jueves, 7 de agosto de 2014

Desalojo

Empiezo a creer que la indiferencia es un mecanismo de defensa necesario para la salud del guatemalteco medio. Y es que nadie puede andar entristeciéndose por cada injusticia que sucede en el país. Así que si usted por ejemplo pasó la semana pasada frente al periférico, imagino que hizo un gran esfuerzo por no comenzar a llorar ante la imagen de niños y señoras cargando con su casa a cuestas. Imagino que usted, querido lector, no estaba enojado por el tránsito que provocó lo que algunos medios de comunicación llamaron “desalojo voluntario” si no por la injusticia del sistema. Lo bueno es que antes de ponerse a pensar en esa situación, el noticiero de la radio le dio la excusa que buscaba para poder dormir bien y seguro de que su indiferencia es necesaria, escuchó lo que necesitaba; que los desalojados son en realidad delincuentes ya que nadie en su sano juicio invade terrenos que no son suyos. Con eso le evitan la molestia de preguntarse ¿Cómo es que tenían luz y agua durante más de un año en esos terrenos que están a punto de caerse en el barranco? O ¿Desde cuándo viene este problema? Para evitar salir de la burbuja es mejor pensar que esa gente en realidad son puros delincuentes, acostumbrados a lo regalado, a no trabajar porque aquí es buen negocio ser pobre, ya que hay tantos y piden tanto que seguro de eso viven, claro está, apoyados por los terroristas de los derechos humanos. No salga de su burbuja, querido lector, es más cómodo y más sano creer que los pobres son pobres porque así lo quiere Dios. ¿Quiénes somos para cuestionar la voluntad del santísimo?

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