Antes de sentarme a escribir suelo darme un baño noticioso. Un café amargo acompaña al movimiento de mis dedos pasando las hojas. Mis huellas se van tiñendo de gris. Como en una película vista millones de veces, los sucesos, por iguales me sorprenden. El maldito ladrón dando conferencias de prensa; el asesino confeso, en pleno proselitismo; el abusado, libre bajo fianza; la diputada, jugando a millonaria; la cara dura del empresario (¿será la coca?); la prepotencia del burócrata de turno; la hipocresía de algunos columnistas; la muerte de campesinos; las víctimas en las guerras; la ausencia de sabiduría infantil; la oferta de nalgas sin celulitis; la exposición del artista conceptual; el gol que no metimos; las esquelas; los muertos, más muertos.
Los asesinatos se amontonan ante nuestros ojos. Las ciudades se pudren. El miedo se mete por nuestros pulmones, anida en el corazón, se adhiere a los huesos. Recomiendan no saludar de beso, no abrazar a la gente, evitar salir por gusto, sólo por disgusto entonces.
La voz carrasposa de Sabina viaja en onda corta recordándome que el diario no hablaba de ti ni de mí. Lo cierro. Algo en el suelo llama mi atención. Bajo los ojos y las miro. Afanadas, apuradas trabajan en conjunto, hormiguitas pequeñitas, simples y perfectas.
Si ellas pueden trabajar en equipo, organizarse, alcanzar el sueño del pan compartido, del techo para todas, de la vida en comunidad, cómo es que a los humanos se nos ha vuelto imposible.Tal vez la solución es más simple de lo que pensamos. Quizá olvidamos la sencilla lógica que nos da vivir en comunidad cuando aprendemos que la tristeza o la pobreza del vecino es la nuestra, y que todo lo que hacemos diariamente repercute en el mundo para bien o para mal.
(Lucha Libre publicada el miércoles 10 de junio del 2009 en elPeriódico)
3 comentarios:
Saludos desde los Angeles California.. siempre la leo y me sorprende su lucidez y manera de enfrentar la terrible realidad que se cierne sobre nuestra patria, que aunque lejos quema en el pecho
HormiguitaZ....
Sí, tiene razón, hormiguitaz
Publicar un comentario