Fin de año en Guatemala, poblado de personajes dignos de la mejor antología surrealista. El primer lugar se lo lleva sin duda, el gordito de la Coca Cola; barba de Quijote, moda a lo Caperucita Roja, panza como trofeo al exceso, homenaje a la gula y al consumismo voraz. Su hogar son los centros comerciales, en donde hace de silla a niños y niñas, que esperaron en calma cola, por su dosis de engaño. De fantasía, diría el genio Walt.
Gorros rojos en los semáforos, en las tiendas de lencería fina, en las protuberancias de las edecanes, en el pastel del convivio.
La Guadalupe no es una virgen, sino el comienzo de un viaje embriagador y difuso hacía el alcoholismo. La maldición gitana se espera como el maná del cielo. A los niños se les hace bigote y a las niñas chapas rojas. Que linda se ve la virgen con su güipil. Que hermoso José con su morral. Precioso el niño Jesús en el pesebre pobre.
Ositos de peluche para adornar el templo, caldo de huevo para la goma, regalos para quedar bien, aguinaldo para pagar las deudas, alka seltzer para el exceso, tamales para el patrón, canasta de plástico para la muchacha, fetiche para mi amor. Hay que acabarse el presupuesto de la nación. Compra, nena, compra.
Los niños de la CA-1 ensayan para decir adiós, siempre hay un alma buena que tira dulces desde el automóvil. La prensa otra vez olvidó que Scooby Doo ganó el segundo lugar en el Convite de Chichicastenango. He-man muestra celos, Rambo será el próximo año, la Hello Kity está cansada de ensayar también para el baile del torito.
Un villancico taladra mi cabeza, escucho las campanitas sacudirse la nieve del Polo Norte sobre un pinabete en extinción. Nadie me invita a una posada. Muero por el ponche y el sonido de las tortugas.
¿Qué se sentirá ser canchifín?
(La Lucha Libre publicada el miércoles 10 de diciembre en el Periodico)
1 comentario:
No sé, pero por ahí dicen que hay quienes piensan que las palomas vuelan porque tienen un motorsito en el culo.
Publicar un comentario