martes, 10 de julio de 2012
Cabral, la trata y los dipu porno.
Fue uno de los 6, 187 homicidios que según datos del INACIF nos dejó el año 2011. Quizá lo impactante de su muerte fue que era una figura pública, un “famoso”, un extranjero que estaba de paso en Guatemala, cantándole a la paz. El asesinato de Facundo Cabral causó indignación, molestia y hasta vergüenza nacional. El gobierno decretó tres días de duelo y con una agilidad pocas veces vista en la justicia guatemalteca, fueron capturados cuatro sicarios. Un testigo protegido confirmó que el ataque iba dirigido contra Henry Fariña, nombrado en los medios como un “exitoso empresario” que conducía el auto en el que viajaba el cantautor. Luego supimos que el autor intelectual era Alejandro Jiménez, alias el Palidejo, hoy preso en cárcel de Fraijanes. El proceso judicial sigue abierto contra otros involucrados.
Sin embargo no se desarticuló la poderosa red de narcotráfico y esclavitud de mujeres que opera en Centroamérica, Colombia y México, y que según la periodista Lydia Cacho está detrás de este crimen “cuyas ganancias multimillonarias terminan en bancos mexicanos y norteamericanos”. Para la periodista mexicana, autora de Esclavas del poder, el asesinato de Cabral podría haber sido la excusa para salvar a miles de niñas que son utilizadas como esclavas sexuales y contrabandeadas como si fueran armas o drogas por nuestra región. Supongo que estamos lejos de que esto suceda, ya que la pornografía y el uso de mujeres como objetos sexuales, es algo muy común entre políticos y altos funcionarios. Recordemos cómo se entretienen los diputados cuando se aburren.
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