sábado, 30 de abril de 2011

Al final del túnel.


Hoy es un Sábato triste. Aunque siempre podamos recurrir a sus libros, usados, viejitos, eternos.

martes, 26 de abril de 2011

De lunas, días y semanas



Los cálculos de Dionisio el Exiguo, matemático de los lejanos años 500, no contaban con el cambio climático como factor sorpresa. Así que este año, los que no somos católicos, y celebramos la Semana Santa como feriado y vacaciones y no como festividad religiosa, nos vimos con dificultades de logística del tipo ¿va la calzoneta con las botas de lluvia? Ni modo, así es la vida, muchos niños regresaron a clases sin el prometido bronceado pero con un improvisado resfriado. ¿O será culpa de la luna llena que es religiosa en lo lunática?
Gracias también a las insuficiencias del tal Dionisio, este año el Día del Libro quedó ahogado en la gloria del sábado, y pasó como dicen sin pena ni gloria por la vida de los guatemaltecos, que de por sí, ignoran, en su mayoría, el regalo inmenso que viene envuelto en las hojas de un libro.
Los libros que como los humanos, viven y sufren, andan en luto maternal, pues las noticias internacionales cuentan que la última fábrica de máquinas de escribir, la compañía Godrej and Boyce de Bombay, cerró sus puertas para siempre. Con esto (aunque algunos aseguren que es con la muerte de Liz Taylor) termina definitivamente el siglo veinte. Enterramos una época en que escribir tenía que ver con un ritmo que venía pegadito al sonido que producía el golpe seco de las teclitas sobre el papel. La armonía y consonancia que salía de teclear, hacía del ejercicio de escribir, una experiencia orgánica que incluso nos daba el tiempo necesario para pensar antes de escribir, algo que ahora a muchos nos cuesta hacer.
No tardarán en clausurar la última academia de mecanografía. Pero antes de que cierren las puertas del lugar más solitario del mundo, me gustaría volver a escuchar el sonido ensordecedor de un montón de estas maquinitas, tecleando todas al mismo tiempo un mantra que diga: Adiós, Dionisio, el exiguo. Me voy de vacaciones a un lugar con sol.

(Lucha Libre publicada el miércoles 27 de abril en Periódico).

miércoles, 20 de abril de 2011

Ajá



Cuadro cortesía de: Alberto Famadas

Lo que usted tiene que hacer es darnos ánimos. Para salir adelante hay que ser propositivo. Guate necesita gente optimista que resalte las cosas lindas que suceden aquí y no más pesimistas que sólo ven el vaso medio lleno. Lo malo ya todos lo sabemos, no necesitamos que lo vuelvan a señalar ¿Por qué no escribe una columna de opinión invitando a sus lectores a Atitlán? Deje de resaltar las dificultades, concéntrese en lo hermoso, lo lindo, lo único. Vea los logros y no los desaciertos. Coménteles de todas las actividades recreativas que se estarán realizando, de las ofertas en hospedaje, de los vuelos en parapente, de los nuevos parqueos en donde podrán dejar sus carros.
Aquí en Panajachel, los turistas son bienvenidos, claro que los queremos pero no de esos mochileros que no consumen, ni compran nada. Queremos el tipo de turista que va a Antigua: el que gasta dinero, el que compra artesanía y ropa. Ese es el bienvenido, el que consume y se va, no el que se enamora del lugar y se queda a vivir. No queremos que compren nuestras tierras y traigan sus costumbres de droga y perdición.
Y es que ustedes los periodistas tienen la culpa de las cosas malas que suceden, ya vió con la crisis de la cianobacteria, ¿qué necesidad había de hacer eso tan grande? Este año ni apareció. Sólo exageraciones son ustedes. Habría que limitarles lo que dicen.
Por otro lado, deje de referirse a las juntas de seguridad como “encapuchados”, no ve que son gente honrada, humilde, preocupada por su pueblo. Mientras usted duerme tranquila, ellos la cuidan. Ellos atacan solo a los malos. Como dice el dicho; nada teme el que nada debe. Los casos de gente apaleada, golpeada o tirada al Río San Francisco, no son para tanto. Todos se lo merecían, todos eran gente que había tomado más de la cuenta, borrachitos que deberían estar dormidos a esa hora y no deambulando por las calles. Si de verdad fuera ilegal o algo malo, no tendríamos a la policía de nuestra parte, no actuaríamos con tanta tranquilidad.
Así que usted invítelos, aquí van a estar seguros, no les va a pasar nada malo. Eso sí, mejor si no beben, ni ríen fuerte, ni salen de noche.
Lucha libre publicada en elPeriódico el miércoles 20 de abril del 2011.

