Como unos no viven sin fiambre el 1 de noviembre, yo ya casi ya no vivo sin ese pueblo loco. En el corazón de los Cuchumatanes y de mis muertos se encuentra el poblado de Todos Santos, algarabía mam por excelencia, marimba, incienso, feria, neblina, caballos, polvo y sorpresa. Pantalones rojos cabalgan en un trance mortal, antrapados entre varas y estrellas. El octavo, las flores de plástico, las tumbas llenas de músicos y fiesta, el cordero en caldo con tamalito, el humo que se mezcla con la música, la rueda de Chicago, la Lotería, el bolo, los bolos, el exuberante rojo de los pantalones llevados algunos con orgullo y solemnidad pero ahogados en la gallo al tiempo y alguna otra bebida espirituosa. ¡Que bien me hubiera caído ir este año!
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