Canopus y la espontaneidad en la música

Hace más de doce años el músico Guido Aguilar tuvo un sueño en el que se veía con varios amigos dándole un concierto a los árboles y bosques del planeta para devolverle un poco de lo que había recibido.
Se lo contó a su amigo Jorge Cabrera, arquitecto ecologista que lo instó a hacer realidad su sueño, logrando que unas treinta personas de edades muy diversas se juntaran a tocar música improvisada a los árboles y bosques.
Ese día, Guido, Jorge y Víctor Kairé se abrazaron unidos por las cabezas. Víctor, quién es conocedor de astronomía les dijo que estaban iluminados y unidos por la energía de una gran estrella que alumbraba sobre sus cabezas: Canopus.
Es así como empezó este grupo tan productivo que grabo 400 sesiones en casetes y 23 en disco compacto y que definen su estilo como impresionismo clásico cuántico.
La última recién producida lleva de nombre Underground y se venderá formalmente en el país, por primera vez.
De esa experiencia, y algunos recuerdos anteriores platicamos con Guido Aguilar en su casa en Panajachel.

Después de ese concierto para la madre tierra ¿qué sucedió?
Empezamos a juntarnos dos veces por semana, pero se redujeron a la mitad cuando nuestras esposas protestaron. Conseguimos instrumentos formales como sintetizadores, guitarras, micrófonos flautas, bansuris, percusiones, etc. Jorge viajó a la India de donde trajo crótalos, sítaras y otros instrumentos exóticos. Yo traje de Bolivia charango, zampoñas, pezuñas de llamas. Nuestra forma de hacer música e improvisar se volvió popular entre nuestros amigos, que poco a poco empezaron a unirse para tocar con nosotros. Así, en cada sesión había diferentes músicos. Mi hermano Ranferí Aguilar, miembro entonces de Alux Nahual, tocó con nosotros algunas veces y nos facilitó su estudio para grabar formalmente.
¿Qué buscabas hacer con estas grabaciones?
Registrar la música que sale espontáneamente de varias almas conectadas en armonía. Compartir nuestra música con quien esté en capacidad y disposición de disfrutarla tanto como nosotros. Buscamos compartir nuestra música que varía según el estado de ánimo de los participantes y de su grado de conexión y va desde música de meditación, electrónica y new age, hasta rock y jazz.
¿Cuántos ejemplares reproducen de cada grabación?
Varía, empezamos sacando copias sólo para los que participaban en cada sesión. Luego para nuestros amigos y algunos fans que empezamos a tener. Pero ahora nuestra producción excede las 200 copias y vamos aumentándola con cada nuevo disco y en función de la demanda.
¿Cuál ha sido la reacción de la gente?
Es variable, le gusta mucho a las personas de mente abierta que meditan y están familiarizados con el new age y la música electrónica. Los que disfrutan el sonido perse, de armonías, melodías y cantos que se entremezclan de maneras poco comunes. He descubierto que los músicos de escuelas más convencionales (y rígidas) no la comprenden como algunos amigos jazzeros, clásicos y cantantes de ópera que no llegan a entender nuestra música, ya que en general carece de estructura. Aunque sea música con armonías complejas, melodías interesantes, desarrolladas de manera larga, sin limitaciones de tiempo y características progresivas. Ellos o no entienden la improvisación (como los clásicos), o consideran que la improvisación debería basarse en acuerdos previos y estructuras melódicas o armónicas pre-definidas y cíclicas (tal y como se improvisa en el jazz). Nos han dicho inclusive que deberíamos seguir reglas...y lo podemos hacer pero eso no es Canopus.
Canopus es libertad de expresión, que a momentos se vuelve casi anárquica para resolver armónica o melódicamente con una unidad básica que se fundamenta en la comunión de las almas de los músicos.
¿Hacia dónde van?
Hacia adelante, seguimos improvisando, cambiando de músicos, mejorando la grabación, la técnica, el concepto y la armonía espiritual entre los músicos.
Lo que buscamos es compartir nuestra música, que se escuche, que se conozca y que se disfrute, que suene en radios no comerciales, que se venda en lugares y círculos bohemios, intelectuales y espirituales, que es lo que mejor representa a nuestro público. Y que otros grupos improvisen como lo hacemos nosotros, con libertad absoluta pero con criterio musical.

El espíritu Canopus Underground
Este disco es un proyecto muy especial, resultado de un grupo de jazz con el que tocamos en Panajachel, mezclado con la música de Percush y de Ranferí Aguilar. Tiene una fuerte influencia de jazz progresivo y blues, aunque a momentos se torna new age con influencias de rock. Tocaron Ranferí Aguilar (guitarra), Josué Barrios (guitarra), Carlos Cush (batería), Chofo Ramos (bajo), Dominik Bulla (trombonista italiano) y Guido Aguilar (teclados).
(Publicado en Ati, la revista del lago, Edición/octubre y noviembre 2007)