jueves, 31 de octubre de 2013

De artistas

Casi sin darme cuenta entré al ambiente de los artistas. De la mano de mis amigos roqueros, allá en el desaparecido Café Oro, soñábamos con cambiar el rumbo de este país. Me enamoré de un artista y con él empecé una vida llena de arte. He visto a casi todos mis amigos artistas pasar necesidades económicas. He visto como ningunean su trabajo, como se aprovechan de sus necesidades, como creen que el artista vive de aplausos o por amor al arte. Un artista, al igual que un abogado, paga renta, comida, colegio para sus hijos, impuestos y contribuye con su trabajo al bienestar emocional del país. Así como necesitamos comer para que nuestro cuerpo funcione, también necesitamos alimentar nuestro espíritu, eso se logra entrando en contacto con lo sublime que puede venir en forma de música, poesía, pintura, danza, etcétera. Estoy convencida de que el arte es capaz de modificar nuestra conciencia y de volvernos personas más sensibles, más humanas, más buenas. Una prueba de eso la tuve el domingo pasado en el antiguo cine Lux, sentí la fuerza de mi mara, mi generación, mis amigos artistas que siempre son los primeros en apuntarse para ayudar a los demás, los primeros en donar su tiempo y talento en todo tipo de causas benéficas. No solo apoyan a un colega que lo necesita, también lo hacen cuando hay inundaciones; vendiendo hamburguesas por los niños con cáncer; participando en teletones o donando obra para subastas, ellos siempre están ahí con el corazón en la mano, dando, dando, dando. ¡Gracias a todos por enseñarme el valor de lo intangible! Lucha Libre publicada el 30 de octubre del 2013 en elPeriódico.

No hay comentarios: