Hay tantos temas importantes para el país y el mundo entero que no me alcanzaría la vida para opinar de todos ¡y qué aburrido sería! Podría escribir sobre la importancia que tiene la Orquesta Sinfónica en un país como el nuestro, o lo que me indigna que un bus escolar se voltee por tener los frenos descompuestos y medio centenar de niños terminen en un hospital con lesiones, quizá, para toda la vida. Debería también escribir del invierno que se nos viene encima y de los deslaves e inundaciones que seguramente ocurrirán ahí donde ya sabemos que sucederán. También tengo pendiente protestar contra la entrega de fertilizantes químicos en Atitlán y contra la politización que una vez más hacen los gobernantes de los programas sociales. Debería denunciar los ocho días que llevan en Mazatenango sin agua o porque en Chichicastengo llevan seis meses con los teléfonos fijos descompuestos. O por lo mierda que deberían sentirse Carlos Slim y otros multimillonarios con tanto pisto acumulado que podrían utilizar para solucionar los problemas y pesares de media humanidad y cambiar así el rumbo de la historia. Pero esta columna es tan pequeña, mis quejas son tantas y la vida es tan corta, que lo único que de verdad tengo ganas de escribir hoy, es de mis papás; de lo privilegiada que me siento de tener un padre y una madre tan íntegros, amorosos y especiales. Y unas hermanas (ángeles guardianes o antenas de conexión con dioses) capaces de hacer milagros que la ciencia apenas se atreve a esbozar. Con una familia así (más los amigos), mi fe en la humanidad se renueva cada día aunque me lea todos los periódicos.
(Lucha Libre publicada en elPeriódico el miércoles 20 de junio del 2012).
2 comentarios:
Estimada Lucía:
Me parece fuera de lugar las malas palabras de los periodistas cuando dicen estar frustrados, imagínese lo que sentimos los que los leemos y nunca vamos a tener la razón sugiriendo o contradiciendo lo que ustedes opinan.
Atentamente,
Isabel Pokorny
Antigua Guatemala
Estimada Lucía Escobar,
No tengo el gusto de conocerla personalmente, pero como si la conociera ya que todos los miércoles leo su columna en El Periódico y también la sigo en Twitter, y entonces a través de sus escritos la siento como una amiga cercana, sobretodo porque en varias ocasiones, a veces muy seguido, coincido completamente con su punto de vista sobre determinados temas que trata y que afronta, admiré mucho la valentía con que enfrentó a los que supuestamente velaban por la “seguridad” en Pana y que realmente hacían todo lo contrario.
Hay días como hoy en las que su columna me gusta especialmente y siempre que es así pienso que le voy a escribir para felicitarla, pero al final se me termina pasando, pero hoy dije no, ahora si lo voy a hacer, porque precisamente como lo que escribió, hay tantas cosas negativas sobre las cuales opinar, pero es bueno en algún momento exaltar lo positivo como en este caso usted lo hace con su familia, quienes le renuevan la fe en la humanidad y entonces me parece oportunísimo decirle, que leer su columna también renueva la fe en mí que hay personas en Guatemala que aportan positivamente para el país como usted lo hace, se ve cada cosa en nuestro querido país que a veces uno considera que esto no tiene compostura y que nos hundimos en un pozo del cual no habrá manera de salir, pero al leerla, vuelve la esperanza que si puede haber un futuro mejor, a pesar de leer los periódicos. Enhorabuena y siga adelante.
Como me gustan tanto sus columnas también he estado tentado de copiarlas y publicarlas en mi blog http://mundodiverso.com , he visto que usted escribe bajo una licencia de Creative Commons que lo permite, pero realmente no he querido hacerlo sin su consentimiento, así que quisiera solicitarle su autorización para tal efecto, desde luego citando la fuente y los créditos respectivos de autor.
Le agradezco mucho su atención, la exhorto a continuar en “su lucha”, siga adelante que Guatemala necesita de mujeres como usted.
Sin más que agregar, me suscribo de usted como su atento y seguro servidor
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