Karla no para de hablar de la escuela. Desde que tenía tres años sueña con este momento. Ahora compartirá su tiempo entre la venta de típicos y la escuela. Al menos durante la tarde, dejará su puesto comercial para sentirse una niña normal con derecho a aprender y jugar. La ví ayer forrar sus útiles, debajo de la mesa dónde su madre vende artesanías.
Nicolás no deja de repetir el nombre de su maestra. Hoy enfrentará por primera vez el mundo de maestras, recreos y aprendizajes. Ahora tendrá que pedir permiso para ir al baño, aceptar que no es el centro del universo y dejar los berrinches atrás. Aprenderá a comerse toda su refacción y a estar sin sus padres un rato en la tarde.
A Rodrigo lo ví como siempre con su caja de lustre en una mano y su banquito en otra. Le pregunté si empezaría pronto la escuela y en sus ojos ví reflejarse el rocío de la madrugada. Me contó que este año sus padres no habían logrado inscribirlo porque habían tenido muchos gastos en navidad y no podrían pagarle la escuela. “Este año sólo trabajo” me confesó antes de salir corriendo a atender un cliente.
Yessenia no se quiere levantar, tiene siete años y por fin irá a la escuela. Tiene miedo de ser muy grande en comparación con las otras compañeritas, piensa que es tonta y no aprenderá, pues eso es lo que le han dicho sus padres toda la vida. Yessenia tiene miedo, esta asustada y quiere llorar ya que no se siente apta para estudiar. Tengo fe de que nos va a sorprender cuando deje atrás sus temores y se adentre en el mundo de las letras.
Ayer Joaquín se acostó con el atardecer, quería dormir toda la noche para despertarse fresco y con fuerzas. Este año empieza una doble jornada. En la mañana aprenderá ingles, computación y ciencias en un colegio privado y en la tarde aprenderá a escribir y a convivir en la escuela de su comunidad. Pasará todo el día ocupado, y verá a sus padres muy poco. Joaquín esta feliz de que su capacidad e inteligencia puedan potenciarse.
Todos los niños y niñas tienen derecho a la educación. Los guatemaltecos debemos luchar porque este derecho se respete en todos los casos.
(Columna Lucha Diaria publicada en elQuetzalteco el martes 15 de enero)
Nicolás no deja de repetir el nombre de su maestra. Hoy enfrentará por primera vez el mundo de maestras, recreos y aprendizajes. Ahora tendrá que pedir permiso para ir al baño, aceptar que no es el centro del universo y dejar los berrinches atrás. Aprenderá a comerse toda su refacción y a estar sin sus padres un rato en la tarde.
A Rodrigo lo ví como siempre con su caja de lustre en una mano y su banquito en otra. Le pregunté si empezaría pronto la escuela y en sus ojos ví reflejarse el rocío de la madrugada. Me contó que este año sus padres no habían logrado inscribirlo porque habían tenido muchos gastos en navidad y no podrían pagarle la escuela. “Este año sólo trabajo” me confesó antes de salir corriendo a atender un cliente.
Yessenia no se quiere levantar, tiene siete años y por fin irá a la escuela. Tiene miedo de ser muy grande en comparación con las otras compañeritas, piensa que es tonta y no aprenderá, pues eso es lo que le han dicho sus padres toda la vida. Yessenia tiene miedo, esta asustada y quiere llorar ya que no se siente apta para estudiar. Tengo fe de que nos va a sorprender cuando deje atrás sus temores y se adentre en el mundo de las letras.
Ayer Joaquín se acostó con el atardecer, quería dormir toda la noche para despertarse fresco y con fuerzas. Este año empieza una doble jornada. En la mañana aprenderá ingles, computación y ciencias en un colegio privado y en la tarde aprenderá a escribir y a convivir en la escuela de su comunidad. Pasará todo el día ocupado, y verá a sus padres muy poco. Joaquín esta feliz de que su capacidad e inteligencia puedan potenciarse.
Todos los niños y niñas tienen derecho a la educación. Los guatemaltecos debemos luchar porque este derecho se respete en todos los casos.
(Columna Lucha Diaria publicada en elQuetzalteco el martes 15 de enero)
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