jueves, 14 de junio de 2012

De errar, gastar y calcular

Somos una serie de equivocacioneS. Cuando veo atrás y vuelvo a leerme, suelo sonrojarme ante mis opiniones tantas veces cursis, tantas otras agresivas, vacías o literalmente equivocadas. Sin ir más lejos, el miércoles pasado cometí un grave error de tipo trocitos 1. Mis más sinceras disculpas a mis lectores, a quienes se dieron cuenta y no dijeron nada y a quienes ni se fijaron, confiados quizá, en mis habilidades matemáticas. Me muero de la vergüenza y les pido que olvidemos el asunto. Nunca llegaré a ser una Elinor Ostrom, la primera y única mujer en recibir el Premio Nobel de Economía hace 3 años, y que acaba de morir. Bien harían en la Universidad Francisco Marroquín en estudiarla y difundir su obra, ya que fue galardonada por desafiar la creencia convencional de que la propiedad común es mal gestionada y debe ser asumida por las autoridades públicas o el mercado. Ejemplos vivos de que puede ser exitosa la gestión comunitaria son los bosques que cuidan las autoridades de los 48 cantones de Totonicapán, así como la hermosa y limpísima laguna que se encuentra dentro del volcán Chicabal. Ambos proyectos son comunales, son eficientes, son exitosos y además son ecológicos. Aunque por lo visto, el tema ambiental en Guatemala junto con el tema cultural, están en el último lugar en la lista de prioridades del Gobierno. Prueba de ello es que nuestra querida Vicepresidenta, de mote Roxsandra, ha declinado ir a la Cumbre de Río +20 por razones de austeridad. Claro, después de lo que gastó en remodelar su oficina… (No haré cálculos, lo prometo).

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