martes, 29 de marzo de 2011

Desnúdese

Dicen los psicoanalistas que cuando ponemos características propias en otros, nos estamos proyectando. Claro, los psicoanalistas dicen muchas cosas, no se trata de creerlo todo al pie de la letra pero algo de razón tendrán. Un ejemplo cotidiano son los celos que en realidad suelen ser un reflejo de nuestras propias debilidades e inseguridades más que de la infidelidad o engaño del otro.
Viene a mi mente esto cuando pienso en nuestro democrático ejercicio de la crítica donde los guatemaltecos parecemos ejercerla con gran valentía y eficacia. Es la crítica al otro, quizá la herramienta que nos hace sentirnos más seguros. Guatemala y el mundo serían paraísos, si los políticos no fueran corruptos, si los maestros enseñaran bien, si el policía cumpliera su deber, si el juez dictara sentencias, si el periodista dijera sólo cosas buenas, si el basurero recogiera nuestra mierda. Qué fácil es señalar con el dedo, ¿verdad? Pero ¿Qué pasa con nuestros propios defectos y debilidades? ¿Cuándo vamos a empezar a ejercer la autocrítica. ¿Cuándo vamos a ver nuestra propia caradura? O utilizando aquel viejo refrán; Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio.
La crítica, es constructiva, nos hace crecer, nos demuestra nuestros errores, nos ubica en la realidad, etc. Pero, a veces es necesario que esa crítica venga de adentro, de nosotros mismos, que surja de una reflexión profunda, de intentar vernos para saber por qué debemos cambiar. El ejercicio de la autocrítica es mejor aun porque es más fácil cambiar nuestra realidad desde adentro que desde afuera. Es más fácil que influyamos en el vecino con el ejemplo que con un sermón, un discurso o un regaño.
Hágase un favor, y la próxima vez que sienta el deseo intenso de despotricar contra alguien, véase antes en un espejo. Quizá se sorprenderá de lo que encuentre…
Se lo dice alguien a quien le encanta criticar y que pocas veces se autocritica…

(Lucha Libre publicada el miércoles 30 de marzo del 2011 en elPeriódico).

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Por qué nadie comentó la columna? ¿Miedo a desnudarse?