martes, 18 de noviembre de 2008

La edad de Cristo

(Aqui en mis treinta hace tres años ya... con el Mik Peraza de fondo cantando el happy b-day)

Estoy convencida que la edad es relativa, se lleva en el corazón como un reloj que corre muy deprisa o que va muy despacio.
He cumplido ya 33 años de vida en este planeta Tierra. Soy una vieja para mis sobrinos, una niña para mis padres. Aún no he expulsado a los mercaderes del templo, no me han crucificado, apenas un par de milagros multiplicando el vino.
Estoy convencida que la edad es relativa, se lleva en el corazón como un reloj que corre muy deprisa o que va muy despacio. Hay días que me siento agotada como una ancianita que ha vivido mucho, pero hay noches que tengo la energía y la fuerza de una adolescente dispuesta a tragarse la noche y escupir vida en cada segundo. También hay momentos en que no soy ni joven ni vieja, no tengo edad, el tiempo deja de ser un concepto para barajar.
Para ser sincera, nunca he creído que la edad sea importante. No me molesto en ocultar cuántos años tengo, no me avergüenzo de mis canas (aunque al Tavo claro que le desagradan) , ni estoy ahorrando para el Botox, ni para la liposucción.
Si, hubo un tiempo en que me sumaba años pero más bien era una treta para poder entrar a las discotecas que me llamaban como el lobo a Caperucita Roja. Y el día que empiece a quitarme años seguramente será para copiarle al Alzehimer su lucha por arrebatarme los recuerdos. Mientras tanto procuro disfrutar de la vida, sin etiquetarme mucho, pues luego pesan los cartelitos que te obligan a ser o pensar de determinada manera.
Con 33 años no puedo asegurar que estoy a la mitad de mi vida, porque creo firmemente en las sorpresas que nos depara el destino, y sé que sólo la muerte es segura. Puede que suceda mañana y que todos mis sueños e ilusiones quepan entonces en la caja donde vaya mi cuerpo tieso también. Así que ahora procuro disfrutar cada momento como si fuese el último. Ya no soy aquella adolescente que pasaba días enteros encerrada en su cuarto, tratando de sacarle la verdad al espejito, espejito. Hoy, soy una hija agradecida, una madre culpable de todo anticipadamente y trato de ser una buena mujer y una excelente amiga.
Cuando muera, cuando mi cumpleaños sea un término obsoleto, entonces sí, este cuento se habrá acabado.
Y al lado de mi nombre, habrá dos fechas.

La Lucha Diaria publicada en el Quetzalteco el martes 18 de noviembre del 2008)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Señorita Lucía Escobar:
Tuve la oportunidad de leer su columna “La Edad de Cristo”. Me identifique tanto con el texto y me llamó poderosamente la atención ya que el año 2007 fue para mi, el de la “Edad de Cristo”.
La felicito!!! 33 años que se van con tanta prisa; dice la canción. Se la recomiendo, es de Julio Iglesias.

Luego de un viaje de Guatemala a Quetzaltenango, cuatro horas con treinta minutos, fue así cómo este día 18 de Noviembre 2008, escogí el Restaurante Albamar del Centro Histórico para Cenar, y fue allí donde me permitieron leer el Quetzalteco.



Me impresiono su redacción y la forma en que utilizando tan pocas líneas, expreso tanto, que me permití pensar en poder conocerla, y asimilar su energía y sabiduría.

Le escribo por esta vía y aprovecho para Saludarla.

Éxitos continuos…

Anónimo dijo...

Lucha.... esa foto es vieja...te estas quitando años... que contradicción...!!!!!!!1

Anónimo dijo...

bienvenida a la realidad nacional,
es bueno despertar a tiempo,y saber con certeza quien es el enemigo,no lo sabe?
son los que venden cigarros alegres,extacis, y demas.

Anónimo dijo...

Feliz cumple!
Maria