He gastado muchas neuronas tratando de entender a mi país. Ni la lectura de La Patria del Criollo, ni las clases en la Universidad, ni los libros de Filóchofo sobre la otra historia, ni siquiera recorrer sus pueblos, conocer a su gente, ser parte de ella, me ha hecho comprender la esencia del guatemalteco promedio. Cuando veo en un mapa lo pequeño de su territorio y lo grande de su cultura me sorprendo. Guatemala es fértil en todo sentido y, sin embargo, ese lugar capaz de parir todo tipo de frutas y verduras de colores y tamaños hermosísimos deja que sus niños y niñas se mueran con el estomago vacío. No lo entiendo, no lo proceso. Tampoco me explico de qué manera un país que aún no ha terminado de curarse las heridas de la guerra, donde aún hay miles de desaparecidos que añoran una lápida en sus tumbas, donde apenas empezamos a desprendernos de la bota militar, pueda pensar en un chafa como presidente. Cuando los golpes de estado son parte de nuestra historia reciente, y los cuarteles militares aún no han terminado de convertirse en universidades, un 23 por ciento sueñe con darle más poder a un militar. Tampoco entiendo, que si los de la oligarquía han sido los patrones y dueños de esta gran finca, y si los indígenas y los pobres, mayoría en Guatemala, están cansados de esa situación ¿por qué los dos finalistas en las elecciones son empresarios que representan este poder social?, y ¿por qué esa mujer indígena que sobrevivió a la guerra, que renació, que hizo valer su derecho a la vida y la expresión, salió casi última en las elecciones? Y luego la hipocresía de los guatemaltecos vean la estampa: niños, jóvenes, adultos, cientos, miles, siguen una tradición que les enaltece el orgullo patrio, van con la antorcha, corren kilómetros y kilómetros, marchan por el país, recitan el Himno Nacional, veneran la Monja y la Ceiba, pero sin ningún pudor ni remordimiento van dejando a su paso latas, botellas, bolsas, basura, plásticos que no recogen y que ensucian ese país que dicen amar. En fin, los guatemaltecos somos una mezcla extraña, vivimos en un país privilegiado, y parecemos no darnos cuenta. Puros parapléjicos del alma.
Publicado en el Quetzalteco, Lucha Diaria 18 de septiembre 2007
1 comentario:
MI NOMBRE ES ZOEL MIRANDA OROZCO
LA FELICITO POR SU ARTICULO QUE LO LEI EN EL QUETZALTECO, DEL DIA MARTES 18, Y MAS EN LA PARTE PENULTIMA, EN DONDE HABLA DE LAS ANTORCHAS Y DE LA IGNORANCIA DE LOS MAESTROS QUE LLEVAN A LOS POBRES PATOJOS A UNA ESCURSION A REPRESENTAR O CONMEMORAR, NO LE ENCUENTRO SENTIDO DE LAS ANTORCHAS, CREO QUE SE QUEDO CORTA, PERO DIO EN UN PUNTO DE LA BASURA QUE HACEMOS EN LAS CALLES Y LE VUELVO A FELICITAR. SIGA ADELANTE DIOS LA BENDIGA.
MI NOMBRE COMO LE REPITO ES ZOEL MIRANDA, SOY SHECANO ORGULLOSAMENTE,
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