doce


Con la rosa y la paloma de la paz... ahí en la plaza testigo de tanto..