martes, 12 de abril de 2011

Para no enamorarme



Aquello de pan y circo para el pueblo tiene su versión tropical con el guaro y el fútbol. No deja de ser curioso que una de las frases más famosas de nuestro único Nobel de Literatura, tiene que ver con la borrachera. Somos famosos por la calidad de nuestra cerveza (fíjense en el “nuestra”) y lo sofisticado del ron zacapaneco. Y pronto por la Quezalteca con rosa de jamaica, de la que me declaro adicta en potencia. ¿Razones para chupar? Miles. Como dice la canción; tomo para no enamorarme, me enamoro para no tomar. En ese círculo, generaciones enteras crecen anestesiadas y convencidas de que la única manera posible de celebrar o enterrar una derrota es en un océano etílico. Pocos cuestionan la terrible dimensión de ser un pueblo embrutecido por el único producto que llega democráticamente a todos los hogares, incluso donde aún no tienen electricidad, ni asfalto, ni letrinas.
Agradezco las bendiciones de una copa de vino diario, una cervecita fría que refresque, la cuba que nos nivela y hasta un tequilita astronauta (café, azúcar y limón) para curar la gripe. El elixir de los dioses es bendición del libre mercado y del libre albedrío pero también maldición para almas ansiosas.
Vean los efectos del guaro en la universidad pública que un día fue un hervidero de ingenio, intelecto, chispa, rebeldía y crítica. Hoy, el abuso etílico convirtió la famosa huelga en un chupadero cualquiera, micrófono abierto para escatología burda, violenta, machista y bastante aburrida. Universitarios de ojos vidriosos, pasos tambaleantes y chela en mano, embrutecidos por la misma oligarquía que tanto critican, trabajan para poder chupar, chupan para aguantar el trabajo.
Abundan las ofertas para beber pero nadie nos enseñan a parar antes de que nos alcance la goma.
Por cierto, tengo algo de taquicardia, los dejo, me voy a tomar un traguito.

martes, 5 de abril de 2011

Nota roja para La Señora Violencia



Nueve personas mueren a causa de la violencia (sic).
La Violencia como todos los días en este año electoral arremetió contra los guatemaltecos principalmente del área urbana. A pesar de las súplicas, oraciones, lamentos, diezmos y ayunos que la comunidad religiosa ofrendó, no fue posible evitar que La Violencia cobrara su dosis diaria de sangre. Según quejas de algunos vecinos, Dios parece hacer oídos sordos a la situación agonizante del país. Por tal razón, varias iglesias tomaron medidas de hecho. A partir de ayer, y hasta que pare de llorar sangre, en todos los cultos subirán cada día un poco más los decibeles de sus bocinas con el sencillo afán de hacerse escuchar a las buenas o a las malas por el señor que vive en las alturas. Los católicos por su parte han prometido detener el tránsito en las calles, avenidas y carreteras de todo el país, llevando en andas a influyentes y milagrosos personajes del santoral. Otro grupo asegura que asistirá a vigilias en las playas en busca de meditación y auto iluminación ya que aseguran que Dios sabe lo que hace, y que contra sus poderosos designios no hay nada que hacer (más que pasarla bien).
En colonias, barrios y aldeas se abastecen de pistolas, machetes, palos, bates, fusiles, manoplas y ametralladoras para hacerle frente a La Violencia que los tiene de rodillas. Varias universidades abrieron licenciaturas y postgrados para estudiar y entender La Violencia. Los legisladores calcan la ley antitabaco (aprendiendo de lo exitoso) para aprobar, lo antes posible, un acuerdo legislativo que le prohíba por fin a La Violencia cualquier tipo de manifestación pública. Fuentes con miedo a represalias, aseguran que La Violencia tiene cómplices entre muchos guatemaltecos, que la esconden dentro de sus casas o la exhiben hasta en las redes sociales con su amiga La Impunidad.
Si se topa con La Violencia por ahí, póngale la mano a La Conciencia y apele a la señora Humanidad.