miércoles, 15 de diciembre de 2010

Deja vu ochentero

Odié los años ochenta, no sólo por su moda asimétrica y chinta sino sobre todo por su violencia generalizada, la carnicería y el ambiente bélico que se respiraba. Recuerdos lejanos de una niñez de miedo y de paredes que escuchaban.
En los noventa se firmó la paz que sólo fue de papel. No hubo diálogo, ni reconciliación, ni reorientación de intereses y fuerzas. Las armas y las balas siguieron siendo el método preferido de resolución de conflictos. Y ahora nos sorprende vernos caminando en círculos, vagando en laberintos sin salida, escurriendo sangre por los noticieros cuando hemos reducido cada vez mas nuestro nivel de diálogo, de tolerancia, de análisis, de soñar con cambios sociales y hacerlos realidad.


Ahí están los ex paramilitares exigiendo eternamente una indemnización, los mismos líos de tierra, las mismas exclusiones, las brechas cada vez más grandes, las contradicciones más marcadas, las polarizaciones más obvias, las mismas heridas que no cicatrizan. Los mismos presupuestos de mierda para educación, salud y seguridad. Los mismos sueldos de hambre, los mismos métodos de evasión de impuestos, de evasión de justicia, de corrupción. Los mismos compadrazgos para obtener puestos en el Gobierno, las mordidas institucionalizadas, la misma compra de votos, las pintas sin sentido en piedras y postes, los mismos políticos ahora reproducidos y aumentados. El mismo miedo a denunciar, a actuar, a defender lo esencial. Y cada vez más huérfanos, más viudas, más fosas comunes. Los mismos perseguidos: el maestro de Sololá torturado (pienso en Lisandro G), la socióloga brutalmente asesinada (pienso en Emilia Q), el artista que no hacía daño a nadie (pienso en Boris J), las mismas injusticias.
Y el colmo es que hasta en las radios suena la misma música de mierda.


(Lucha Libre publicada el miércoles 15 de diciembre del 2010 en elPeriódico)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Niñez con miedo de una ladina urbana que estudió en el Americano?
El miedo en los ochenta fué mucho más que papi bien a verga dándole una bofetada a mami. Creeme.

Unknown dijo...

Yo no estudié en el Colegio Americano en los ochentas. Gané una beca en el 92, los últimos dos años de bachillerato los hice ahí.
Mis miedos son tan terribles como los de cualquiera. No se miden en términos sociales.. o no viste aquella telenovela de Los ricos también lloran... pues los clase media también lloran.. jajajaj

Anónimo dijo...

Jajajaja, y seguramente vos sos la Verónica Castro de Xela, con todo y sus pésimas actuaciones

Anónimo dijo...

Hi, i just want to say hello to the community

Unknown dijo...

Anónimo: Tiene razón, si yo fuera actriz, seguramente sería malísima. No soy buena para la actuación, ni para el canto y para el baile sólo en determinadas circunstancias.
Salud.

Anónimo dijo...

Y escribes con el culo.

Otro anónimo.

Unknown dijo...

Y aún así, me lees, ANÓNIMO.

elbeto dijo...

no dar la cara son estrategias de los 80's que se utilizaron para cometer barbaridades en esa decada... parece que este ANONIMO se quedó por ahi... le dolió lo que se escribió en este blog? que bueno... su bilis sacada por acá demuestra fielmente aquello de al que le caiga el guante...