miércoles, 9 de noviembre de 2011

Otro ciclo

¡Qué bueno que no vivimos en un mundo estático! ¡Qué aburrido sería acostumbrarnos a todo y no esperar ya sobresaltos ni cambios! Tenemos un nuevo Presidente, que no es un estadista ni mucho menos un hombre de paz. Llegó a donde se encuentra, prometiendo mano dura y recordándonos un pasado de guerra y violencia. Lo bueno es que el Presidente es solo un empleado público con un buen sueldo y con una misión clara de cumplir: velar por los intereses de todos los guatemaltecos. Con el dedo manchado de tinta o con las manos limpias a lo Poncio Pilatos, nuestro trabajo como ciudadanos apenas empieza. Antes de deprimirnos por lo que viene, debemos sacar fuerza de la flaqueza para reivindicar nuestros principios. Yo quiero paz, quiero libertad, quiero justicia, quiero un mundo más parejo; menos dispar, menos violento, más amigable. Por mucho que tengamos a un militar como cabeza de gobierno y Maná siga llenando estadios, ya no son los años ochenta. Ya no pueden seguir sucediendo masacres, ni linchamientos, ni saqueos a las arcas del Estado sin que hayan consecuencias para los que comenten estos actos. Como dice el documental: “La historia de las cosas": somos nosotros, la gente, la que ha creado este sistema en el que vivimos y por lo tanto, somos también quienes podemos cambiarlo. Yo voto por radicalizar nuestros actos y asumir la existencia que nos reclama una conducta digna y solidaria. Son tiempos de cambio y no podemos seguir con actitudes retrógradas. Por cada privilegio que perdemos, ganamos experiencias más enriquecedoras. No hay que temer al cambio.

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