lunes, 6 de diciembre de 2010

Sofía y Sophie

Tienen la misma edad, pero no la misma realidad. Para ambas es la primera vez en la zona 1 y es un día que no olvidarán tan fácilmente


Sofía está cansada, caminó, caminó y caminó, bajó y subió cerros, usó Picop, camioneta, camión, volvió a caminar y caminar. Va acompañando a su padre campesino a hacer un mandado. Tiene dos tortillas en la panza y un poco de Pepsi. No sabe bien lo que es mandado pero intuye que es algo aburrido; tiene que ver con colas y esperas. Nunca había escuchado tanto ruido: las bocinas, las ambulancias que se mezclan con los gritos de los vendedores, el gorgorito del policía y un traqueteo grave que no descansa. Tanta información la marea, trata de leer la publicidad, los carteles que van y vienen, pero todos pasan muy rápido y sus ojos no logran descifras las sí-la-bas. Si se perdiera ahí mismo, si la mano de su padre desapareciera, no sabría qué hacer.
Sofia y Sophie cruzan sus miradas, cinco segundos dura el contacto.


Sophie le agarra fuerte la mano a su padre, no le gusta ese lugar lleno de olores que no reconoce y de gente fea, seguramente también pobre. Le han dicho que los pobres roban, que son mareros, que son malos, que le quieren quitar su cadenita de oro y sus aretes de la primera comunión. A Sophie le encanta pasear con su padre, pero cuando el viaje es directo al centro comercial, donde todo es limpio y ordenado, no ese caos gris y ruidoso donde se encuentra hoy. ¿Dónde esta el césped, las garitas, la seguridad de su mundo limpio?
Sofía y Sophie se curiosean con las miradas. A Sofía le parecen fascinantes los ojos azules de esa niña, la carita de muñeca fina, lo bonita y pulcra que se mira. Parece anuncio de tele, piensa. Sophie nunca había visto un vestido tan colorido, ni unas trenzas negras tan largas y bonitas, ni unos ojos negros tan listos y grandes. Parece anuncio de tele, piensa.


Sofia y Sophie se sonríen. Y se reconocen algo en común: las dos tienen miedo. Pero un miedo que podrían aguantarse, si papá les compra un poco de ese maicillo que se les tira a las palomas.
¡Arriba de sus cabezas ondea una bandera!


(Lucha Libre publicada en elPeriódico el 7 de diciembre del 2010)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin embargo según el catecismo de la UFM: Sofía y Sophie vinieron ambas desnudas al mundo, por ende igualmente pobres, y tienen las mismas oportunidades. Lo demás son mierdas de resentidos hijos de la gran puta que solo quieren robarle "a los que producen riqueza" y que hay que acabar a sangre y plomo.