miércoles, 4 de enero de 2012

Mala educación buena


Todo niño tiene derecho a la educación y todo padre o madre a procurar que sea la mejor. Si se es millonario no hay problema, se compra la educación más exclusiva y completa. Que sepa inglés, francés, kaqchikel o que aprenda jugando en un sistema Waldorf o Montessori. Si se tiene vocación y tiempo, hasta se puede decidir hacer la escuela en casa y evitar así que los vistan de “inditos” para jugar a mercado o que les enseñen que el rosado es de mujeres y el azul de hombres. Si se es pobre no hay opción, la escuela pública más cercana y que le agradezcan a Dios por la oportunidad. Si se es clase media, empieza el peregrinaje en búsqueda de un colegio que se pueda pagar y que brinde al menos lo mínimo para que los niños vayan adquiriendo conocimientos. Pero no solo es de llegar e inscribirlos, el niño debe hacer un examen de admisión y dependiendo de los resultados el colegio resolverá si lo admite o no. Como madre, yo quisiera que mis hijos fueran los que calificaran a los maestros y no al revés, ya que ellos son los clientes y quienes cargarán el resto de sus vidas con lo que ahí aprendan. Confío más en el criterio de selección de mis chiquitos que en un director que desde su pedestal de sabelotodo juzgará el saber de mis niños. Lástima que la vida no es como yo creo que debería ser. Durante años, he procurado la alegría y el crecimiento intelectual de mis hijos, más que engrandecer sus posesiones materiales. Hoy me toca encomendarlos a “cualquier colegio” y soñar con que la educación que reciban afuera no los marcará tanto como la que reciben en casa. No vaya a ser que me los deseduquen mucho.

(Columna publicada en elPeriódico el miércoles 4 de enero del 2012)

4 comentarios:

Gennaarti dijo...

El centro escolar es en donde nuestros hijos pasan más horas al día que en casa, por lo tanto apoyo tu opinión de que deberían ser los niños y no los maestros o directores quienes evalúen al centro de estudios, que sean ellos quienes opinen si les gusta o no, si cubren las espectativas de lo que los niños buscan y desean recibir de un colegio o escuela.

Anónimo dijo...

En relación a su articulo Mala educación, le comparto este articulo sobre la mejor educación en el mundo, Finlandia.

Espero le aporte algo


http://www.otraescuelaesposible.es/pdf/secretos_finlandia.pdf

Claudella dijo...

Hola Lucia,
Semana a semana disfruto mucho su columna en El Periodico. Debo confesarle que no comparto su opinión la mitad de las veces, pero disfruto mucho su redacción provocadora que siempre me deja pensado.
Le escribo porque en referencia a su columna de hoy, le quiero contar una anécdota de una maestra muy querida de mi colegio que hace poco me acabo de encontrar. Le pregunté si seguía trabajando en el colegio y me contó que no, que había dejado de un lado la educación y que las cosas en el colegio ya no eran iguales. Cómo es eso? le pregunté, y me contó lo siguiente: "Cuando tu estabas en el colegio, los niños nos respetaban, y los padres reconocían nuestra autoridad. Pero ahora, imaginate que un alumno (de 3ro primaria) dejó caer su lápiz de su escritorio y me dijo que se lo recogiera. Yo le dije que él lo había dejado caer así que lo tenía que recoger él mismo. Y me contestó que era mi obligación recogerlo porque yo trabajaba para él y que se iba a quejar con su papás". Ijuela!! donde quedó el respeto que sentíamos por nuestros maestros? por los adultos? Recuerdo cuando mi mamá iba a las juntas con los profesores y el problema que se me armaba si el profe decía algo malo de uno. Ahora es lo opuesto!! si el profe habla mal de uno se queda sin trabajo!!
El niño no es el cliente, son los padres. Es responsabilidad de nosotros velar por su buena educación tanto en casa como en el colegio, y estoy convencida que la educación del chiquito viene de la casa y esta es la que prevalece este donde este.
Me preocupa cuando expresa en su columna que confía más en el criterio de sus chiquitos que en el del profesor. Por supuesto que confío que mi hijo me dice la verdad, pero recuerde que a nadie nos gusta que nos llamen la atención, y cuando lo regañan en el colegio, por supuesto que "su criterio" es que el profe "le lleva ganas". Somos nosotros la guía de nuestros hijos y depositamos nuestra confianza en sus profesores para complementar su enseñanza. Debemos enseñarles a pensar, a cuestionarse y cuestionar sin faltar el respeto a nadie, a respetar la opinión de otros aunque no la compartan. Pero que pasa si él sale de la casa pensando que el colegio le tiene que servir y que los profes son sus empleados, entonces me pregunto si este chiquito de alma inexperta sabrá valorar lo que el profesor tiene que enseñarle? a qué autoridad responderá cuando sea adulto? Me encuentro con este tipo de adultos todos los días, gente que no respeta las señales de transito, que maltratan al guardia de seguridad porque les indica que ahí no se pueden estacionar o al mesero que les dice que no esta permitido fumar, gente que cree que todo lo sabe y que siempre tiene la razón, gente que no respeta el criterio de los demás, y que se mofan de los que pensamos diferente. Me aterroriza pensar que Guatemala se vea invadida por este tipo de ciudadanos. Necesitamos ciudadanos con valores, que se expresen y cuestionen sin violencia, respetuosos de la ley, de las ideas de los demás y de sus semejantes.

Feliz año!
Claudella

p.d. Me gusto su columna del día de los inocentes!

Alvaro dijo...

Yo estudié en un colegio privado en Guatemala entre 80s y 90s y con tan solo recordar el autoritarismo fascista de la época me da nauseas. Cada lunes debíamos cantar el horrible himno de los guatemaltecos, que ni entonces ni ahora termino de entender; así como jurarle lealtad al pedazo de tela desteñida con un pájaro triste y armado en el centro; igualito que los matones que entonces andaban masacrando indios en los montes.
Cada vez que entraba un adulto nosotros debíamos brincar como marionetas y saludar en coro y que decir de cada maldito 15 de septiembre en el que las escuelas se trasformaban en ruidosos y abominables zoologicos, casi tan horribles como los 30s de junio solo que a escala.
Si ese es el modelo educativo que se sigue utilizando en Guate, lo mejor es educar uno mismo a sus hijos y evitarles, como en mi caso y el de TODA mi generación, sufrir traumas y taras insuperables el resto de sus días.