La inseguridad en Guatemala es cada vez más insoportable. El descontrol, el caos, el desinterés en las instituciones del Estado por resolver los problemas que apremian a los guatemaltecos me desconsuela. Me siento inútil ante la corrupción, la negligencia y el desinterés que reina en tantos compatriotas por luchar para tener un país mejor.
Cada día que tenemos en este mundo, es un día en el que podemos ser parte de la solución y no del problema. Todos tenemos nuestra cuota de poder en el mundo, somos agentes de cambio ya sea positivo o negativo. Y todo lo que hacemos por la gente a nuestro alrededor se nos regresa con creces. Con esa lógica de pensamiento no se necesitarían tantas amenazas ni represión para terminar con la violencia que nos agobia.
Un amigo me dijo el otro día, que los jóvenes y los niños de hoy creen que la violencia es la única arma que tienen para sobrevivir en este mundo y que creen que ahí están las soluciones para todo. ¿Será cierto eso? ¿Será la violencia lo único que comen los guatemaltecos? Con muy poco esfuerzo dirijo mi cerebrito a la Cañada, en la zona 14 de Guate city y veo una generación de chavos que crecen entre las ametralladoras de sus guardaespaldas, el alambre espigado que corona sus castillos y la adrenalina de la coca y el poder en sus venas. De un salto voy a una colonia cualquiera de la zona once o cinco y veo los mismos jóvenes de piel un poco más tostada por el sol, deslumbrados por las armas de los video juegos y los golpes secos de sus padrastros contra sus madres, o del vecino que moretea sus crías. Y luego vuelo hasta un pueblo pobre del Altiplano o bien a la costa guatemalteca y me encuentro con niños y niñas tratados como los peores esclavos, sin derecho a la educación a la risa, ni al gozo.
Y pienso que aunque sea cierto que existe una generación amamantada por la sangre y los golpes, debe existir adentro de ellos, un poquito de amor, una semilla de alegría, alimentada por el color del cielo, el azul de algún río, la inmensidad de un paisaje hermoso, capaz de activar en ellos el deseo de cambio y el amor.
Eso o soy una pinche jipi perdida en la utopía.
(Lucha Diaria publicada en elQuetzalteco del martes 1 de abril del 2008)
1 comentario:
es triste saberlo, es triste vivir con el, es triste decir que la única forma que conocen los jovenes de hoy es la fuerza, la fuerza de la violencia a estos nos ha llevado años de guerra civil y politicas de educación mal encaminadas creo firmemente que si le damos educación a cada niño del país comenzaremos forjando un mejor futuro para todos lo guatemaltecos y la violencia solo sea un recuerdo que se pierda en el tiempo.
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