martes, 11 de enero de 2011

Noticias del más acá


Hubo un tiempo en que mi desayuno incluía todos los periódicos posibles. Vivía, comía y sentía las noticias con una pasión casi desnaturalizada. Miraba de reojo y desdén a todo aquel que no estuviera empapado de la corrupción, los asaltos y la coyuntura local. Era pues una chica altamente informada del acontecer nacional e internacional. Tenía siempre una opinión acertada o no, de lo que sucedía en el mundo.

Crecí, me moví, evolucioné. Hice cosas. El aburrimiento lamió mis días. Intenté seguir el ritmo, leer los periódicos atrasados, googlear las noticias importantes, etc. Pero últimamente la rutina de un trabajo estable no me ha permitido pasmarme ante la realidad nacional. Mis dedos no se han impreso con la tinta de los diarios. En mí no ha explotado la pólvora que incendia un corazón indignado.

Aún así, gracias al Tweeter me llegan algunas señales difusas que me pintan una realidad tan surrealista como una obra de Tinguely. Así me enteré que todos quieren ver irse al Pin pero nadie lo quiere ver venirse. Que hay una abuela que sabe encontrar terroristas, y que lo único interesante que nuestro vicepresidente ha hecho en estos años, ha sido enamorarse.

Y si de violencia se trata, me conformo con la manera en que la luz de esta hora le pega a mis girasoles. Y si hablamos de corrupción, me gusta pensar en la que sale de los libros, dispuesta a alterar y trastocar los corazones aletargados de quienes los leen.

Le puedo encontrar el gusto a pertenecer al bando de los ignorantes noticiosos. Aunque claro, no me cuesta confesar que para mí, ningún café del mundo sabe tan rico como cuando se acompaña de un buen periódico.


(Lucha Libre publicada el miércoles 12 de enero por elPeriódico de Guatemala)

1 comentario:

marielos dijo...

lucía, me encantó su columna porque me vi reflejada en ella. Hace algunos años yo también desayunaba con todos los periódicos posibles. Es cierto, para mí no hay mejor café que el que me tomaba leyendo periódicos antes de las 8 de la mañana.