La crisis de la que hablan los periódicos del planeta Tierra me parece tan surrealista, como el gusto del llamado primer mundo por los príncipes y las princesas. Surrealista pero no poético. Los dadaístas hipotecan, inyectan y quiebran mundos con más elegancia que los corredores de Bolsa. La especulación es un poema sin palabras. La crisis es una histeria colectiva que nunca termina de llegar del todo, es como el mañana.Y por mucho que los medios de comunicación hablen de recesiones y vacas flacas, las tiendas de ropa fina y joyas siguen abarrotadas en la Unión Europea. Muchos encuentran en el consumismo la panacea para su vacío interior. Vaya que les dará miedo quedarse desnudos de marcas y encontrar que bajo tantos trapos caros, no existe un corazón cálido. Hay crisis, alegan quienes antes de vender el Porsche o quitarse el anillo de oro, prefieren despedir a algunos peones o evadir más impuestos. ¿Qué es más patético? ¿Un pueblo desordenado, sucio pero cálido, o una ciudad ordenada y limpia, pero tan fría que sus jóvenes se suicidan en la misma proporción que los niños latinoamericanos se mueren de hambre? Yo no lo sé.En estos tiempos, llamados críticos, agradezco no tener nada que perder, no me verán saltando de un penthouse, no me cortaré las venas en una bañera de I. No dejaré de comer salmón, ni queso camembert con tristeza absoluta. Seguiré comprando ropa de paca, regateando en el mercado y disfrutando las tortillas con frijoles. Viajar continuará siendo una sorpresa linda que me regala la vida, que por supuesto anhelo, pero no me quita el sueño.Y la crisis, cuando venga de verdad, la confrontaré con risa.
(La Lucha Libre publicada el 5 de noviembre del 2008 en el periódico de Guatemala)
2 comentarios:
Primera columna que escibis, Luchi, que tiene sentido comun y es buena. Tal vez este viaje te este ayudando a ordenar tus pensamientos. Enhorabuena
que pesado este señor, no le hagas caso lucha
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