Ese primer grito que di al nacer, no fue para llenar mis pulmones de aire, sino que fue un grito de angustia. Tenía terror de salir y dejar mi tranquila y plácida vida amniótica. Pero nadie me pidió mi opinión. Como Eva, también fui expulsada del paraíso, desnuda y hambrienta. Mi madre me abrazó y sentí su miedo a tenerme, a perderme, a cuidarme. Intuí que estaba rodeada de un miedo ancestral y lejano, con olor a Dinosaurio y Amargasaurio.
Crecí con mil terrores bajo la manga: a caerme, a perder el año, a hacerme pipí en la clase, a no saber deletrear, a que no me quisieran, a la ridiculez, a las paredes que oían todo, al qué dirán. Con la adolescencia a cuestas, sentía pánico de existir, miedo a la pobreza, a no gustarle a los hombres, a las espinillas, a la gordura, a ser estúpida y mediocre. Sobreviví a la adolescencia y fui Diosa.
Durante algunos años, ese sentimiento desagradable desapareció, me sentía una kamikaze, valiente, invencible, gigante. Corría riesgos, retaba todo. La vida castigó mi osadía con el cruel beso de la muerte. Descubrí que vivía en el país donde los miedos se hacen realidad. Me encogí como un cochinito, volví a dormir en posición fetal. Y ya nunca más olvidé ese sentimiento amargo y triste que es el miedo a perder lo que se ama.
Ahora que soy madre, finjo que soy fuerte, disimulo, me hago la cabrona. Pero ¿saben? En las noches, cuando todas las luces se apagaron ya, y el latido de mi corazón me parece demasiado fuerte, puedo sentir la emboscada de todos mis miedos juntos.
Y sé que el más terrible de todos, es el único real e ineludible, ya que tarde o temprano me convertiré en nada, dejaré de escribir, de respirar, de existir.
Y quizá entonces, finalmente deje de tener tanto miedo.
(La Lucha libre publicada miércoles 21 de enero del 2009 en el periódico)* a causa del miedo
2 comentarios:
Nunca mejor descrito Lucha. El miedo es como la sombra...
Que buena se la echo.
El país donde los miedos se hacen realidad...interesante descripción.
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