He vivido la semana “santa” del otro lado de la barra. Abri cientos de chelas y preparé otros tantos tragos. A parte de ese uno por ciento de bolos mala copa, la mayoría de la gente que sale a parrandear son adultos que trabajan entre semana y en sus tiempos libres se toman traguitos. Son gente responsable, que paga impuestos, maneja carros y es “productiva”, ese adjetivo calificativo que tanto aprecia la sociedad. A pesar de eso, todos las noches, su derecho al libre albeldrío, y también el mío, se ve vulnerado, violado, pisoteado por la absurda y además mentirosa Ley Seca. Todo el mundo sabe que en Guatemala se vende y compra alcohol después de la una de mañana en miles de lugares. El diputado que nunca lo ha hecho que me tire la primera piedra. Lo unico que esa ley hace, es volver mas peligrosa una transacción que debería enmarcarse “sagrada” bajo lo que llaman libre mercado y algunos defienden con uñas y dientes. Imaginese usted al turista español o gringo, buscando una cantina abierta en una zona marginal para conseguir un poco mas de sana diversión. Por otro lado, si el consumo de alcohol continua despues de media noche y las transacciones monetarias igual se dan, entonces vemos que el que mas pierde es el Estado. Ya que de esa cantidad de alcohol vendido después de la una de la mañana no se pagan impuestos. Es un montón de dinero que podría ir a las anorexicas arcas del Estado para justamente educar sobre el alcholismo o para realizar campañas que eviten el exceso y los accidentes automovilisticos. ¿Cómo es posible que se permita vender cerveza a menos de cien metros de centros educativos pero se prohibe a los adultos comprarla cuando asi lo deseen? Eso me confirma lo vigente que sigue siendo la “Carta al señor legislador de la ley de estupefacientes” escrita a principios del siglo pasado por Antonin Artaud y que comienza con la famosa frase: es usted un castrado.
(Lucha Libre publicada el miércoles 26 de marzo del 2008 en elPeriodico)
1 comentario:
Yo que vos me ando con cuidado Lucía, con eso que algunos diputados son tan 'cara dura' que por ahí y te cae una piedra.
La ley seca tiene sus cosas buenas (si en verdad se respetara) el problema es que no solamente dejan de pagar impuestos esas cervecitas vendidas clandestinamente, sino algunos hasta te las venden más cara.
Nos falta educarnos, para querer que se cumplan leyes sin tomar las precauciones que se deben.
Tamos pizados.
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