Por supuesto que no todo es ineficiencia alrededor del Lago de Atitlán. Mientras los burócratas la cagan por un lado, existen muchos pobladores que trabajan en pro de la conservación de la cuenca.
Por otro lado, no entiendo porque la comunidad internacional, que dona millones de millones a esta región, no apoya los proyectos que ya existen, que ya funcionan, que ya han demostrado que hacen cosas sin presupuesto. En cambio, insisten en hacer nuevos estudios e informes, y luego dan el dinero a los mismos, que llevan años robando y que son burócratas del oenegismo.
Pienso por ejemplo en Pura Vida, el movimiento que empezó Susana Heisse, y que hemos seguido muchas personas e incluso colegios como el Montesori en la capi o el Hotel Posada de Don Rodrigo en Panajachel. Es un método sencillo y que reduce a niveles insospechados nuestro desperdicio. Consiste en meter los plásticos blandos en botellas vacías de agua o gaseosas. Luego estos son como ecoladrillos que sirven para construir. Existe un manual de reciclaje que hizo Heisse y otros voluntarios, que debería usarse en todas las municipalidades del país. Pero no parece existir un verdadero deseo de cambiar la realidad.
Para reciclar no se requieren gastos extras, al contrario, los recursos se multiplican. Lo que para unos es basura para otros es material de trabajo. Y aquí también me remito a Waste Weawers y su impulsora Nathalie Verwilghen. Ella lideró un proyecto con mujeres indígenas para "tejer" basura de ricitos y tortrix. Comenzaron a producir cinchos, bolsas, monederos y accesorios muy originales y vistosos. A ella, también le faltó apoyo para seguir adelante con esta idea que además de ecológica, contribuía a elevar el nivel de ingresos de muchas mujeres.
Entonces… ¿por qué no apoyar estas iniciativas que sí funcionan?
Por otro lado, no entiendo porque la comunidad internacional, que dona millones de millones a esta región, no apoya los proyectos que ya existen, que ya funcionan, que ya han demostrado que hacen cosas sin presupuesto. En cambio, insisten en hacer nuevos estudios e informes, y luego dan el dinero a los mismos, que llevan años robando y que son burócratas del oenegismo.
Pienso por ejemplo en Pura Vida, el movimiento que empezó Susana Heisse, y que hemos seguido muchas personas e incluso colegios como el Montesori en la capi o el Hotel Posada de Don Rodrigo en Panajachel. Es un método sencillo y que reduce a niveles insospechados nuestro desperdicio. Consiste en meter los plásticos blandos en botellas vacías de agua o gaseosas. Luego estos son como ecoladrillos que sirven para construir. Existe un manual de reciclaje que hizo Heisse y otros voluntarios, que debería usarse en todas las municipalidades del país. Pero no parece existir un verdadero deseo de cambiar la realidad.
Para reciclar no se requieren gastos extras, al contrario, los recursos se multiplican. Lo que para unos es basura para otros es material de trabajo. Y aquí también me remito a Waste Weawers y su impulsora Nathalie Verwilghen. Ella lideró un proyecto con mujeres indígenas para "tejer" basura de ricitos y tortrix. Comenzaron a producir cinchos, bolsas, monederos y accesorios muy originales y vistosos. A ella, también le faltó apoyo para seguir adelante con esta idea que además de ecológica, contribuía a elevar el nivel de ingresos de muchas mujeres.
Entonces… ¿por qué no apoyar estas iniciativas que sí funcionan?
¿Por qué no tenemos una política pública simple pero clara? (continuará…)
(Lucha Libre del miércoles 11 de enero del 2009 en elPeriódico)
1 comentario:
Leí tu artículo hoy en el Periódico. Te felicito, te apoyo y estamos contigo, con ustedes y con el Lago. Un abrazo,
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