lunes, 12 de enero de 2009

De abuelos


(Foto: Lucha E. Nicolás con los abuelos en San Juan La Laguna)

Son los olvidados de la sociedad, los maltratados por el sistema, los que ya fueron exprimidos, los que dieron todo y sólo esperan terminar sus días con dignidad.
Son los abuelos y abuelas, los ancianos, viejitos, cascaritas. Están aquí para recordarnos el ciclo de la vida, la naturaleza de nuestro cuerpo, el destino al que anhelamos llegar, si antes no nos matan de un balazo o un busazo.
En la cultura maya, los abuelos representan a todos los antepasados y son vistos como gente sabia. Ellos y ellas con sus pelos blancos, y su piel surcada por las arrugas, son como las raíces que nos aferran fuerte a la Tierra. Representan nuestra historia, la semilla de la cual salimos, la esencia de lo que seremos algún día.
La forma en que tratamos a nuestros abuelos, refleja lo que somos, lo que nos espera. Como sociedad, no se puede hablar bien de la manera en que la gente de la tercera edad sobrevive su vejez. Es sobrecogedor ver a muchos mendigando en los semáforos, esperando la muerte bajo los portales, olvidados en los asilos. Pero lo que más rabia me da, son las míseras pensiones que el Estado les otorga por años y años de trabajo y esfuerzo. Hay personas que reciben menos de trescientos quetzales mensuales y que deben intentar pagar renta, comer y curarse con esa pequeña cantidad. Mientras tanto, los burócratas siguen robando y robando.
Encima de eso, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS no tiene una política que dignifique la vejez, sino todo lo contrario. Muchos ancianos mueren en los pasillos de los hospitales nacionales esperando sus medicinas, una operación o una receta que les alivie la existencia. Las empresas o instituciones privadas tampoco tienen consideraciones con los mayores como darles descuento en los servicios, evitarles hacer largas colas o facilitarles los trámites complicados y engorrosos.
Que sabio sería volver a ver los ancianos, tratar de aprender de su experiencia y sabiduría, ser humildes, respetuosos y compresivos con ellos. Porque al fin y al cabo, todos vamos hacia ahí.
Así que nuestras políticas pro vejez tarde o temprano nos incumbirán.

(Lucha Diaria publicada en el Quetzalteco el 13 de enero del 2009)

1 comentario:

Anónimo dijo...

un tema que ya le hacía falta tocar