Me cuesta empezar. Ha de ser como hablar de un aborto. Seis años de escribir todos los martes en el Quetzalteco, y finalmente me canse y dejé ese espacio. Sentí la necesidad radical de terminar esa relación.
Comencé escribiendo en el Quetzalteco, un día después de haber parido a mi primer hijo por invitación del desaparecido Chepe Zarco. Si no hubiera sido por él, quizá nunca hubiera aceptado o nunca me hubieran invitado.
Me sentía holgada con 2,200 caracteres, a diferencia de los 1500 de elPeriódico, contaba con un público completamente anónimo que jamás daba muestras de estar ahí. Estaba en un medio de comunicación sin corrector, ni editor. Tampoco parecía haber nunca nadie del otro lado. Tres o mas veces no salió mi columna, aunque yo si la había mandado. No hubo disculpas, ni una llamada, ni una explicación a mi ausencia. Toda esa indiferencia es aguantable, soportable por mantener un espacio. Incluso soporte seis años con la burocracia administrativa de Prensa Libre dónde cobrar un cheque, un sueldo ganado con palabras parece ser una pesadilla. Falta sello, no se entiende la letra, el mes va con letras no con números, escriba claro el nit, es Quetzaltenango no Xela. En fin.
Pero con lo que no estoy, ni estaré dispuesta a hacer ninguna concesión es con la censura, con la falta de libertad de expresión. Y ahí si ya la estaban cagando en el Quetzalteco.
Hace algunos años, publique una columna sobre un premio que dió El Quetzalteco a un señor, que en mi opinión no lo merecía. Me llamaron para decirme que no podían publicar la columna porque estaba criticando al mismo medio, que era como escupir la mano de quién te alimenta (¿!). Inmediatamente llame a Chepe Zarco y le dije, que cómo así que él me iba a censurar, que eran tiempos de paz y que eso ya no se hacía. Lo convencí de que si no estaba de acuerdo con mi nota, que sacará una nota aclaratoria pero que no me censurara. Al final así lo hizo, me dedicó un editorial dónde comentaba que hace años criticar a un medio dentro del medio, era imposible, y que con esa columna ellos daban un paso más allá en la libertad de expresión. Fue de ahuevo.
Pero la verdad sin Zarco como defensor de la libertad de expresión en ese medio, yo no tengo nada que hacer ahí. ¿A quién voy a llamar ahí? Se discute con el dueño del circo, no con los animales. ¿A quién le voy a hablar de libertad de expresión, de dignidad, de valentía?
Mi última columna publicada en el Quetzalteco (Martes 17 de febrero del 2009) salió terriblemente mutilada, cortada. Me quitaron un “culo” y un “mierda”, así por que sí, sin una llamada, una cantineadita o algo. No quiero una versión ligth de mi lucha. No quiero ser mantequilla sin colesterol, leche sin lactosa, azúcar sin glucosa.
Censurarme es algo que jamás han hecho en el Periódico. ¿Por qué tendría que soportarlo del Quetzalteco? En elPeriódico siempre han respetado mi boca de camionera. Así que me dije… “no necesito esa mierda, bye bye Xela. Y además jajajaja salgo horrible en la foto que publican mía”
¿Saben qué? la indiferencia es tal, que a nadie le importaron mis seis años cumpliendo con un compromiso. No hubo ni una llamadita, ni un despido, no siquiera me sonaron las golondrinas…
Talvez todavía no se han dado cuenta que me fui....
6 comentarios:
Bien por usted, que siga la lucha, nunca vamos a compartir la censura.
Que pena me da por la gente que la buscaba cada martes en la provincia. De verdad, que pierde una gran pluma ese medio
El Quetzalteco es solo el hermanito autista de la gran ramera, Prensa Libre.
Aunque pensándolo bien, también es un medio perverso. Que bueno que lo dejás.
Y para que el rompimiento sea definitivo con el qutzalteco, devovéles el pisto que cobraste durante seis años.
Anonimo 3:
¿Porqué tendría que devolver algo que me gané honradamente trabajando? ¿Que tiene que ver?
Al contrario, una indemnización no me hubiera caído nada mal, pensando que nunca en seis años quede mal, ni dejé de entregar una. ¿No cree?
¿O ustede devolvería lo que ha ganado en un trabajo cuando renuncia? La verdad que tonto comentario.
No va a haber despedida pues, si los que se van son ellos. Ya de lejos se siente el tufo a flor de difunto. Quien va a leer esa hueva si no es del Opus Dei?
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