Foto: Lucía Escobar. Los modelos, en realidad no son modelos fueron fotografiados infraganti en una sesión intensa de lectura infantil.. maravilloso.. lo que hace la falta de televisión ¿no?
Un chapuzón en el mar, un clavado en el lago. La sensación de la arena en los pies, las piedras entre los dedos. Los poros hinchados del frío. El agua limpiando, purificando, refrescando. El viento trayendo aromas, recuerdos, activando sensaciones, pensamientos. Un aire fresco que se lleve las noticias del día, la política y sus preocupaciones, las consecuencias de la bolsa fantasma y los brokers. Esa no es la realidad en que quiero creer, crecer, pensar.
Enfocarse como un lente angular en la distorsión de lo establecido normal. Prestarle atención a los locos, a lo paranormal, a las historias de estrellas, cometas y ciclos que se repiten en la espiral de este ADN universal. Dejar que el pájaro se te vaya en el movimiento sutil de los árboles. Prender un fuego y no dejarlo apagarse, que alumbre la oscuridad, que enseñe el camino correcto en el devenir del tiempo. Escribir un cuento, que sean dos cuentos, que sean todos los cuentos. Perderse en las hojas de todos los libros que han requerido –al menos- el alma del escritor. Aquellos escritos que fueron vomitados desde las entrañas malditas del dolor. Jamás detenerse ante la vanidad y la altanería.
Caminar, caminar mucho, seguir adelante, y a cada tanto parar un instante sin cronómetro para ver hacía atrás. Voltearse y ver con alegría lo que dejamos pasar; las flores hermosas, el paisaje en cascada de tantos azules. Respirar, tomar aire, dejar una marca en el camino y seguir andando. Un motor que se activa con las carcajadas de los niños. Dejar los cataclismos y el Apocalipsis para las prédicas y las sobremesas cargadas de alcohol. Caminar, a ratos acelerar el paso, en los partes oscuras o en la bajada. Correr sólo si es necesario.
Sentir y disfrutar el cálido amor de la familia, la reconfortante presencia de los amigos, el milagroso significado de la vida sin olvidar el legado de los que se fueron.
Y si hay tiempo, celebrarlo.
(Lucha libre publicada el miércoles 12 de mayo del 2010 en elPeriódico, recordando al Animal).
3 comentarios:
Lucía, soy un lector de el períodico, realmente el artículo de hoy de "antes o después" me pareció de lo mejor que he leído en está sección en los ultimos tiempos, me imagino algo así como escuchar eclipse de pink floyd, una canción caótica y cuerda, de todo un poco. Que bien estuvo, me lo leí unas 5 veces (nunca leo tanto una nota), eso aunado a que leo religiosamenta las 4 am el diario y la luz de la mañana, creo que tuvo algo que ver con la sensación de teletrasportación que tuve, me perdí, me sentí ido entre líneas. La felicito. No sé usted, pero yo encontre un resplandor sin descripción posible entre esas líneas.
Me encantó Lucia, mi hijo tiene 1 año y estamos luchando para que pase más tiempo jugando y dis que leyendo sus libros que viendo a Dora la Exploradora en la televisión. Tenemos una sola vida, una sola oportunidad para llenarnos de algo y hay que aprovecharla. Excelente artículo.
Manu... a mí la única manera en que me funcionó, fué dejando de pagar cable. Ya no tengo cable, entonces la televisión sirve para películas (que las ven mil veces cada una) y trato de conseguirle buenas como Yellow Submarine, o El Castillo Vagabundo... Y pense que iba a ser mas dificil, porque la TV claro que cumple funcion de niñera y los entretiene bien. Pero al ratito se acostumbraron a jugar otras cosas, a ver sus juguetes y sus libros, y tripearse el ambiente. Y por supuesto yo también gane.. pues me da mas tiempo de leer...y extraño la tele pero no mucho, en todo caso te vas acostumbrando...
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