El Nobel olvidado

Ayer, hace cuarenta años el nombre de Guatemala dio la vuelta al mundo cuando Miguel Ángel Asturias se convirtió en el primer novelista en lengua española en hacerse acreedor al prestigioso Premio Nobel de Literatura que le entregó en persona el Rey de Suecia.
Pero cuando yo era adolescente y me obligaron a leer el Señor Presidente, no me importaban los premios, ni las condecoraciones de ese señor narizón, por que me caían mal las lecturas obligadas, no podía sentirles la gracia. Por ello quizá es que nunca me gusto ese libro.
Tengo recuerdos del ultimo año de la secundaria hurgando con mi mejor amigo en la biblioteca del colegio para encontrar la trilogía asturiana. Y luego, años después mi encuentro personal y espontáneo con Hombres de Maíz cambio por completo mi percepción de Asturias.
Hombres de Maíz es un libro mítico, hermoso, chistoso como somos nosotros, trágico como nuestra historia, lleno de guatemalidades, de música de selva y mazorca. A partir de la lectura de Hombres de Maíz, volví a respetar a Asturias, ya sin la imposición escolar, si no con un respeto nacido de leerlo y conocerlo. Tengo recuerdos especiales que me atan a ese libro; como la Tecuna que me persigue en sueños o aquella edición eternamente inconclusa por la muerte trágica de quién lo leía.
Pero eso no tiene nada que ver con la fiesta que debería ser este país en dichas celebraciones. Estoy segura que por ejemplo Paris ha celebrado con más honores esta efeméride tan importante que los guatemaltecos han pasado por alto. Apenas un par de actividades sin trascendiera. ¿Cuántos suplementos espaciales dedicados a Asturias en los periódicos? ¿Cuántos foros, conversatorios, seminarios, exposiciones, cátedras especiales, retrospectivas, libros publicó u organizó el ministerio de Cultura y deportes de Guatemala? ¿Celebraron en los departamentos esta fecha? ¿Habrá salido una moneda especial o al menos una serie de sellos recordando el evento? Supongo que no.
Cómo culpar a la gente común de este olvido y desdén hacía Asturias, si nuestras mismas autoridades culturales son ignorantes y carecen por completo de entusiasmo, creatividad y presupuesto.

(Lucha Diaria publicada el martes 11 de noviembre del 2007)